Con las nuevas medidas, el Banco Central logró recuperar las reservas perdidas en abril pero apenas achicó la brecha cambiaria

La presión sobre el dólar durante la cuarentena impidió al BCRA acumular divisas a pesar del inicio de la temporada de liquidación. Impacta en el valor dólar libre la incertidumbre por el default

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(Adrián Escandar)
(Adrián Escandar)

Las medidas de refuerzo a las restricciones cambiarias adoptadas durante el fin de semana tuvieron ayer un debut mixto: si bien el Banco Central habría logrado recomponer, con la compra de unos USD 50 millones según fuentes del mercado, la mayor parte de los USD 63 millones perdidos de sus reservas durante abril, pese al inicio del período alto de liquidación de la cosecha, la presión sobre la cotizaciones del dólar financiero y blue apenas cedieron.

En el caso del dólar financiero, el precio bajó menos de 2% mientras que el informal se alcanzó en los $121. La brecha cambiaria se mantiene así en el rango de 69% para el contado con liquidación a 79% para el informal, es decir, por encima del promedio durante la anterior vigencia de controles similares, entre 2011 y 2015.

El atraso del tipo de cambio oficial, que ajustó menos de 15% desde agosto pasado, la acelerada expansión de la base monetaria con tasas de interés negativas y la renovada inquietud que instaló en el mercado las nuevas regulaciones para instrumentos de ahorro como los fondos comunes de inversión son algunos de los principales motivos que amplían día a día la brecha. Pero es la expectativa de un escenario fuertemente recesivo, con alta inflación en el marco de la incertidumbre por el default lo que, a juicio de los distintos analistas, no permitirá que la diferencia se achique. Al menos, no hasta que se resuelva favorablemente la renegociación de la deuda.

Es que, hacia adelante y en el cortísimo plazo de apenas 15 días, el escenario sigue siendo binario. Sin acuerdo por la deuda, el shock económico post cuarentena se vuelve incierto, con un salto impredecible del dólar, mucho margen de maniobra del Central para contener la cotización oficial, con probable disparada de la inflación y un gran impacto en el sector privado, incluso el exportador, sin ningún acceso al financiamiento externo.

En el escenario opuesto, en cambio, todas las variables se vuelven más manejables. Está claro que tampoco en el supuesto de una reestructuración cerrada hacia fin de mayo, el panorama se encuentra completamente despejado.

Con el reinicio de la actividad post cuarentena, uno de los grandes desafíos será el retiro de circulación de gran parte de la enorme cantidad de pesos inyectada en la economía para paliar el golpe del parate económico por el coronavirus. El propio ministro de Economía, Martín Guzmán, admitió que se deberá esterilizar la masa de dinero volcada, equivalente según sus números al 5% del PBI.

Para avanzar en ese proceso, destacan economistas, es imposible mantener un sendero de reducción de tasas de interés.

El riesgo de una devaluación brusca y el consecuente rebrote inflacionario son amenazas latentes. Para neutralizarlas, el Gobierno deberá decidir cuál de sus banderas deja caer, o incluso las dos: la baja de las tasas de interés o el rechazo a un ajuste fiscal.

“El punto inmediato es evitar el colapso sanitario, social y productivo. Y la única forma es la inyección de liquidez para evitar una pérdida de ingreso en torno al 30% por la caída de actividad económica”, sostuvo Fernando Marengo, macroanalista de la consultora Arriazu."A medida que la economía se recupere, a diferentes ritmos, por sectores, hay que sacar todos esos pesos excedentes vía esterilización y/o ajuste fiscal, sino el ajuste seria depreciación e inflación", afirmó.

En otras palabras, incluso si el Gobierno logra evitar el default en las próximas semanas y descomprimir las fuertes tensiones del mercado, el riesgo de una devaluación brusca y el consecuente rebrote inflacionario son amenazas latentes. Para neutralizarlas, el Gobierno deberá decidir cuál de sus banderas deja caer, o incluso las dos: la baja de las tasas de interés o el rechazo a un ajuste fiscal.

“En un proceso de normalización de la economía, que implica corregir el atraso cambiario, el tipo de cambio del dólar libre deja margen porque hoy da alto”, opinó Alejandro Henke, socio de Proficio Investment, quien advirtió sobre las regulaciones que se adoptan mientras se apunta a ese proceso de normalización. “Las medidas para cerrar cada vez más el acceso a los dólares, con una perspectiva de posible default, activa reflejos en los ahorristas, no sólo en dólares sino también de aquellos que recuerdan distintas experiencias para depósitos en pesos”, apuntó.

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