El pueblo que tiene un precioso valle y mezcla tradición y naturaleza: es ideal para visitar en mayo

El municipio tiene un importante pasado minero y ofrece la posibilidad de realizar diferentes rutas de senderismo, que discurren por algunos de los parajes naturales más bonitos de España

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El pueblo de Segovia que tiene su propio arrecife de coral de hace más de 80 millones de años.

Mayo es uno de los meses más mágicos. El buen clima propio de esas fechas hace que sea la oportunidad perfecta para viajar. Ya sea para aprovechar el puente de mayo o para disfrutar de un fin de semana exprés, España cuenta con un sinfín de pueblos bonitos que merece la pena visitar. Por ejemplo, la provincia de Segovia se caracteriza por ofrecer una gran variedad de opciones a los amantes de la naturaleza y la historia. De hecho, dispone de espacios naturales muy simbólicos, como los Montes de Valsaín o las Hoces del Duratón. Precisamente cerca de estos lugares se encuentra un municipio con un precioso valle y que aúna tradición y turismo rural.

Con la primavera ya instaurada en el país, los pueblos empiezan a llenarse de color y las calles recobran la vida que parecen perder durante el invierno. De ahí que sea la ocasión ideal para optar por una escapada rural, que lleve a sumergirse en la desconexión y tranquilidad más absoluta. Esto es posible en Valle de Tabladillo, un municipio de Segovia que tiene dos barrios que discurren a lo largo de un increíble valle.

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La provincia tiene el honor de albergar multitud de lugares paradisíacos en los que es posible desconectar del estrés y la rutina. Precisamente, Valle de Tabladillo es uno de ellos. Los aficionados a la naturaleza y el senderismo no pueden dejar escapar la oportunidad de descubrir un municipio que se fundó con el nombre de Tabladiello, tal y como recogen documentos del siglo XIII. Fue creado por burgaleses del alfoz de Lara, junto a Asur Fernández, conde de Monzón.

Un pasado minero y próximo a un parque natural, así es este precioso pueblo

Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, en Valle de Tabladillo, Segovia. (Wikimedia)
Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, en Valle de Tabladillo, Segovia. (Wikimedia)

Valle de Tabladillo, un municipio situado en el norte del Parque natural de las Hoces del Duratón, es conocido por su rica historia en la explotación minera de yeso, lo que ha desempeñado un papel crucial en la construcción de estructuras de renombre como el Palacio del Real Sitio de San Ildefonso. Aunque esta actividad cesó al finalizar la década de los 90 del siglo pasado, el legado minero de la localidad sigue siendo un punto de interés histórico y cultural.

La importancia de Valle de Tabladillo no se limita solo a su patrimonio minero: en su apogeo, hacia finales del siglo XIX, llegó a contabilizar hasta 600 habitantes, un número significativo atribuido tanto a la minería de yeso como a la agricultura característica de la zona, que destaca por sus huertos, almendros y ciruelos. Esta combinación de riquezas naturales y explotación minera dotó al municipio de un dinamismo económico y demográfico notable durante años.

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Pese a que las minas de yeso ya no están en funcionamiento, el legado de Valle de Tabladillo como parte del Ochavo de las Pedrizas y Valdenavares dentro de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda perdura. Ofrece así una ventana al pasado minero de la región y subraya la importancia de preservar el patrimonio cultural e histórico. Además, su proximidad al Parque natural hace de este municipio un enclave de interés tanto para estudiosos de la historia minera como para amantes de la naturaleza.

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Qué ver en Valle de Tabladillo

Valle de Tabladillo, Segovia. (Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda)
Valle de Tabladillo, Segovia. (Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda)

Valle de Tabladillo se distingue por albergar el histórico despoblado de Pajares, que revela entre sus ruinas lo que antiguamente fue una iglesia y que hoy día se conoce como la ermita de San Juan. Este enclave posee una particular riqueza, que abarca desde los dos barrios que constituyen el actual pueblo, hasta los fértiles huertos y árboles frutales que yacen en el fondo del valle. Cerca de la salida hacia Carrascal del Río, destaca un monolito natural denominado ‘San Juan’, adornado por un enebro que brota entre las rocas.

El paisaje de esta zona se caracteriza por la presencia de singulares formaciones rocosas como El Pingocho, El Fraile y Las Monjas, grandes pilares de piedra caliza esculpidos por la erosión a lo largo de los siglos. Además, el barranco de ‘La Pecilga’ se encuentra justo sobre ‘El Buquerón’, conformando un impresionante cañón rocoso. Este escenario natural complementa la rica herencia histórica del lugar.

En el ámbito religioso y arquitectónico, el municipio se enorgullece de la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción. Este templo, que reposa en la parte más baja del municipio, fue erigido utilizando fragmentos de la cornisa románica provenientes de la ermita de San Juan, aportando así un enlace tangible con el pasado del despoblado de Pajares. Su interior alberga una valiosa custodia de plata, obra del platero madrileño Antonio García Mascaraque y datada en 1804, lo que subraya el patrimonio cultural y artístico de la región.

Distintas rutas para disfrutar de algunos de los mejores paisajes de Segovia

Arroyo Boqueron, uno de los principales atractivos de Valle de Tabladillo, en Segovia. (Shutterstock)
Arroyo Boqueron, uno de los principales atractivos de Valle de Tabladillo, en Segovia. (Shutterstock)

El Ayuntamiento ha desarrollado varias rutas turísticas dentro de la localidad, destinadas a promover la apreciación de sus singularidades naturales y paisajísticas. Estas incluyen la Ruta de San Juan, la Ruta de La Tejera y la Senda del Fraile, diseñadas para facilitar el acceso a emblemáticos puntos de interés en la región. Las rutas propuestas ofrecen una visión única de la diversidad geológica y biológica del área.

Entre los principales atractivos destacan El Pingocho de San Juan y El Buquerón, así como El Fraile y la peña del Obispo, cada uno aportando su propia narrativa visual y biológica al entorno. El Pingocho de San Juan sobresale por su elevación de unos 40 metros, mientras que El Fraile, con sus 15 metros de altura, ha sido durante años hogar de una colmena. Estas formaciones rocosas, junto con la vegetación enriquecida y la fauna diversa, proporcionan un espectáculo natural para los visitantes. La Senda del Fraile, por su parte, es una ruta que puede disfrutarse durante todo el año, cruzando valles y albergando especies tanto vegetales como animales de gran interés para los amantes de la naturaleza.

Estas rutas buscan enriquecer la experiencia turística, pero también concienciar sobre la importancia de la conservación de estos ecosistemas. Los senderos atraviesan diversos hábitats, ofreciendo la oportunidad de observar de cerca la flora y fauna locales, siendo el buitre leonado uno de los atractivos más significativos para los entusiastas de la avifauna, junto a otras especies como la garduña, el tejón y la abubilla.

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