Por la sequía, la Argentina perdió ante Brasil su condición de primer exportador mundial de harina de soja

Por primera vez, en más de dos décadas, las exportaciones brasileñas de harina de soja superaron a las argentinas. Al mismo tiempo en que el país sufrió la falta de lluvias, en Brasil se desarrolló una cosecha récord

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IMAGEN DE ARCHIVO. Una máquina carga soja en el estado de Tocantins, en Brasil. Marzo 24 de 2018. REUTERS/Roberto Samora
IMAGEN DE ARCHIVO. Una máquina carga soja en el estado de Tocantins, en Brasil. Marzo 24 de 2018. REUTERS/Roberto Samora

Si bien la histórica y extrema sequía que afectó a nuestro país durante gran parte del año pasado y principios de este ya finalizó, sus consecuencias siguen sintiéndose no solamente en el agro, sino también en su industria derivada y en la economía nacional cada vez con más fuerza. Incluso, la caída productiva afectó la posición de la Argentina en mercados claves donde el país se desempeñaba como líder mundial, como es el caso de la harina de soja, lugar que dejó en manos de Brasil.

Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), “en lo que va del año, las exportaciones de harina de soja desde Brasil superan el volumen embarcado desde la Argentina. De esta manera, nuestro principal socio comercial desplaza al país como primer exportador global de harina de soja por primera vez desde la campaña 1997/98″.

De acuerdo a los números exhibidos por la entidad bursátil rosarina, hasta la fecha Brasil exportó un volumen total de 13,3 millones de toneladas, mientras que la Argentina despachó 10,9 millones de toneladas. Esto no solo implica una caída brutal de los embarques argentinos, que a esta altura del año pasado ya había exportado 16,4 millones de toneladas y en 2021 unas 18 millones de toneladas, sino un ascenso de nuestro vecino en este sentido, ya que superó lo embarcado en 800.000 toneladas a los embarcado en 2022 y en 3,3 millones respecto a hace dos años atrás.

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Por un lado, el ascenso de Brasil se explica por la cosecha récord de este año, que apuntala el crush de su industria y sus exportaciones de harina, que crecen casi un 7% en lo que va del año. “De mantenerse las actuales condiciones de mercado, es esperable que el crecimiento en los embarques sea aún mayor a medida que avance la campaña de la soja brasileña. La cosecha de soja 2022/23 de Brasil superaría las 163 millones de toneladas de acuerdo con la consultora StoneX, sumando más de 30 millones respecto a la última campaña”, apuntó la BCR.

Por el lado argentino, “la histórica sequía argentina nos lleva a un recorte cercano al 34% en los embarques de harina de soja en lo que va del año”. No obstante, cabe mencionar que el volumen de importaciones permite amortiguar parcialmente el fuerte recorte productivo que experimentó la cosecha nacional, cercano al 52% de lo producido el año pasado, alcanzando unas 20 millones de toneladas obtenidas.

Con relación al aceite de soja, el volumen de exportaciones argentinas también se ubica por debajo del año pasado. Sin embargo, el recorte se acerca al 12%, un nivel menor que las bajas experimentadas por la harina de soja. Por su parte, Brasil duplica el acumulado de exportaciones que tenía hace apenas dos años. En ese entonces, las exportaciones argentinas de aceite superaban en más de un 400% a las brasileñas, mientras que actualmente la Argentina se ubica un 57% por encima del Brasil.

Peor momento

Para la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC), la situación en la cadena de soja es crítica y la molienda se encuentra en “su peor momento”. Según su Monitor Agroindustrial - informe mensual sobre la actividad del sector - “la industria aceitera sigue en su peor momento, con una fuerte caída en la molienda de soja en el período enero-junio”.

Así, el crushing del primer semestre se ubicó en 14,9 millones de toneladas frente a las 20,2 millones de toneladas del año pasado y a las 22,1 millones de 2021. Esto es generado en gran parte por la falta de mercadería con la que cuenta la industria. Así, en junio solo ingresaron unas 610.000 toneladas, frente a 910.000 registradas en mayo, lo que dio lugar a que en el sexto mes del año se produzca una caída en la utilización de la capacidad instalada (UCI) del complejo oleaginoso de 8 puntos porcentuales, llevando la ociosidad de las industrias hasta el 49%.

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