El sentimiento independentista catalán está paralizado: “Ya no sé qué pensar, se ha perdido el momento”

Actualmente, el 51% de la población de la región está en contra de la independencia de Cataluña. Mientras los más mayores están a favor, el interés cae entre las generaciones más jóvenes

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Así ha cambiado el posicionamiento en Cataluña. (Infobae España)
Así ha cambiado el posicionamiento en Cataluña. (Infobae España)

Desde que Mireia Martí Julià (Santa Coloma de Farners, Girona, 1996) era pequeña se ha declarado independentista. Asegura que en casa “siempre se ha hablado de lo mismo” y durante sus 26 años de vida ha tenido en mente que Cataluña debía ser un estado independiente. Sin embargo, explica que en los últimos años su postura ha cambiado. “Si me preguntas ahora mismo si creo que Cataluña se va a independizar, te digo que no. Antes creía que sería lo mejor, ahora ya no sé qué pensar”, cuenta a Infobae España. Y ella no está sola. Asegura que “mucha gente” piensa lo mismo: que se ha perdido “el momento”.

Y con “el momento”, Mireia se refiere al año 2017, cuando se organizó el referéndum unilateral de independencia. Tras la votación que tuvo lugar aquel 1 de octubre, el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) de la Generalitat, el también llamado CIS catalán, dictaminó en su barómetro de opinión que el 49% de los votantes estaban a favor. Esa ha sido la cifra más alta en la última década. En el último barómetro del CEO, publicado el pasado 21 de abril, solo el 42% de la población catalana avalaba que Cataluña fuera un estado separado de España, mientras que el 51% se mostraba en contra.

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Pero este porcentaje no es nuevo: en los últimos diez años ha sido un dato estable. El siguiente gráfico muestra que la cifra siempre ha oscilado entre el 43% y el 47%, con el pico máximo a favor punto de cumplirse hace siete años.

Los expertos consultados aseguran que la expectativa de cambio es lo que hace el independentismo se movilice, y la ilusión influye. Así lo explica Adrián Caballero, profesor de Comportament Polític en la Universidad Autónoma de Barcelona, que asegura que cuando en la agenda ha predominado la cuestión nacional, el independentismo ha alcanzado mejores cuotas. “La desunión de los partidos, diferencias y reproches constantes (y un divorcio en el Govern) han debilitado la ‘ilusión’ del independentismo”, explica, haciendo referencia a la separación entre ERC y Junts, que tuvo lugar en 2022. “Si en octubre de 2017 hubo un pico, fue debido a que era posible algún tipo de cambio”, añade.

Esto fue lo que le ocurrió a Mireia ese mismo año. La joven, que para entonces tenía apenas 20 años, intentó votar el 1 de octubre en el referéndum: se quedó toda la noche anterior en el colegio de su pueblo, Santa Coloma de Farners, en Girona. En ese entonces tenía esperanza, ilusión y ganas, y no le importó pasar noche allí. Sin embargo, explica que por la mañana “se colgaron todos los ordenadores y dejó de funcionar internet” y se tuvo que ir porque a mediodía tenía que empezar su jornada laboral.

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Además, según Antoni Biarnes Mas, director del Colegio de Politólogos y Sociólogos de Cataluña, la cifra del independentismo no ha crecido porque “ya no se siente esa expectativa” de cambio. Esto no era así en 2017, cuando un clima de ilusión se palpaba en las calles catalanas. “El horizonte común y la ilusión de un referéndum y la posterior independencia consiguieron llevar el apoyo a la independencia a su máximo”, añade Caballero, algo que no se ha vuelto a repetir desde entonces.

Antiguas y nuevas generaciones

Aquí también interviene el factor generacional. Biarnes explica que parte de este descontento también tiene que ver con la edad. Asegura que si los jóvenes se ilusionan fácilmente, también se desilusionan de la misma manera. “Los jóvenes que fueron un motor del procés, y estuvieron muy activos en ese momento, después son los que más se han desanimado y se han desmovilizado”, cuenta.

Manifestación de la Diada, en 2022. (Pau Venteo/Europa Press)
Manifestación de la Diada, en 2022. (Pau Venteo/Europa Press)

Por otro lado, Jordi Argelaguet, que fue director Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) de la Generalitat de 2011 a 2021, y actual profesor titular de Ciencias Políticas en la UAB, añade que este giro también se debe al cambio del perfil socio demográfico de las nuevas generaciones, y que la derrota del independentismo de 2017, después de que el Constitucional declarara ilegal el referéndum, ha supuesto una cierta confusión estratégica sobre qué hacer. “Se ha roto la unidad de acción del independentismo y esto ha supuesto que el debate haya perdido intensidad”, explica.

En cambio, para Caballero también es una cuestión de prioridades que cambian según la generación. “Si el recuerdo es de inestabilidad, prefieres seguir ‘como hasta ahora’. Si lo recuerdas como una lucha nacional y tu identificación partidista o ubicación en el eje nacional es fuerte, sigues convencido de la necesidad de la independencia”, explica. Y de hecho, el interés por la independencia de Cataluña cae entre las generaciones más jóvenes. Así lo aseguraba también la encuesta sobre generaciones y participación, que publicaba el pasado mes de octubre el CEO. A la pregunta de “cuál tendría que ser la relación entre Cataluña y España”, la preferencia por la independencia la tuvieron las personas con edades comprendidas entre 59 y 77 años, los también llamados baby boomers, con un 34%, seguida de la generación X (entre 43 y 58 años), con un 32%.

En cambio, los jóvenes de la generación Z (de 16 a 26 años) registraron un mayor porcentaje de personas que o no saben o no contestan (28%), pero sí manifiestan que el actual modelo autonómico es su opción preferida para asentar Cataluña con España.

La postura del Ejecutivo central

Otro factor que también ha contribuido a bajar el tono respecto al independentismo ha sido el Gobierno en Moncloa. “Los diferentes gobiernos de Pedro Sánchez no han estado a favor de la convocatoria de un referéndum vinculante, pero sí han rebajado el tono con respecto al independentismo catalán”, dice Caballero.

Esto también puede influir de cara a las elecciones que tendrán lugar el domingo 12 de mayo, donde parte de la última legislatura de Sánchez ha estado marcada por los indultos del procès y de la ley de amnistía, aprobada en el Congreso el pasado mes de marzo, pero que todavía tiene que entrar en vigor. “Son elementos que, si bien pueden castigar al PSC en Cataluña, ya que casi la mitad de sus votantes no están muy a favor de la amnistía, provocan que los partidos independentistas, especialmente los beligerantes como Junts, tengan menos retórica o, como mínimo, convenzan a menos gente”, explica.

Carles Puigdemont y Mariano Rajoy. (Foto de archivo)
Carles Puigdemont y Mariano Rajoy. (Foto de archivo)

Por todo esto, Biarnes asegura que Cataluña está en “plena recomposición de la escena política y de su sistema de partidos”. En los últimos veinte años Cataluña ha votado seis veces al Parlament. Casi una década después del surgmiento de Junts, la política catalana ha experimentado cambios marcados por la victoria de Junts pel Sí (JxSí) en septiembre de 2015. Esta coalición, integrada por CDC, ERC, Demócratas de Cataluña y Moviment d’Esquerres, propuso la posterior declaración de independencia de Cataluña, con Carles Puigdemont designado presidente de la Generalitat.

La realización de un referéndum considerado ilegal el 1 de octubre de 2017 llevó a la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española, culminando en la convocatoria de elecciones en diciembre del mismo año por parte del Gobierno central, que para entonces dirigía Mariano Rajoy. Esto hizo que Carles Puigdemont tuviera que abandonar España con delitos pendientes de malversación de fondos públicos y desobediencia a sus espaldas.

El expresidente de la Generalitat y eurodiputado de Junts, Carles Puigdemont, ha anunciado este jueves que será el candidato del partido a las elecciones al Parlament del 12 de mayo. (Fuente: Junts)

La vuelta de Puigdemont

Ahora, el expresident catalán ha vuelto a presentarse como candidato al Parlament de la Generalitat. Ya lo hizo en diciembre de 2017 tras irse a Bélgica, y ahora pretende volver a ser president bajo la coalición Junts+ Puigdemont per Catalunya. Si no resulta ganador, él mismo aseguró que se retirará de “la política activa”, como afirmó a comienzos de abril.

Pero, ¿qué supone su vuelta para el independentismo catalán? Mientras que para algunos expertos es “una apuesta muy fuerte”, para otros es simplemente “simbólico”. Jordi Argelaguet explica que esto es una prueba para ver qué potencial tiene su liderazgo y “cómo los partidos independentistas reformulan las relaciones que han tenido entre ellos estos últimos años”. Y esto será importante “para ver si son capaces de plantear una vía independentista renovada, que sea capaz de ir más allá de lo que se fue en 2017″.

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En cambio, Adrián Caballero opina que, pese a ser simbólica, sí es una de las principales armas de Junts para conseguir aglutinar al votante independentista que precisamente está “nostálgico” de ese 2017 donde Cataluña parecía cerca de conseguir la independencia.

Ahora, la gran pugna del 12-M está en qué partido del independentismo queda en segunda posición. La primera es para el PSC, que cuenta con Salvador Illa a la cabeza. “En caso de reeditarse un Gobierno independentista, éste tendrá la presidencia. Y Puigdemont puede suponer unos puntos porcentuales más en las encuestas, unos escaños valiosísimos”, finaliza Caballero.

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