
La inflación y la emisión monetaria son parte de los grandes temas de discusión de la macroeconomía argentina. El problema, es que las dificultades asociadas a estos grandes fenómenos económicos llevan tanto tiempo conviviendo con los argentinos, que a veces resulta difícil tomar noción del tamaño de la problemática.
Una buena forma de entenderlo, es evaluar con detenimiento cuánto poder adquisitivo tienen los billetes que usamos a diario. El de $100, por ejemplo, tenía un valor equivalente a USD 100 al momento de entrar en circulación (regía el 1 a 1) y hoy apenas alcanza para comprar once centavos de dólar.
De igual manera se puede sacar la misma cuenta para el resto de los billetes, pero lo realmente interesante es analizar cómo las denominaciones más altas, a medida que fueron apareciendo, ya comenzaron su período útil “desvalorizados”.
Como se observa en el gráfico, cuando el billete de $200 entró en circulación (26 de octubre de 2016) el dólar oficial cotizaba a $15,34, por lo que su valor real era de apenas USD 13.
Incluso el billete de $1.000, que se empezó a emitir a finales de noviembre de 2017, cuando el dólar aún estaba a $17,72, tenía un valor muy inferior al de $100 cuando entró en circulación.
El punto más bajo se alcanzó con el billete de $2.000, que entró en vigencia en un momento volátil de la economía y perdió la mayor parte de su valor incluso antes de entrar oficialmente en circulación. En ese momento (22 de mayo de 2023) el dólar cotizaba a $245,02, por lo que el billete de $2.000 era equivalente a apenas USD 8, un valor sustancialmente más bajo que el del resto de los ejemplos analizados.
Ahora bien, mirando hacia adelante, se puede analizar cuánto valor tendrán realmente los nuevos billetes anunciados por el presidente Javier Milei. Aún no hay fecha definida para su lanzamiento, pero tomando como referencia el valor actual del dólar oficial ($847,11, según el promedio que publica el BCRA), se puede deducir que el de $20.000 tendría, a cifras de hoy, un valor equivalente a USD 23,6 y el de $50.000 equivale a USD 59. Por lo tanto, ninguno de los dos se equipara con el poder adquisitivo original del billete de $100, emitido por primera vez en el contexto del 1 a 1. Ni siquiera sumando ambos cruzan la barrera de los USD 100 (suman USD 81).
Si la comparación se hace con la cotización libre, que cerró el 2023 a $1.025, el anunciado nuevo papel de $20.000 valdría USD 19,51, y el de $50.000 casi 49 dólares.
Necesidad de nuevos billetes
Hay muchos factores que justifican la llegada de billetes de mayor denominación. Uno, como quedó claro, es el bajo poder adquisitivo y el problema que eso implica, tanto para las transacciones diarias como para el Banco Central, debido a los altos costos de impresión.

El propio presidente Milei declaró que “es una tortura el tema de los billetes”, en referencia a la inexistencia de papeles de mayor denominación. “Imaginate que tenés que hacer un pago en efectivo, tenés que andar con un bulto de papeles que te pone una etiqueta en la frente que dice ‘roba acá', comentó durante una entrevista televisiva.
“Dificulta mucho las transacciones y tiene un montón de costos. Los kirchneristas usaron esta artimaña para tratar de quitarle velocidad de circulación al dinero, pero nosotros, como parte de nuestro programa fiscal y monetario, hemos cerrado el grifo tanto en el plano de las Leliqs como en el plano del déficit fiscal. Por eso, la cantidad de dinero se va a mover sólo cuando compremos dólares”, explicó Milei.
Con esto, el Presidente precisó que la llegada de los billetes de $20.000 y $50.000 no traerá aparejado un crecimiento de la base monetaria, sino que se lanzarán para reemplazar otros billetes de menor denominación.
Desventaja con la región
Un análisis comparativo realizado por los economistas Fabio Ventre y Martina González, del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba, da cuenta de una amplia diferencia entre Argentina y el resto de los países de la región. El estudio señala que para equipararnos a los billetes de mayor valor en dólares, como son los 1.000 pesos mexicanos, los 200 soles peruanos o los 2.000 pesos uruguayos, Argentina necesitaría un billete de 50 mil pesos.
“Para ponernos a la altura de otros países de la región, tomando de referencia los 20 mil pesos chilenos, los 100 mil pesos colombianos y los 200 pesos bolivianos, necesitaríamos un billete de 20 mil pesos”, explicaron.
Ambas cifras coinciden con los planes anunciados por el presidente Milei esta semana.

“El hecho de que Argentina tenga billetes bajos en comparación a otros países, tiene que ver con la historia inflacionaria de cada país. Si miramos por ejemplo Chile, vemos que todavía circulan monedas que en su costado dicen ‘por la razón o por la fuerza’, es decir que son acuñadas a finales de los 70, en plena dictadura. Argentina, con todos los signos monetarios que ha tenido, necesita billetes de denominación cada vez mayor y eso delata nuestra mala situación económica”, compartió José Vargas, economista y director de la consultora Evaluecon.
Para tener una idea más cercana de las diferencias y del poco valor que tienen los billetes que se utilizan actualmente en Argentina, resulta interesante analizar justamente el poder adquisitivo de las unidades de mayor denominación de cada país.
Vnetre y González recordaron que el billete de mayor valor en moneda dura de la región es el de 1.000 pesos mexicanos, que hoy equivale a casi 60 dólares estadounidenses.
En el ranking les siguen los 200 soles peruanos, valuados en 54 dólares, y los 2 mil pesos uruguayos, que equivalen a 51 dólares.
El billete de mayor denominación de Brasil es el de 200 reales, que se ubica en la cuarta posición de la región al valer 41 dólares a la fecha.
Diversos países cuentan con billetes de entre 20 y 30 dólares de valor: los 200 pesos bolivianos (casi 29 dólares), los 100 mil pesos colombianos (25,5 dólares) y los 20 mil pesos chilenos (23 dólares).

Entre los billetes de menor valor en moneda dura se encuentra el de 100 mil guaraníes (Paraguay), que solamente representa 13,7 dólares.
En Venezuela, el billete de más denominación (100 bolívares) equivale a casi 3 dólares estadounidenses. En el último lugar se encuentra Argentina, que actualmente tiene como billete de mayor denominación el de $2.000, que tiene un valor equivalente a sólo USD 2.
Señales económicas
Para los especialistas, lo sucedido con el peso argentino es un indicador de los desequilibrios de la macroeconomía, que se han intensificado en los últimos 4 años. “La persistente inflación, culpa de la emisión de dinero derivada de la acumulación de déficits fiscales recurrentes, generó presiones inflacionarias que impactaron negativamente en el valor de nuestra moneda. Contar con billetes de bajo valor genera costos a nivel agregado que son difíciles de ignorar”, señalaron los economistas de la Bolsa de Comercio de Córdoba.
Asimismo, señalaron que tener billetes de baja denominación genera un aumento en los costos de transacción en el ámbito privado. Por supuesto, la necesidad de manejar un mayor volumen de billetes para llevar a cabo transacciones de montos cada vez mayores implica más gastos en términos logísticos, lo que afecta la eficiencia operativa tanto del sector productivo como de las entidades financieras.
Por otro lado, para el sector público implica mayores costos de producción y emisión de billetes. “La lógica es simple: resulta más económico imprimir un billete de 50 mil pesos que 25 billetes de 2 mil pesos”, apuntaron González y Ventre.

Se mostró de acuerdo el economista José Vargas. “Tenes billetes de baja denominación en una economía tan inflacionaria, hace que los costos sean más altos. Imprimir tanto papel es caro. Argentina no sólo imprime en la Casa de la Moneda, sino que también los importa, principalmente de Brasil y España. Tenemos que pagarlo mucho más caro de lo que vale el billete. Es muy costosa la logística, la distribución y el almacenamiento”, apuntó.
Los economistas aclararon que el valor nominal del billete no tiene relación con la inflación a futuro. “Emitir la misma cantidad de dinero pero en billetes de menor denominación no resuelve el problema subyacente, así como emitir billetes de mayor denominación no significa necesariamente que está incrementándose la cantidad de pesos en la economía”, comentaron.
“Existe la posibilidad de emitir billetes de mayor denominación para reemplazar parte de los que actualmente están circulando, lo que ayudaría a reducir los costos de transacción del sector privado mencionados previamente sin tener que incrementar la cantidad de pesos disponibles en la economía y, por ende, sin generar inflación”, agregaron.
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