Si en los últimos meses se habían hecho cada vez más visibles las diferencias de política al interior del Frente de Todos, el conflicto desatado la semana pasada entre el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el Instituto Patria, por la decisión del funcionario de echar a su subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo -quien responde a esa organización-, dejó bien en claro quiénes y cómo se toman las decisiones dentro del Gobierno. El sector empresario mira la película con preocupación, especialmente por lo que implica en el fondo esta disputa: qué hacer con la política tarifaria y los subsidios en un año electoral.
Esa es la discusión de fondo que Guzmán quiere dar y que tiene que ver con cómo se administran los recursos que son escasos. Pero a pesar de que jugó fuerte, en plena concordancia con el presidente Alberto Fernández y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, el Instituto Patria ratificó a Basualdo en su puesto y, por ende, el debate sobre el rumbo de la política energética, sigue sin resolverse.
¿Habrá un solo aumento, como pretende el todavía subsecretario de Energía? ¿O habrá dos, como busca el ministro? Será un tema a definirse en las próximas semanas, o tal vez meses. Lo cierto es que así como en las últimas horas estallaron los rumores sobre los posibles reemplazos de Guzmán, desde la Rosada confirmaron el viaje del Presidente a Europa, con el titular de la cartera económica como acompañante. ¿Señal de fortaleza para el ministro? Lo que definirá realmente su respaldo será la confirmación de que las tarifas aumentarán en torno al 20% este año.
“Guzmán queda muy debilitado. No puede tener autoridad en su propio Ministerio y no puede prescindir de alguien que no está funcionando. Si uno se basa en la historia reciente, van a ganar los que defienden a Basualdo” (Miguel Blanco)
Guzmán es, para el mundo empresario, uno de los funcionarios más “razonables” del Gabinete. Si bien nunca fue considerado un ministro con mucho peso -como prácticamente ninguno dentro del Gobierno-, sus ideas sobre la necesidad de reducir el déficit fiscal, bajar la emisión monetaria, acordar con el FMI y controlar la inflación, fenómeno que considera multicausal, son compartidas por la gran mayoría de las empresas.
De hecho, causó muy buena impresión el discurso que dio en el Museo del Bicentenario, a mediados de febrero, para transmitir el plan económico e intentar torcer el rumbo de las expectativas. “Pero entender no es solucionar. Si no puede hacer lo que él considera que hay que hacer, es cuestión de tiempo. Y cada vez es más difícil que lo dejen hacer lo que quiere”, afirmó a Infobae el presidente de la Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (Copal), Daniel Funes de Rioja.
El director de Swiss Medical y coordinador del Foro de Convergencia, Miguel Blanco, fue contundente: “Guzmán queda muy debilitado. No puede tener autoridad en su propio Ministerio y no puede prescindir de alguien que no está funcionando. Si uno se basa en la historia reciente, van a ganar los que defienden a Basualdo”. Y defendió al ministro respecto de que “era el único que tenía un discurso semi-racional. Le están pulverizando su propio plan, no puede quedarse de brazos cruzados”.
La principal preocupación del establishment es que prime la posición de seguir aumentando los subsidios al sector energético, con las consecuencias -ya conocidas- que genera en el comportamiento de la sociedad, en el déficit fiscal, y en la caída de las inversiones que van deteriorando la calidad de los servicios. Para Blanco, “no se puede seguir dando un servicio y facturándolo por debajo del costo. Es insostenible en el tiempo y tiene un costo muy grande”. Sobre la idea de Guzmán de avanzar hacia un esquema de segmentación, el empresario lo apoyó, pero destacó que no es sencillo de implementar.
“Dejar esta situación tensa durante muchos días lo veo complejo porque no es un tema menor. Es una política de mediano y largo plazo que tienen que definir. Todo lo que no va a ir por tarifa, va a ir por emisión”, remarcó el dueño de Aluar, Javier Madanes Quintanilla. Dijo además que si bien el tema tarifario afecta la actitud de la gente, hay que hacer que el sistema sea autosustentable porque si no, a la larga, el país se quedará sin energía. “Es la historia de siempre. Guzmán ha tratado de manejarlo; además, está pendiente de la renegociación de la deuda, y el FMI eso lo está mirando”, aclaró.
Mario Grinman, presidente de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), afirmó que la situación de Guzmán es difícil porque por más que lo quieran maquillar, el hecho es que hay un subordinado suyo que no le responde. “¿Cómo ven esto desde afuera, que es donde necesitamos que nos crean para arreglar con el Club de Paris y el FMI?”, se preguntó el directivo. Y añadió: “Yo puedo entender las diferencias entre oficialismo y oposición. Pero lo que es inadmisible es este tipo de peleas internas en un equipo de gobierno. Esto le hace muy mal al país y las perspectivas son muy negativas”.
“Dejar esta situación tensa durante muchos días lo veo complejo porque no es un tema menor. Es una política de mediano y largo plazo que tienen que definir. Todo lo que no va a ir por tarifa, va a ir por emisión” (Javier Madanes Quintanilla)
Así como está ocurriendo con el sector energético, las divisiones al interior de la coalición de gobierno también generan dificultades en las relaciones y la definición de reglas en el sector agropecuario. El presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Daniel Pelegrina, lo planteó claramente: “Hemos visto durante este año y medio de gobierno que viene primando la línea kirchnerista, por lo menos la amenaza permanente hacia el campo, quizá con acciones que no se concretan, pero con relaciones estancadas y sin que se ejecute nada de lo que proponemos”.
Por su parte, Martín Cabrales, dueño de la empresa de café que lleva su nombre, también defendió la posición de Guzmán en materia de tarifas, ya que “mantener todo congelado es una olla a presión que además genera desinversión por parte de las empresas”.
El tarifas-gate, además de transparentar una realidad política que ya se venía percibiendo desde hace tiempo, puso a Guzmán en una situación incómoda: defendió a rajatablas su plan de recomposición de las tarifas pero recibió el revés del kirchnerismo a las pocas horas de su ofensiva. Hoy el ministro y Basualdo se mantienen en sus puestos y el final es abierto. Si bien desde la Casa Rosada insisten en que el cuestionado subsecretario de Energía se irá “cuando calme el tema”, también es posible que los tiempos se alarguen y la convivencia se haga insoportable. En este contexto, los empresarios temen la salida del ministro. Y peor aún, temen por quién podría ser su reemplazo.
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