
La vida de Roy Sullivan estuvo marcada por un destino insólito y perturbador. Conocido mundialmente como el “pararrayos humano”, Sullivan sobrevivió a siete impactos de rayos, una hazaña que lo inscribió en el Libro Guinness de los Récords. Como guardabosques en los parques nacionales norteamericanos de Shenandoah y George Washington, su trabajo lo exponía constantemente a los elementos, pero nadie podría haber anticipado la cadena de eventos que lo convertirían en una leyenda.
Uno por uno, cómo fue cada impacto

- El primer impacto de rayo en 1942 ocurrió mientras patrullaba el Parque Nacional de Shenandoah. Una tormenta se cernía sobre el bosque, el cielo se iluminaba con relámpagos cuando Roy se refugió en una torre de vigilancia de incendios. Sin un pararrayos, a la torre le llegaron algunos impactos. Salió corriendo y, a unos metros de la puerta, él fue alcanzado por otro. Una franja de medio centímetro se quemó a lo largo de su pierna y un agujero perforó su zapato.
- El segundo rayo lo alcanzó en 1969 mientras conducía su camioneta por una carretera montañosa. Un árbol cercano fue alcanzado por el rayo, que se desvió hacia la ventana abierta del vehículo. Roy perdió sus cejas y el cabello se le incendió, dejándolo inconsciente mientras el camión se detenía peligrosamente cerca de un acantilado. Normalmente, la carrocería metálica del vehículo debería haberlo protegido, pero no fue así.
- En 1970, Roy estaba en su jardín cuando un rayo alcanzó un transformador cercano. La descarga saltó hacia él, quemando su hombro izquierdo. El dolor lo atravesó como una lanza, pero se recuperó, asombrando a quienes lo rodeaban por su capacidad de soportar tales eventos.
- El año 1972 trajo otro episodio en su oficina
- del parque Shenandoah. Un rayo golpeó el edificio y prendió fuego a su cabello. Roy corrió hacia el baño, pero al no poder meter la cabeza bajo el grifo, tuvo que usar una toalla húmeda para apagar las llamas. Este evento dejó una marca indeleble en su memoria.
- El 7 de agosto de 1973, mientras patrullaba el parque, Roy vio una nube tormentosa aproximarse. Decidió huir en su camioneta, pero cuando creyó estar a salvo y salió del vehículo, un rayo lo alcanzó. La descarga recorrió su brazo y pierna izquierda, quitándole un zapato y cruzando a su pierna derecha debajo de la rodilla. Con el cabello nuevamente en llamas, tuvo que usar un cubo de agua para sofocar el fuego.
- En 1976, mientras caminaba al aire libre, tropezó y se lastimó el tobillo. Al levantarse y notar nubes de tormenta, intentó alejarse, pero fue golpeado por otro rayo. Las quemaduras se extendieron y su cabello, una vez más, ardió en llamas.
- El último impacto, en 1977, lo alcanzó mientras pescaba en un río. El rayo golpeó su cabeza, quemando su cabello y recorriendo su cuerpo, dejándole graves quemaduras en el pecho y estómago. A pesar del dolor, Roy condujo hasta el hospital, demostrando su increíble capacidad de resistencia una vez más.
Roy Sullivan no solo es recordado por su inusual récord de ser alcanzado por rayos en siete ocasiones, sino también por la vida personal y profesional que llevó, marcada por la adversidad y la tenacidad. Nacido el 7 de febrero de 1912 en una humilde familia de agricultores en Greene County, Virginia, Sullivan creció en los Apalaches, una región donde la naturaleza y el entorno salvaje forjaron su carácter. Desde pequeño, mostró un interés innato por el aire libre y, aunque su sueño de unirse al ejército fue frustrado por una lesión, encontró su vocación como guardabosques en el Parque Nacional de Shenandoah.
En su juventud, Roy se unió a un equipo local de béisbol y desarrolló una conexión profunda con los bosques que eventualmente protegería como guardabosques. Comenzó su carrera en 1936, dedicado a cuidar el parque, ayudar a los turistas y patrullar las carreteras. Fue en este entorno donde enfrentó su primer impacto de rayo.

La vida personal de Sullivan estuvo plagada de dificultades y tragedias, a menudo reflejadas en sus experiencias laborales. En 1967, su esposa falleció en un accidente automovilístico, dejándolo emocionalmente devastado. Sin embargo, encontró el valor para seguir adelante, casándose nuevamente en 1972 en una ceremonia privada en Front Royal, Virginia.
A pesar de su valentía y resiliencia, su vida no tuvo un final feliz. En septiembre de 1983, después de sufrir una severa depresión, Roy Sullivan murió a los 71 años por un disparo auto-infligido. Este trágico final contrastó fuertemente con su historia de supervivencia frente a las fuerzas de la naturaleza. En una entrevista con The Washington Post en 1977, Roy dijo: “Nunca he sido un amante de la fama. Solo quiero seguir haciendo mi trabajo y ser alguien a quien todo el mundo pueda mirar y decir ‘Este tipo estaba realmente haciendo algo’”.
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