
La llegada del mes de abril trae consigo no solo el inicio de la primavera en México, sino también una de las obligaciones fiscales más esperadas y, para algunos, más desconcertantes del año: la declaración anual ante el SAT.
Muchos contribuyentes, tras sumar cuidadosamente todos sus gastos médicos, donativos, colegiaturas y demás deducciones personales, se sorprenden cuando el saldo a favor que les devuelve el fisco resulta ser notablemente menor a la suma total de esos deducibles. ¿Por qué existe esta diferencia?
El proceso para calcular el saldo a favor inicia con la identificación de los “deducibles”, es decir, los gastos que la ley permite restar de los ingresos acumulados del contribuyente. Dentro de esta categoría se ubican pagos por servicios de salud, donativos, aportaciones para el retiro, colegiaturas, entre otros. No obstante, el monto de estos gastos que puede utilizarse como deducción está limitado por ley a un porcentaje máximo sobre los ingresos del interesado. En México, este tope es del 15%.

Pensemos en el caso de una persona que durante el año registró ingresos acumulables por 500 mil pesos. Bajo el límite impuesto, el total máximo deducible asciende a 75 mil pesos. El siguiente paso consiste en restar estos 70 mil pesos a los ingresos, lo que arroja una base gravable de 425 mil pesos. Esta cifra es la base gravable, a partir de ella el SAT determina el monto de Impuesto Sobre la Renta (ISR) que corresponde pagar.
Las autoridades fiscales mexicanas publican anualmente una tabla que divide a los contribuyentes en diferentes rangos de ingresos. En el ejemplo, el rango correspondiente tiene un límite inferior de 374 mil 837.89 pesos y uno superior de 590 mil 795.99 pesos, con una cuota fija asignada de 27.146,52 pesos y un porcentaje de 23.52% sobre el exceso del límite inferior.
La diferencia entre la base gravable y el límite inferior da como resultado 50 mil 162.11 pesos, a los que se aplica el porcentaje establecido, 11 mil 798 pesos, sumando el resultado a la cuota fija para obtener el impuesto definitivo, 71 mil 847.52 pesos.

Durante el año fiscal, cada empleado suele haber realizado pagos provisionales de ISR a través de retenciones directas que efectúa el patrón. Imaginemos que, a lo largo del ejercicio, se retuvieron 100 mil pesos. Al momento de comparar el impuesto calculado con esos pagos anticipados, si la retención fue superior a lo que efectivamente tocaba, la diferencia se convierte en saldo a favor; en este caso, sería de 28 mil 153 pesos.
Aquí radica la clave para entender por qué el monto de las deducciones no se refleja íntegramente en la devolución del SAT. Las deducciones no se restan directamente del impuesto que se debe pagar, sino que se utilizan solamente para reducir la base sobre la que se calcula el ISR. Una vez determinado el monto del impuesto, solo es posible restar lo que ya se ha pagado anticipadamente mediante retenciones o pagos provisionales, y la diferencia —si es positiva— constituye el saldo a favor.
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