Composición: "La vaca". ¿A quién no le tocó escribir alguna vez en sus primeros años escolares una descripción de ese ser rumiante que forma parte de nuestra historia nacional en los verdes campos? Sus estómagos, el aprovechamiento de su carne, sus huesos, el cuero; pero ¿escribimos alguna vez sobre sus personalidades? ¿Es posible, y deseable, pensarlas en términos humanos?
La vida secreta de las vacas (Seix Barral), de Rosamund Young, se propone como una serie de historias de los animales de su granja pionera en la idea de ambiente orgánico -iniciada por sus padres en 1953 en Worcestershire, Inglaterra- que conforman "la crónica de un mundo hasta ahora secreto".
Tal vez podría pensarse en un mundo secreto para algunos ya que justamente en otras culturas no occidentales las vacas tienen otra forma de ser entendidas e incluso son elevadas al mundo de lo "sagrado" Lo cierto es que Rosamund busca compartir su experiencia de vida en la granja y asegura que "Hacer feliz a los animales y permitir que expresen sus instintos naturales no es solo moral y éticamente esencial, sino que también tiene sentido económicamente. Un animal feliz crece más rápido".
Porque no hay que olvidar que detrás de las historias de abuelas y madres vacas con sus terneros, de partos complicados, de vacas adictas al cepillado y las manzanas, de toros enemistados, de traiciones e indiferencias que plantea Rosamund; también está su visión particular de negocio, cuyo punto de inflexión tuvo lugar en 1980: criar vacas de manera saludable y digna genera una carne de mayor valor y una mejor experiencia a la hora de apoyar la cabeza sobre la almohada todas las noches.
El volumen cuenta con dos prólogos, el de su edición original en inglés escrito por Alan Bennet, quien asegura que éste "Es un libro que altera el modo en el que uno ve las cosas" y el de esta edición, escrito por Juan José Becerra, que nos advierte de liberarnos de ciertos prejuicios: "Lo que Rosamund Young detecta es la literatura realista de las vacas, la comedia vacuna en que Balzac detectó la comedia de los humanos".
Con una prosa simple, la autora detalla -sin agotar- relaciones familiares, experiencias propias ante los animales y vicios -¡como el del toro adicto al monóxido de carbono del escape de un jeep!- y da cuenta de que una vacada no impide poder apreciar individualidades.
El texto además indica "veinte cosas que hay que saber sobre las vacas", las gallinas, los cerdos y experiencias con los caballos; "cosas" que señalan que el ecosistema de la granja Kite's Nest funciona a partir de un intento por comunicarse entre especies, sin poner en duda su inteligencia y necesidades.
En esa "literatura realista" -a la que el lector puede encontrar en mayor o menor medida romántica- Rosamund se explaya sobre los vínculos familiares y la necesidad de entender a los animales, cuyo trato muchas veces es comparado con la educación que recibe un niño. Una conexión que no siempre resulta efectiva, aunque se entiende perfectamente que el foco de Rosamund está en que tratar a los animales de forma digna es una de las acciones que nos hace justamente humanos por elevación.
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