Cepo a la carne: más allá del resultado electoral, el campo va hacia un inevitable escenario de conflicto con el Gobierno

La decisión del Gobierno nacional de extender las restricciones a la exportación de carne vacuna empuja al sector a tomar medidas de protesta después de las PASO, aunque aún no se decidió la metodología. La cadena apuesta a la unidad y a difundir en la sociedad los daños que provoca la medida oficial

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Sigue el malestar por las restricciones a las exportaciones de carne vacuna.
Sigue el malestar por las restricciones a las exportaciones de carne vacuna.

Los días que vienen no serán tranquilos para el campo. La decisión del Gobierno de prorrogar las restricciones a la exportación de carne vacuna hasta el 31 de octubre generó un escenario de conflictividad cuya dimensión se verá en las próximas semanas, cuando la Mesa de Enlace decida el método de protesta que adoptará, su momento y duración. La situación se vuelve más compleja en un clima post-electoral: cualquier acción será leída como un acto opositor e, incluso, si así se desea forzarlo, partidario.

Lo cierto es que la dirigencia del sector tiene en claro tres pasos que guiarán su accionar inmediato: el primero es la necesidad de mostrar una cadena cárnica cohesionada, sin fisuras, con un mensaje único; el segundo, comunicar ese mensaje a toda la sociedad y hacerse entender por el ciudadano de a pie; y el tercero, leer bien el humor social, para saber hasta dónde estirar la cuerda con la protesta -el cese de comercialización parece probable- por su efecto sobre la ciudadanía.

Un factor central en toda esta situación es que Gobierno nacional intervino el sector cárnico y en ningún momento habló, comunicó o negoció con el sector primario. De las “Mesas de Diálogo” que se abrieron, el campo no participó en ninguna, y todo indica que no lo hará. La Casa Rosada le niega potestad de representación de los productores y no lo ve como un interlocutor válido o que rinda políticamente. Prefiere pintarlo como responsable de que la carne cueste lo que cuesta, opositor, incluso enemigo. Una práctica reiterada del kirchnerismo.

La estrategia de la gestión de Alberto Fernández, en especial durante la campaña, es señalar supuestos resultados positivos de la medida restrictiva. Durante la semana pasada, el presidente, su vice, Cristina Fernández de Kirchner, y funcionarios del área económica anunciaron una baja del precio de la carne por segundo mes consecutivo. En este caso fue un 1,4% en agosto, que se suma al 1% de baja en julio. Hablando, claro, de un producto que en la comparación interanual aumentó más del 80 por ciento.

En la semana, el presidente, su vice y funcionarios del área económica destacaron la baja del precio de la carne, que atribuyeron a sus medidas
En la semana, el presidente, su vice y funcionarios del área económica destacaron la baja del precio de la carne, que atribuyeron a sus medidas

El sector considera que este resultado ni siquiera se debe a las restricciones, sino al comportamiento estacional de los precios y a la caída del poder adquisitivo de la ciudadanía. Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) señaló hace algunos días que “decir que los precios bajaron como resultado del cierre de las exportaciones es querer justificar un desacierto con una mentira. La medida no tuvo impacto en los precios al consumidor, que siguieron su tendencia estacional”. Ni el Gobierno puede aceptar el fracaso de su medida ni el campo su impacto en los precios.

De todas maneras, lo que se observa con mucha preocupación en el sector productivo es el impacto sobre la cadena de la decisión oficial. En el escrito citado, CRA puso de relieve que la medida “sí afectó a pequeños y medianos productores, a trabajadores de toda la cadena y nos condena a menores índices productivos en el futuro cercano. La historia volverá a repetirse y el consumo per cápita volverá a caer, como ya lo ha hecho fruto de estas medidas”.

Es que más allá de los efectos que pueda tener sobre los precios, el campo considera inadmisible el deterioro y el daño al sistema productivo. Los resultados son demasiados pobres como para justificar pérdidas superiores a los USD 1.000 millones.

Algunos números son elocuentes. La Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) estimó que en exportación se perderán USD 80 millones por mes y que los productores, por la caída en el precio de la hacienda, calculada en un 15% desde el inicio de la medida, registran pérdidas por $6.500 millones cada 30 días. La Sociedad Rural Argentina (SRA) consideró que desde mediados de abril hasta el 31 de agosto la cadena de la carne vacuna perdió USD 1.084 millones. Y si se toma en cuenta que la medida se extendió hasta el 31 de octubre, calculó el consultor ganadero Victor Tonelli, las pérdidas ascenderían a USD 1.650 millones.

La protesta

Bajo este escenario, la Mesa de Enlace deberá forjar las acciones de protesta post-PASO. El presidente de Federación Agraria (FAA), Carlos Achetoni dijo a Infobae que las entidades llegan “con mucho trabajo y análisis, sabiendo que vamos a tener que tomar medidas, se tornan inevitables ante la decisión del Gobierno, pero también sabiendo de que tiene que haber propuestas claras, no solo para el tema carnes, sino para la integralidad de los sectores productivos, para generar las instancias que permitan retomar el rumbo y salir de esta situación de pobreza en que estamos”.

En este sentido, Achetoni marcó dos cuestiones principales para lo que viene, como lo son la unidad de la cadena productiva y la necesidad de poder comunicarle bien la realidad del sector a la sociedad. Así, resaltó “el trabajo conjunto con todos los actores de la cadena y, también, de distintos sectores productivos, para que se genere la empatía necesaria con la sociedad y que sepa de lo que estamos hablando y de esa manera encontrar la mejor medida. Tenemos que encontrar un rumbo como país, que por ahora no lo hacemos y deja a la gente en la pobreza”.

Carlos Achetoni, presidente de la Federación Agraria
Carlos Achetoni, presidente de la Federación Agraria

“Ahí estaría la clave de que no todo terminaría o empezaría con un cese de comercialización. Con eso solo no alcanzaría. No es solo un plan de lucha, sino que también hay propuestas integrales”, destacó Achetoni, que si bien ve un horizonte de conflicto, no presiente un “escenario como la 125, pero sí veo que se está generando una tensión y que, lamentablemente, no se está entendiendo. Sin embargo, no me imagino que lleguemos a esa conflictividad. No me parece lo más adecuado. Eso fue un desentendimiento muy grande entre el sector productivo y el Gobierno y hoy el país se merece una concertación y un encuentro entre todos los sectores que haga que Argentina salga de la situación en la que está”.

Por otro lado, destacó que “es muy importante la unidad de la cadena para que podamos confluir en una situación entendiendo la complejidad que cada uno tiene y el rol que a cada uno le corresponde también y preservar el desarrollo del conjunto. Nosotros podríamos tomar medidas de forma unilateral, pero el conjunto puede hacer que se tome mucho más en serio la situación. Y también es necesario ver el equilibrio de la rentabilidad y una mejor inserción y abastecimiento interno y más garantía de consumo para todos los sectores”.

Frustración

Para el presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales (FIFRA), Daniel Urcía, la prolongación del cepo derivó en una “frustración” para el sector que no encuentra justificativo no solo a la medida, sino a cuestiones puntuales en su diagramación. “La prórroga nos provocó una seria frustración porque demuestra que, lamentablemente, no hay ideas. Más allá de que las restricciones no son buenas, no haber hecho las correcciones de aquellos casos que son totalmente injustas, como es el impedimento en aquellas empresas que tienen mercados habilitados pero no tienen antecedentes (de exportación), por lo cual se les impide exportar. Para eso no hay explicación ni justificativo alguno”.

Es por esto que Urcía entiende que el sector se vio defraudado por la continuación de la medida restrictiva, las cuales consideró que se mantendrán en el tiempo y que podrían tener el mismo efecto que en 2008, cuando comenzó un proceso de contracción de la actividad. “Esto viene para largo, yo ya no tengo más esperanza. El 31 de agosto sentí una gran frustración, porque este problema que planteo de pequeñas empresas de capitales nacionales que invirtieron y creyeron en que había que apostar a la exportación, las terminaron defraudando”, dijo.

Daniel Urcía, presidente de la  Federación de Industrias Frigoríficas Regionales (FIFRA)
Daniel Urcía, presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales (FIFRA)

“Lo que va a ocurrir es que habrá pérdida de empleos y cierre de empresas, tal como sucedió en 2008. Pero el sector sabe que en el medio está la sociedad y no quiere perjudicarla, por eso está informando a la misma de cuáles son los efectos nocivos de estas medidas equivocadas. Yo no llamaría conflictividad a la acción de hacer saber lo que un sector piensa, como tampoco a hacer movilizaciones”, agregó el dirigente empresario.

En esta línea, también planteó la necesidad de “continuar peticionando y explicado que la medida no es acertada, que se necesitan hacer correcciones de manera urgente. El sector está absolutamente unido, no está disgregado. El sector de la producción en general nucleado en el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) y gran parte de Unión Industrial Argentina (UIA) claramente está manifestándose diciendo que este esquema económico, con esta serie y restricciones, no es el camino adecuado para el desarrollo de la actividad productiva, ni tampoco alienta las inversiones”.

Precios

Por su parte, el director ejecutivo del mercado ganadero Rosgan, Raúl MIlano, consideró que el problema central en los problemas de acceso a la carne radica en la abrupta caída del ingreso de la clase media, y que si bien esta medida puso “techo” a los precios, no logró que bajaran los mismos en el mostrador. “El consumo después de todas estas medidas sigue trabado y con problemas porque tienen que descubrir los que no entienden esto la razón por la cual se consume menos carnes: esta es una cuestión básicamente de ingresos”.

Raúl Milano, director ejecutivo del mercado ganadero Rosgan
Raúl Milano, director ejecutivo del mercado ganadero Rosgan

“Es muy difícil que alguien que esté en el gobierno reconozca los más de 20 puntos que ha caído el ingreso en los últimos dos años. Eso significa que la clase media, que es el motor del consumo, tiene menos dinero. Son los que más cayeron y los que pagaron más el ajuste”, observó Milano y agregó que a pesar del “misil Exocet que se le tiró a la exportación, le han puesto un relativo techo a los precios, pero la carne en el mostrador no bajó, ya que a estructura de costos de la gente que trabaja en el sector está constantemente en aumento”.

En este sentido, concluyó que “entender cómo funciona el incremento en la carne es entender que son incrementos muy esporádicos con distintos tiempos, pero que cuando pega un salto hay una recuperación importante, pero puede pasar un tiempo después sin aumentos. Lo que se está discutiendo ahora son los resultados de enero y febrero, cuando hubo menos oferta de animales en los feedlots y sobre eso se machacó para tomar esta decisión. Ahora la carne va a estar mucho más tranquila, sin grandes corrimientos, pero también porque hay una demanda muy limitada”.

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