
Kyoko Chan Cox nació en 1963, hija de la artista japonesa Yoko Ono y el cineasta estadounidense Anthony Cox. Su vida comenzó entre círculos artísticos y bohemios, pero pronto se vería envuelta en uno de los casos de custodia más notorios del siglo XX.
A los seis años, su madre conoció a John Lennon durante una exposición en Londres, encuentro que dio pie a una de las relaciones más mediáticas de la cultura pop. Yoko y Lennon abandonaron a sus respectivas parejas para estar juntos, y durante un tiempo, la convivencia entre las nuevas familias fue sorprendentemente cordial.
“Pasamos juntos la Nochevieja de 1969 en Dinamarca”, recuerda Kyoko en una entrevista exclusiva publicada por el Daily Mail esta semana. “Yo me quedaba con mi madre y John en su casa de Londres, y viajábamos mucho”.

La pequeña incluso aparece en fotos de la famosa sesión fotográfica por la paz que la pareja realizó en Montreal.
Pero esa relativa armonía entre Yoko y Anthony pronto se rompió. En 1971, en medio de una amarga batalla legal por la custodia, Cox y su nueva esposa, Melinda, desaparecieron con Kyoko.
La incansable búsqueda de Lennon y Yoko Ono
La pequeña tenía solo ocho años cuando fue llevada a España sin conocimiento de su madre. Yoko y Lennon se enteraron por abogados del paradero de Kyoko, volaron inmediatamente a Mallorca y la recogieron en la escuela.
No les fue bien. El colegio llamó a la policía para denunciar a Yoko y John por secuestro. Ambos fueron arrestados.

La escena culminó en un juzgado español, donde Kyoko enfrentó una decisión imposible. “El juez me preguntó: ‘¿Con quién quieres irte?’. Y yo pensé: no puedo decidir eso. Pero insistieron, así que dije ‘con mi papá’, y mi mamá se puso muy triste”.
Aunque era duro escoger, ella sabía que con las actividades de su madre y su padrastro, estaría al cuidado de una niñera. “En cambio, con mi papá y su esposa, yo era hija única”, confesó.
Poco después, Cox volvió a llevársela, esta vez a Estados Unidos. Aunque un juez en Nueva York falló a favor de Yoko en septiembre de 1971, la decisión fue inútil: Kyoko ya había desaparecido.
Durante años, John y Yoko intentaron encontrarla. Publicaron mensajes en entrevistas y canciones, ofrecieron recompensas, y llegaron a gastar lo que hoy equivaldría a 1,5 millones de dólares en la búsqueda.

En 1972, Yoko incluso mostró la foto de su hija en The Dick Cavett Show y afirmó: “John tiene que cambiar de canal cada vez que ve un niño en la televisión, porque no puede soportarlo”.
Pero Kyoko afirma que nunca vio esos esfuerzos. “Vivíamos en una granja en Iowa. No teníamos televisión. Mucha gente no entiende que hay formas de vida así”, explicó.
Su infancia en una secta
Durante su huida, Anthony Cox y su esposa Melinda se refugiaron en distintas comunidades religiosas. Antes de mudarse, ya habían explorado toda clase de filosofías, incluyendo una secta sobre extraterrestres.
Kyoko menciona que fueron miembros de la iglesia pentecostal Las Asambleas de Dios por breve tiempo. Los líderes trataron de convencer a su padre de devolver a la pequeña con Yoko y “era algo que él no quería escuchar”.
Tras ello, la familia se involucró con The Living Word Fellowship, una secta liderada por John Robert Stevens. Esta última fue particularmente influyente: trasladaron a la familia a una remota aldea en Iowa, donde Kyoko pasó su adolescencia entre tareas domésticas y grabaciones del líder espiritual.
“Era muy solitario”, recuerda. “Pero también tenía buenos recuerdos. Melinda me enseñó a leer. Fue maravillosa. Es una persona muy importante”.

A lo largo de esos años, Kyoko pidió varias veces contactar a su madre, pero su padre se negó rotundamente. “Me decía: ‘No es lo que Dios quiere, y si lo haces, pondrás en riesgo mi libertad. Tu madre me meterá en prisión‘”.
Solo una vez logró llamar a Yoko por Navidad. Según Sean Lennon, medio hermano de Kyoko, la conversación fue abruptamente interrumpida. “Escuché a mi madre preguntar ‘¿Dónde estás?’ y luego un clic. Estoy seguro de que [Cox] colgó. Mi madre tenía lágrimas en los ojos”, narró en la biografía escrita por el periodista David Sheff.
La vida de Kyoko
Años más tarde, Kyoko fue enviada por su padre a Wheaton College, una universidad cristiana conservadora. Allí conoció a Jim Helfrich, con quien se casó en 1992 y tuvo dos hijos: Emi y John. El padre no aprobaba la relación, pues temía que facilitara el contacto con Yoko.
Fue justamente Jim quien le aseguró que ya no había riesgo legal para Cox si Kyoko decidía buscar a su madre. Sin embargo, el temor y la ansiedad persistieron hasta que, a los 30 años, Kyoko finalmente hizo la llamada.

“Había estado enseñando en una escuela pública durante seis años. Empecé a entender a los niños y a las familias mejor que mis propios padres”, reflexionó en la entrevista con el tabloide.
La primera vez que llamó, Yoko no contestó. Pero devolvió la llamada poco después. “Ella no quería castigar a mi padre. Solo quería volver a verme”, contó Kyoko. “Quería verme enseguida y empezamos a pasar tiempo juntas. Fue como si hubiésemos hablado ayer”.
Hoy, Kyoko vive en Colorado, divorciada y alejada de la parafernalia de celebridad. “No quiero ser una figura pública”, confesó al Daily Mail. “Pero también soy la hija de mi madre y quiero que la historia se cuente bien”, resaltó.
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