Argentina está entre los ocho mejores, ¿quién supone que un Mundial se gana al trotecito?

Por momentos, la Selección minimizó a Australia, que terminó vendiendo cara su derrota. No hay un campeón que haya ganado con holgura todos sus partidos y no haya tenido dificultades

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La opinión de Martín Liberman luego de la clasificación a cuartos de final

(Desde Doha, Qatar) Argentina está entre los ocho mejores equipos de la Copa del Mundo. Argentina está en ese selecto grupo de los favoritos, claro que sí. Está ya inserto en un lugar en el que todavía otros no están. Al que todavía otros intentarán llegar, como Francia, como Portugal, como España, como Brasil, como Inglaterra. Argentina ya está allí no sin sufrimiento pero, ¿quién supone que una Copa del Mundo se gana al trotecito? Recuérdenme un campeón que haya ganado con holgura todos sus partidos y no haya tenido dificultades.

Esto no tiene que ver con soslayar o pasar por alto las dificultades o las debilidades argentinas. Pero sí destacar que los equipos se van construyendo con el paso de los partidos y que seguramente habrá imperfecciones, habrá errores, habrá vicisitudes, habrá cuestiones vinculadas a la fortuna porque no me cabe duda que el descuento australiano es más un hecho fortuito que un gol buscado. El remate se iba para cualquier lado, se desvía en la espalda de Enzo Fernández, lo vence a Dibu Martínez y también nos cambia el prisma del partido. Porque si bien no fue una actuación impresionante, yo creo que Argentina contra Polonia se floreó un poco más, y seguramente eso estuvo vinculado al físico del rival porque eran muy altos los polacos. Mientras que el de Oceanía que jugó la Eliminatoria Asiática fue un hueso duro de roer.

En un momento Argentina lo minimizó, lo hizo chiquito y tal vez parecía más fácil de lo que era el partido. Un encuentro que en la cancha se vivía con tensión porque Argentina estuvo algo enmarañado, algo atado hasta que consigue Messi una vez más rescatarlo de ese momento de letargo. El gol de Messi lo despierta a Argentina, fue una suerte de agua fría en la mañana o del café al despertarse porque el equipo hasta ese momento no fluía. El equipo asumía el rol protagónico del partido, claro que sí. Pero no con la fluidez que uno espera y que sí vimos contra Polonia cuando Enzo Fernández se hizo eje del equipo, cuando Julián Álvarez triangulaba con Messi y todo salía fácil. También vinculo la dificultad a la categoría del rival que sin ser un primera línea, porque Australia claramente no lo es, ha jugado un buen Mundial y ha vendido cara a su derrota. Dibu Martínez termina tapando lo que ocasionalmente hubiera sido como mínimo una situación inesperada porque era el empate y a volver a empezar.

No hay otro como De Paul en la Copa del Mundo, nadie mete y corre como él (Foto: Reuters)
No hay otro como De Paul en la Copa del Mundo, nadie mete y corre como él (Foto: Reuters)

Argentina gana con un Messi que lo rescata y a partir de allí sí, a los 35 minutos del primer tiempo, el equipo empieza a tener la pelota de otra manera. Empieza a soltar un poco a los laterales. A mi gusto se apura Scaloni con el cambio que hace a los cinco minutos de la segunda parte: Lisandro Martínez por Papu Gómez. Creo que no había necesidad de jugar con tres defensores en ese momento. La línea de cinco, los tres centrales Otamendi, Romero y Martínez, con la idea es soltar más a los laterales, pero Acuña estaba fundido, se soltó hasta que pudo. Entró Tagliafico y sí se asoció mucho más con Messi en el segundo tiempo.

El gol de Julián Álvarez viene de esta maldita costumbre de salir jugando, por suerte para nosotros. Esta costumbre innecesaria de salir jugando cuando la situación es propicia y cuando no lo es también. Caprichosamente ya los arqueros y los centrales intentan siempre una más hasta cuando la jugada no lo pide. Julián Álvarez lo capitaliza, lo cambia por gol y un partido que parecía muy tranquilo, porque realmente lo era más allá de las fortalezas físicas del rival y de un equipo que tenía enjundia y coraje pero pocas ideas, la fortuna le juega a favor a ellos y allí comienza algún nubarrón y alguna duda en un partido que en realidad no debiera ofrecerlas.

El terreno es sinuoso de cara a la final. Siempre es así, los Mundiales son así. No hay un Mundial en el que un equipo haya ganado con facilidad todos los partidos y que no haya tenido un momento de zozobra, algún momento hasta de impericia como la que tuvo Lautaro, que tiene el arco cerrado increíblemente. Estoy seguro de que Scaloni lo pone porque el partido se presenta para eso. Pretende el técnico argentino que haya otro más con el arco destrabado. Pero hasta ahora Lautaro lo tiene cerrado. Otro buen partido de Julián Álvarez, otro gran partido de Alexis Mac Allister, que se ganó la titularidad del equipo, el capitán argentino en su partido 1000 volvió a ser de lo más sobresaliente del conjunto rescatando al equipo en un momento de letargo y duda.

Países Bajos no es Australia, juega mucho mejor (Foto: Reuters)
Países Bajos no es Australia, juega mucho mejor (Foto: Reuters)

El técnico sigue dudando con los laterales, los cambia permanentemente, y de cara al futuro, porque Países Bajos no es Australia, juega mucho mejor, me parece que hay que guardarse algún cambio. Se apura mucho Scaloni cuando hace los cambios. Hoy no sé por qué hizo todos los cambios, no se reserva alguna por alguna situación que pueda provocarse en el partido.

Argentina gana bien, creo que con justicia está dentro de los mejores ocho de la Copa del Mundo. Es el equipo que juega con más intensidad del Mundial, sus mediocampistas son perros de presa: no hay otro como De Paul en la Copa del Mundo, independientemente del nivel futbolístico de los primeros dos partidos, nadie mete y corre como él. Nadie tiene el compromiso que tiene Julián Álvarez, Alexis Mac Allister es una rueda de auxilio igual que Enzo Fernández, hay un gran Mundial de Otamendi y lógicamente hay muchas cosas por pulir y mejorar.

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