
El 10 de abril de 1970, coincidiendo con el lanzamiento de su primer álbum solista, Paul McCartney hizo pública la noticia que confirmaba el final del grupo más influyente del siglo XX, The Beatles, con las siguientes palabras: “Diferencias personales, diferencias de negocios, diferencias musicales. Pero, sobre todo, porque estoy mejor con mi familia. ¿Temporal o permanente? De verdad, no lo sé”.
La separación, sentida como una herida abierta tanto para los seguidores como para el propio músico, empujó a McCartney a buscar refugio y sentido en una vida alejada de la fama, donde el aislamiento y la familia se convirtieron en sus principales apoyos. Con el tiempo, sin embargo, se abrió la puerta a una nueva etapa musical clave en su carrera: el nacimiento de Wings, la banda con la que el bajista y cantante logró conquistar una vez más las listas de éxitos internacionales.
Un éxito inesperado
A lo largo de casi una década, y con la compañía incondicional de su esposa Linda McCartney y el guitarrista Denny Laine, Wings publicó discos emblemáticos y acumuló ventas superiores a 22 millones de copias en todo el mundo, de acuerdo con los registros históricos de la época. Además, la formación le permitió regresar a los principales escenarios de Europa y Estados Unidos, manteniéndose como uno de los proyectos musicales más exitosos del periodo, y responsable, además, de una canción que, inesperadamente, se convertiría en el más vendido de toda la década en el Reino Unido.
Estamos hablando de Mull of Kintyre, una canción nacida, literalmente, en las tierras escocesas que refugiaron a McCartney tras la ruptura de los Beatles. Fascinado por la belleza de Kintyre (península situada al oeste de Escocia), el músico compuso junto a Denny Laine una pieza inspirada más en la nostalgia y el afecto por el lugar que en la búsqueda de un nuevo hit pop. De hecho, lejos de partir de estrategia alguna, la canción emergió espontáneamente una tarde, dicen, tras compartir whisky y dejarse llevar por el paisaje. Terminada la composición, decidieron acudir a la banda local de gaitas del pueblo de Campbelltown, donde le darían el último toque para darle un aire escocés a la canción.
McCartney no confiaba en el potencial masivo de la canción. Con el tiempo, él mismo reconocería que la consideraba “demasiado especializada” para lanzarla por sí sola. “Habría que sacar algo con un atractivo más masivo”, defendía él. Sin embargo, fueron los propios gaiteros locales quienes insistieron, animados, en que verían en la canción un éxito rotundo, sobre todo entre “los escoceses exiliados de todo el mundo”, según relataría el ex de los Beatles. Su escepticismo persistió (decía que quizá “no hubiera tantos” escoceses exiliados) hasta que, entre copas y risas, terminó cediendo, desconociendo que estaba a punto de firmar uno de los capítulos más llamativos de su carrera.

El impacto de ‘Mull of Kintyre’
Lanzada el 11 de noviembre de 1977, Mull of Kintyre conquistó al público británico, llegando a mantenerse durante nueve semanas consecutivas en el número uno y superando la marca dedos millones de copias vendidas en el Reino Unido. Lo más llamativo fue que la canción, definida por revistas como Rolling Stone como un “canto de taberna”, superó en ventas en el país a cualquier otro sencillo previamente publicado por The Beatles. Tan famosa se haría la canción que, de hecho, provocaría una polémica por el escaso pago que habían recibido los gaiteros, los cuales tocaron para McCartney por poco más del salario mínimo.
Paul McCartney les enviaría, poco después, un cheque por 200 libras más a cada uno. No obstante, tal y como explican desde la revista británica Far Out, sería uno de los músicos contratados el que finalmente concluiría el tema, asegurando que el dinero no era importante para ellos. “Todos estamos orgullosos de haber tocado en el disco. McCartney es un genio. La canción de Paul ha sido un éxito para Kintyre, pero no recibiremos regalías por ella. Nos pagaron como músicos de sesión por el trabajo. Hicimos el trabajo y nos pagaron por ello, y punto”.
El impacto de Mull of Kintyre, más allá de romper récords de ventas, revitalizó el orgullo y la economía local de la península escocesa, que experimentó un considerable auge en visitantes desde su lanzamiento. Para McCartney, el sencillo también supondría la oportunidad de agradecer a su refugio durante los años difíciles, convirtiendo su tributo personal en patrimonio colectivo. La canción permaneció como el sencillo más vendido en el Reino Unido hasta 1984, cuando Do They Know It’s Christmas?, de Band Aid lo desbancaría de esa primera primer puesto.
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