Son muchos los veranos en los que el fuego no ha dado tregua en España. Pero el de 2024, al menos de momento, está siendo más tranquilo en cuanto al número de incendios forestales, así como el resto del año. En estos primeros ocho meses el fuego ha quemado 43.654 hectáreas, un 45,2% menos que en el mismo periodo de 2023, cuando ardieron 79.649, y un 47,1% menos que la media de los últimos diez años, cuando ardieron un promedio de 82.461 hectáreas desde el 1 de enero hasta el 1 de septiembre, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO).
Con estas cifras 2024 se convierte en el segundo año con menos hectáreas calcinadas de la última década, situándose por detrás de 2018, cuando hasta el 1 de septiembre se quemaron tan sólo 20.401 hectáreas, pero bastante cerca de las cifras de 2016 (43.955) y 2014 (44.444). En comparación, en 2023 se había quemado ya prácticamente el doble de hectáreas (79.649) y, en 2022, casi cuatro veces más (247.864), informa Europa Press.
La razón principal que explica esa reducción de los incendios este verano es que “las condiciones meteorológicas no han sido tan propensas para la propagación como en años anteriores”, explica a Infobae España el ingeniero de Montes Víctor Resco, profesor de ingeniería forestal de la Universidad de Lleida, que aclara: “Ni ha hecho tanto calor, ni ha habido tanta sequía debido a las copiosas lluvias del final de la primavera”, y todo ello ha repercutido en que el verano llegara más tarde que otros años.
Sin embargo, añade el docente, “esto no es necesariamente una buena noticia”. “Un año más estamos a merced de los elementos, es decir, no es que se haya quemado menos porque se hayan tomado las medidas necesarias para disminuir el impacto de los incendios en nuestros montes, al contrario, seguimos sin hacer los deberes y cuando volvamos a tener un año con las condiciones meteorológicas del 2022, se quemará la misma cantidad que en ese año o incluso más”, critica. Y como ha llovido de forma abundante, la vegetación que es susceptible de arder en un incendio “ha crecido aún más”, lo cual contribuye a que se pueda generar “un megaincendio en el futuro”.
Por todo ello, Resco considera que “aún no se puede cantar victoria”. “Cuando el combustible se acumula, si no se quema un año, lo hará al siguiente”.
Más de la tercera parte se produjeron en regiones del interior
El balance del ministerio indica que el 33% del total de siniestros a lo largo de estos ocho meses del año se produjeron en el noroeste del país, el 29% en el Mediterráneo, el 36,9% en las comunidades interiores, mientras que un 0,79% ocurrieron en Canarias. Asimismo especifica que el 59,2% de la superficie arbolada afectada se ha registrado en las comunidades interiores, el 29% en el noroeste y el 11,5% en el Mediterráneo.
En cuanto al tipo de siniestro, el informe refleja que 3.503 de un total de 3.503 han sido conatos, y que, de los restantes, 17 han sido grandes incendios, es decir, que han afectado a más de 500 hectáreas. Esta cifra está en la línea de la media de la última década. Por último, por tipo de vegetación, han ardido 10.404 hectáreas de superficie arbolada, 24.117 hectáreas de superficie matorral y monte abierto y 9.132 hectáreas de pastos y dehesas.