
La rápida expansión del coronavirus a nivel mundial y su llegada al país es la gota que rebasó el vaso para que la economía argentina tenga nulas chances de reactivarse este año, debido a su impacto en materia de consumo y baja de exportaciones.
Las proyecciones de los analistas no auguraban un crecimiento del PBI en 2020, pero sí esperaban que hacia el segundo semestre, con una renegociación de la deuda exitosa, la Argentina comenzara a mostrar señales de reactivación para poder crecer el año próximo. Pero el escenario cambió drásticamente y todos los analistas consultados por Infobae afirmaron que o ya modificaron o están en proceso de hacerlo, sus números de actividad para este año. En líneas generales, el ajuste es de medio punto hacia abajo.
De acuerdo con el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), las estimaciones del consenso de los economistas en febrero fueron de una caída de 1,2% para 2020, pero lo más probable es que esos números se amplíen en función de que ya cada consultora ya está haciendo las revisiones respectivas.
“La economía claramente no se recupera. Si no fuera por lo que está pasando, deberíamos mejorar el pronóstico. El riesgo para la Argentina y para la región es lo que está sucediendo afuera, pero además lo que puede llegar a pasar localmente. ¿Cerrarán comercios? ¿Seguirá habiendo clases? Es muy difícil de diagnosticar cuál será el impacto”, señaló el economista de un banco que todavía proyecta una contracción del 2%.
La mayor contracción de la economía llegará como producto de las menores exportaciones -por precios y cantidades- debido al menor crecimiento mundial y por impacto que la merma en el valor del crudo producirá para el desarrollo de Vaca Muerta y su potencial exportador. De esta manera, habrá menos dólares y, por ende, limitaciones al crecimiento.
También el impacto llegará por las demoras en el proceso de renegociación de la deuda, ya oficializado por el presidente Alberto Fernández. La salida de la crisis del país depende en gran medida de la resolución de este tema, por lo que si su arreglo se demora, también lo hará la economía en su conjunto. Las perspectivas de mediano plazo son importantes para esta negociación porque los bonistas quieren saber cuál será la capacidad de pago de la Argentina, situación que hoy es difícil de pronosticar en el actual escenario de incertidumbre.

“Teníamos una proyección de caída de 1,5% y lo subimos a 2%, pero seguimos analizando el escenario, ya que el coronavirus recién arranca y tampoco el mercado sabe dónde terminará todo esto", afirmó el economista de Ecolatina, Matías Rajnerman.
Según el analistas, la mayor caída de la economía se deberá a menores exportaciones, debido a que el epicentro de la enfermedad arrancó en China -y a que la negociación de la deuda se va a extender y “va a haber tiempo perdido”. También habrá un impacto por las precauciones que se están tomando, y que se prevé que crecerán, a nivel local.
Al respecto, Miguel Zielonka, de Econviews, enfatizó que “las cifras se están revisando”, aunque por ahora mantienen una caída de 1%. “La menor actividad a nivel global va a afectar a la región, especialmente Brasil, así que la industria va a tener peor performance. De todos modos, la clave es qué pasará con la reestructuración de la deuda; eso es lo que define el año. En esta situación de mayor incertidumbre, es probable que se demore todo el proceso y ese es otro motivo para revisar a la baja”, sostuvo el economista.
Zielonka agregó que “no se trata sólo del coronavirus, sino que ahora se sumó el petróleo; los mercados globales están en modo de refugio y de no tomar riesgo. Hasta que no se aclare, nadie va a querer tomar decisiones sobre una propuesta argentina, aún si el gobierno se apega al cronograma original, cosa que dudo", afirmaba el economista, antes de conocer de parte de Fernández que, efectivamente, el proceso tardará más.
Por su parte, ACM tenía expectativas positivas en términos de la recuperación de la Argentina de la mano del cambio de gobierno, pero el contexto global adverso y la mayor incertidumbre a raíz del coronavirus prevé diagnosticar que la Argentina no quedará ajena al golpe. “Las tendencias son de reducción del crecimiento en todo el mundo. En ese contexto, vía exportaciones, el país sufriría. Respecto de la deuda, se vuelve un escenario mucho más incierto y volátil. Son malas noticias”, afirmó el economista Javier Alvaredo.

En su caso, preveían una caída de 1,1% del PBI y ahora esa cifra fue modificada a -1,4% , fundamentalmente por la baja de los precios de la soja y el petróleo, las menores exportaciones de materias primas y las mayores tensiones financieras.
Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario repasó también los efectos que el coronavirus puede tener en la Argentina y concluyó que existe un riesgo concreto de una erosión del comercio exterior y, consecuentemente, del ingreso de divisas por exportaciones para este año, lo que presionará sobre el tipo de cambio.
“Ello, por un lado, presiona sobre el tipo de cambio, especialmente en un contexto donde, mientras la moneda local perdió un 4% de su valor en relación al dólar desde el 1 de enero, el real brasileño se depreció un 18% en el mismo lapso, perjudicando la competitividad argentina en relación a nuestro principal socio comercial. Sin embargo, dejar correr el tipo de cambio conlleva el riesgo latente de un traspaso a la inflación en los precios domésticos”, dice el documento.
En relación con el proceso de renegociación de la deuda, si bien la caída de tasas en el mundo puede limitar su peso, el documento afirma que “bajo las circunstancias actuales los inversores tienden a preferir desprenderse de sus activos más riesgosos, entre los que lamentablemente se encuentran los bonos argentinos, para ir hacia otras colocaciones consideradas más seguras. Así, el riesgo latente es que los compradores de nuestros títulos a valores muy bajos sean fondos especulativos de alto riesgo (popularmente conocidos como fondos buitre), que tienden a apostar por cobrar la totalidad de la deuda vía su judicialización”. Por eso, subrayó, es importante que el proceso de renegociación sea lo más corto posible.
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