Para la Cepal, Argentina caerá 10,5% este año y tendrá un crecimiento de 4,9 por ciento en 2021

Quedará por sobre el promedio de caída de la región. Aunque el informe señala una baja del riesgo país y la inflación, señala que no se recuperarán los niveles de actividad pre-pandemia

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Según Cepal, en 2020 se enfrentó una combinación de choques negativos de oferta y demanda sin precedentes, lo que se traduce en la peor crisis económica de los últimos 120 años (EFE)
Según Cepal, en 2020 se enfrentó una combinación de choques negativos de oferta y demanda sin precedentes, lo que se traduce en la peor crisis económica de los últimos 120 años (EFE)

La región de América Latina y el Caribe marcará una contracción de 7,7% en 2020, pero tendrá una tasa de crecimiento positiva de 3,7% en 2021, debido principalmente a un rebote estadístico que, sin embargo, no alcanzará para recuperar los niveles de actividad económica pre-pandemia del coronavirus (en 2019). Así lo indicó la CEPAL en su nuevo informe Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2020.

En ese reporte la Argentina forma parte de los países de América del Sur que más van a caer durante este año -sin contar a Venezuela- pero también de los que más rebotarán durante el 2021.

Según el estudio que presentó la Secretaria Ejecutiva del instituto de las Naciones Unidas, Alicia Bárcena, durante este año el Producto Bruto de la Argentina caerá 10,5%, superando el promedio de los países de la región y en segundo lugar después de Perú (-12,9%).

Durante este año el Producto Bruto de la Argentina caerá 10,5%, superando el promedio de los países de la región y en segundo lugar después de Perú (-12,9%)

Sin embargo, la estimación de la Cepal es que el 2021 se verá un rebote estadístico que llevará a casi todos los países a tener un PBI positivo. En ese caso, para la Argentina proyecto un crecimiento de 4,9 por ciento mientras que para Perú la recuperación es mayor y llega al 9 por ciento

Según el documento, en un contexto de contracción global, América Latina y el Caribe es la región más golpeada del mundo en desarrollo por la crisis derivada del COVID-19. En la década previa a la pandemia la región mostraba una trayectoria de bajo crecimiento y en 2020 enfrentó una combinación de choques negativos de oferta y demanda sin precedentes, lo que se traduce en la peor crisis económica de los últimos 120 años.

De acuerdo con las proyecciones entregadas por el organismo de las Naciones Unidas, América del Sur se contraería -7,3% en 2020 y crecería 3,7% en 2021; América Central caería -6,5% en el presente período y se expandiría 3,8% el próximo año; mientras que Caribe anotaría una contracción de -7,9% en 2020 y un crecimiento de 4,2% en 2021.

La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, saca una foto con su celular a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI),  Kristalina Georgieva, y al ministro de Economía Martín Guzmán, durante una conferencia en el Vaticano.
La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, saca una foto con su celular a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, y al ministro de Economía Martín Guzmán, durante una conferencia en el Vaticano.

“La dinámica del crecimiento en 2021 está sujeta a una alta incertidumbre relacionada con el riesgo de rebrotes de la pandemia, de la agilidad para producir y distribuir las vacunas y de la capacidad para mantener los estímulos fiscales y monetarios para apoyar la demanda agregada y a los sectores productivos. Avanzar en un crecimiento sostenible e inclusivo requiere de una transformación productiva hacia sectores ambientalmente sostenibles, que favorezcan la generación de empleo y la innovación tecnológica”, señaló Bárcena.

Bajo crecimiento y FMI

CEPAL enfatiza que para evitar que la región persista en su dinámica de bajo crecimiento se requiere de políticas fiscales y monetarias expansivas junto con políticas ambientales e industriales, que permitan las transformaciones estructurales que la región necesita y promuevan un desarrollo sostenible.

Plantea la necesidad de priorizar el gasto para la reactivación y transformación económica y social mediante el fomento de la inversión intensiva en empleo y ambientalmente sostenible en sectores estratégicos; extender el ingreso básico a personas en situación de pobreza; otorgar financiamiento a micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes); entregar incentivos al desarrollo productivo, revolución digital para la sostenibilidad y tecnologías limpias; y universalizar los sistemas de protección social.

Se argumenta que más allá de los esfuerzos nacionales, la reactivación y la transformación económica de la región requerirán de financiamiento y cooperación internacional.

En este ámbito, enfatiza la necesidad de utilizar instrumentos como la emisión y reasignación de los Derechos Especiales de Giro (DEGs) del Fondo Monetario Internacional para fortalecer las reservas de los países de la región y los acuerdos regionales; incluir a los países de renta media vulnerables en la iniciativa de moratoria de deuda del G-20 (DSSI, por sus siglas en inglés) y además poner en práctica el canje de deuda por adaptación al cambio climático en el caso del Caribe junto con la creación de un fondo de resiliencia; y capitalizar las instituciones de crédito multilaterales, regionales y nacionales.

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