
Vivimos en un mundo atravesado por la inteligencia artificial y condicionado por los algoritmos. Sin embargo, son muchas las preguntas que surgen acerca de las posibilidades que brinda esta tecnología y los retos que debemos atravesar para comprenderla.
Florencia Pollo-Cattaneo, directora del Grupo GEMIS y profesora de Inteligencia Artificial y de Sistemas y Procesos de Negocios en la UTN, se subió al escenario de Ticmas para conversar acerca de los desafíos que se presentan en esta nueva era tecnológica y compartir su experiencia como investigadora y docente.
¿Qué queremos y hacia dónde vamos?
La inteligencia artificial atraviesa la vida de los individuos, la sociedad, el poder y hasta la información que consumimos. Por este motivo, resulta interesante el planteo acerca de los efectos de la IA en lo cotidiano y dónde hay que fijar los límites. “La IA es una tecnología que nos atraviesa y nos redefine desde los puestos de trabajo hasta qué hacemos con nuestro tiempo libre”, afirma Pollo-Cattaneo.
Además, sobre los límites, señala que “el Estado y las regulaciones tienen un rol muy importante”. Florencia explica que tanto los individuos, como el Estado, las instituciones educativas y quienes desarrollan la IA, somos responsables acerca de su uso y los efectos que tiene en nuestra vida.
“En Europa son pioneros en lo que son regulaciones”, afirma Florencia y trae también a la charla el ejemplo de Estados Unidos, en donde salió un programa para jóvenes de entre 12 y 16 años, en el cual el Estado promueve un conjunto de acciones para garantizar el acceso a la información y a la formación sobre las inteligencias artificiales. Es decir, según Florencia, lo que se busca no es solo aprender sino poder cuestionarla e incorporarla. “No es solo capacitarnos como usuarios de tecnología, sino también como pensadores críticos”, sostiene.
En ese sentido, la educación no puede darse por aludida. “El rol de la escuela es muy importante”, señala y explica que tanto las empresas privadas, como el Estado y las academias deben ocuparse de brindar soluciones y acompañar en la comprensión de estas tecnologías, las cuales, según indica Pollo-Cattaneo, tienen la capacidad de agrandar las diferencias o bien de ayudar a achicar las distancias. “Depende del rol que tomemos como sociedad en la mirada que tengamos de esa tecnología”, afirma.
Las fake news: ¿un mal de época?
Actualmente se habla mucho de que los avances tecnológicos otorgan, no solo acceso a la información, sino también a la desinformación. Ahora bien, ¿es esto un efecto propio de esta época? Florencia afirma que no, que las fake news no son un hecho actual: “Las fake news surgen hace años cuando quisieron aumentar las ventas de un diario, entonces inventaron una mentira de que había vida en otros planetas y sobre eso se montaron”, indica.
Entonces la pregunta sería por qué estamos más acostumbrados ahora a las fake news que antes. Sobre eso, Pollo-Cattaneo explica que la diferencia radica en la velocidad con la cual la información se dispersa. “Hoy tenemos información instantánea de cualquier cosa. Nos estamos enterando en este momento lo que pasa en la otra parte del planeta”, señala. Claro, de esta manera, tanto la información como la desinformación se propagan con mucha más velocidad.
“Obviamente que la IA sirve como promotor de quien la utiliza mal para poder desinformar”, advierte Florencia. Y vuelve a hacer foco en el rol de concientizar sobre la tecnología: “Si yo entiendo de la tecnología, puedo dimensionar qué es lo que puede pasar”.
Grupo GEMIS
El Grupo GEMIS, fundado por Florencia y conformado por docentes investigadores y apasionados por la tecnología, se centra en la investigación y el desarrollo en áreas como la ingeniería en software, sistemas de información, inteligencia artificial, gestión del conocimiento y tecnología educativa.
Sobre el vínculo con la inteligencia artificial, Pollo-Cattaneo explica que, si bien cualquier desarrollador de software se basa en las metodologías propias de su área, existen espacios donde el desarrollo de software convencional no puede dar soluciones propicias y la IA resulta se un buen catalizador. “Ahí es donde uno puede aplicar metodologías provenientes de la ingeniería de conocimiento, que es un área que dota a la inteligencia artificial de buenas prácticas ingenieriles”, indica.
Además, el trabajo en Grupo GEMIS es remoto. Esto se presenta como una ventaja, según explica Florencia, ya que trabajan con gente de todo el mundo. En definitiva, el trabajo en GEMIS está completamente intervenido por la tecnología, generando un vínculo total.
Los algoritmos, eso que nos conoce y creemos conocer
Para empezar, Pollo-Cattaneo aclara que la inteligencia artificial no son solo algoritmos, sino que es una ciencia, y como tal, es mucho más que algoritmos. “Los algoritmos son una parte que utiliza la IA para dar soluciones a problemas de determinadas características”, explica.
Sobre eso, Florencia informa que, lo que estudia la inteligencia artificial como ciencia, es emular el comportamiento que se reconoce como comportamiento inteligente: un comportamiento que razona, aprende, sintetiza y evoluciona. Y eso se hace a través de algoritmos, explica.
“Los algoritmos son los grandes protagonistas, las grandes estrellas y novedades que tiene la IA, y hoy los tenemos al alcance e implementados en un montón de dispositivos”, advierte Florencia. De esta manera, la inteligencia artificial puede agregar y mejorar funcionalidades en un montón de soluciones.
IA, escuelas y ¿profesores robots?
“A veces no es solo pensar el qué enseñamos, sino el cómo enseñamos y para qué enseñamos”, reflexiona Florencia, y señala la importancia de brindar herramientas para la capacitación de los docentes y de dotar a los alumnos en habilidades que les permitan utilizar de manera segura y efectiva la tecnología.
Otro punto importante para reflexionar es acerca de qué es lo que se quiere lograr en el alumno. Por un lado, la inteligencia artificial promueve muchos espacios de personalización, tanto en el área de marketing como en el área industrial y hasta en la educación. Sin embargo, Pollo-Cattaneo señala que “ahí es donde hay que encontrar un equilibrio: personalizar sin aislar”.
No se debe pasar por alto que el ser humano es, por naturaleza, un ser social. La IA, en el mejor de los casos, puede intervenir como acompañante, sin dejar de lado el rol humano en el proceso de comunicación. “Es una comunión mágica la que se da entre quienes comparten (el alumno y el docente) este espacio intervenido por la tecnología, pero la IA es una tecnología más”, afirma.
En este momento de la charla, Patricio señala una experiencia que vivió en un congreso en México en donde se planteó la idea de que los robots iban a reemplazar a los maestros en el futuro. Sin embargo, en este -distópico- escenario futurista, el aula seguiría siendo la misma y la intervención de la tecnología no habría modificado nada.
Sobre eso, Pollo-Cattaneo explica que, cuando mucho, los robots podrán ser útiles para reemplazar a los maestros en grupos de tareas simples, como acompañar al chico a ir al baño, por ejemplo. Además, señaló el caso de algunos hoteles que ya cuentan con un sistema robotizado de transporte de equipaje y otras funciones simples. “El contacto humano sigue jugando un rol importante en la interacción, tiene un plus”, afirma y señala que, si se pueden automatizar tareas de poca complejidad, el maestro podrá dedicarse completamente a cuestiones más significativas.
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