La otra fiesta de los festejos por Argentina campeón: de la emotiva historia del abuelo de 85 años a la originalidad de los hinchas fanáticos de la Scaloneta

Los simpatizantes se acercaron desde muy temprano al Monumental y vibraron con una jornada única

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Primer hincha en entrar al monumental

La selección argentina de fútbol disfrutó del ansiado momento de alegría y celebración junto a sus hinchas. Lo que no había podido lograr cuando retornó de Qatar por la magnitud de personas que salieron a las calles a celebrar el título mundial, esta vez sí tuvieron su jornada de fetejos. Pero no solo el plantel que comanda Lionel Scaloni. Miles de hinchas se acercaron desde muy temprano a las inmediaciones del Monumental. Ya habían pasado los nervios por no saber si podían conseguir o no una de las benditas entradas. Más de un millón y medio de personas lo buscaron, pero solo un puñado de poco más de 50 mil terminaron con su ticket (el resto fueron repartidas con entradas de protocolos, a empresas y familiares).

Fue una jornada inolvidable, que solo se vio opacada en el final, casi con el partido empezado, cuando un grupo sin entradas intentó ingresar y la policía los dispersó. O aquellos que contaban con tickets apócrifos y no pudieron disfrutar de la fiesta a los campeones del mundo. Las imágenes de los niños llorando fue un golpe al corazón. Al margen de estos dos incidentes, todo transcurrió en paz. Desde muy temprano, antes del mediodía, ya había cientos de hinchas aportando todo su color y el calor para la histórica jornada. Familias enteras y muchos niños pudieron conocer a sus ídolos. Abundaban las camisetas con el número 10 de Lionel Messi, pero también los buzos de todos los colores del Dibu Martínez.

Aunque el ingreso se vio un poco demorado y recién las puertas se abrieron casi una hora después. La ansiedad por ingresar llevó a más de uno lanzar un insulto al aire, a otros quejarse porque hubo entradas falsas, pero también estuvieron quienes esperaron pacientes hasta que se activó el bendito molinete. Como el caso de este abuelo, de 85 años, que viajó desde Mar del Plata junto a su nieto y por primera vez pisaba el Monumental. La alegría no le entraba en el pecho. El orgullo de haber visto a la Selección campeona por tercera vez, aunque como él lo sostuvo, el título de la Scaloneta tuvo otro sabor.

La fanática de Julián Álvarez en la fiesta de la Selección

Las ocurrencias de los hinchas llevaron a una niña, de Buenos Aires y fanática de River Plate, a preparar un ingenioso cartel para su ídolo, Julián Álvarez. “Juli quiero ser tu Mary Jane”, con la imagen del Hombre Araña. A su lado, pasaban los cordobeses fanáticos de Paulo Dybala y con una bandera junto a su otro gran ídolo, Lionel Messi. Camisetas de Newell’s y hasta de River Plate, que sentían el orgullo de haberle quitado la localía al rival de toda la vida.

Los fanáticos llegaron de todas las latitudes del país. Muchos con un atuendo muy especial, como el de este niño que contaba con la “capa” de Lionel Messi que le hizo su abuela por su cumpleaños, y la Copa del Mundo que le regaló su madrina. Como si algo le faltara, el pelo teñido a lo Dibu Martínez. “Campeón del mundo con 10 años”, celebraba su mamá.

Un niño con la capa de Messi y la copa del mundo dijo presente en la fiesta de la Selección

La música de Fer Palacios, los hits de la T y la M, los pasos al ritmo de los Totora... Los hinchas no hacían más que disfrutar. Hasta que llegó la primera gran ovación, cuando en la pantalla gigante apareció la figura de Lionel Messi. Luego, llegaron más emociones con el termómetro cuando anunciaron el equipo. Además de La Pulga, Fideo Di María y De Paul, los más aplaudidos fueron los identificados por River Plate, Julián Álvarez, Enzo Fernández, Gonzalo Montiel y hasta Nicolás Otamendi, confeso hincha millonario.

“La Scaloneta la puta que lo parió”, sonó fuerte dando un gran respaldo al entrenador. Aunque la gran ovación de la tarde-noche se la llevó el Dibu Martínez cuando comenzó con el calentamiento. “Qué baile el Dibu la puta que lo parió”, gritaron y él cumplió. También arengó a que la gente cantara, cerró los ojos y se concentró y hasta sus compañeros en el arco lo siguieron.

La canción Life is Life de Maradona fue el climax cuando el grupo de jugadores salió a realizar la entrada en calor. El Monumental explotó. Las ovaciones seguían unas a otras, la gente deliraba con Messi, con el Fideo, con la entrega de De Paul y las corridas incansables de Julián Álvarez.

El entretiempo, Wos cantó su canción que tan bien le hizo a De Paul y faltaban los gritos ensordecedores del complemento. Por fin, Argentina pudo abrir el marcador ante una abroquelada Panamá. El ansiado gol de Messi de tiro libre, el 800 de su carrera, tras varios intentos de pelota parada le puso el moño a una noche perfecta, que terminó con la celebración a pura emoción, fuegos artificiales mediante, y un plantel que por fin pudo celebrar con su gente como tanto lo anhelaba.

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