Las memorias de un compañero de Maradona en Cebollitas: del lujo más increíble que hizo Diego a cómo reaccionaba cuando le hablaba de sus excesos

Claudio el Mono Rodríguez cultivó una amistad con Pelusa de 50 años, con el que además compartió plantel en Argentinos y la Selección Sub 20. “Yo vi al mejor Maradona de toda la historia”, subraya sin dudar

Compartir
Compartir articulo
El Mono, hoy entrenador de Unión Magdalena, y una foto con Pelusa en sus tiempos de Cebollitas
El Mono, hoy entrenador de Unión Magdalena, y una foto con Pelusa en sus tiempos de Cebollitas

“Yo conocí a Diego, que fue el que hizo famoso a Maradona. Yo vi al mejor Maradona de toda la historia. Las cosas que hacía como profesional, nosotros se las veíamos hacer todos los días en Cebollitas”, De esta manera, se presenta Claudio el Mono Rodríguez, ex futbolista y amigo personal de Diego Armando Maradona durante más de 50 años.

Pelusa y el Mono se conocieron a los ocho años e integraron los Cebollitas, aquel recordado equipo dirigido por Francis Cornejo, en el que brilló el astro del fútbol argentino durante seis temporadas, antes de pasar a las Divisiones Inferiores del Bicho de La Paternal. “Era uno más para nosotros. En esa época no teníamos presiones y jugábamos para divertirnos; no competíamos entre nosotros. Éramos todos para uno y uno para todos, sin ningún tipo de problemas”, sostiene Rodríguez, el actual entrenador de Unión Magdalena, conjunto colombiano que milita en la Primera A del país cafetero.

El Mono conoció a Maradona como muy pocas personas en este planeta. Fue un privilegiado de haber visto sus gambetas desde la infancia y con el paso del tiempo también en épocas como profesionales, ya que ambos compartieron el plantel del Sub 20 argentino campeón en Japón 79 y vistieron la casaca del Bicho en 1981, previo a que el ídolo dejara el club para ir a Boca.

“Diego lo era todo y, Maradona, sólo la fama. Diego tuvo sus amigos y Maradona los suyos que fueron un montón. Los amigos de Diego fueron muy pocos y entre esos estaba yo, que lo queríamos ver bien. Los de Maradona fueron los amigos de la fama que siempre están, que lo llevaron a terminar como terminó y que acabaron con su vida. El entorno tóxico, como se dice. Yo era amigo de Diego, no de Maradona”, remarca su ex socio en el campo de juego.

-¿Cómo fue esa experiencia de ser parte de Los Cebollitas?

-Futbolísticamente pasé los mejores años de mi vida. Estuvimos seis años invictos. Pasamos una infancia muy feliz, muy linda. Éramos todos muy unidos y amigos. Y lo seguimos siendo con los que están presentes.

-¿Qué recuerdos tenés de aquellos momentos junto a Maradona?

-Fue todo muy lindo, imaginate que nos pasábamos 13 horas juntos en el club por amor a la pelota. Jugábamos al fútbol, al metegol, a las escondidas, al poliladron, a la bolita. La verdad es que pasábamos mucho tiempo en Malvinas, en el polideportivo de Argentinos. Diego fue un gran amigo, no solo un compañero del club.

-De qué manera te demostraba su amistad?

-Estábamos todos los días juntos; tuvimos una infancia muy feliz, ya que nos juntábamos luego de los entrenamientos y nos quedábamos hasta largas horas despiertos porque se quedaba dormir en mi casa. Los fines de semana nos veíamos para jugar en el club y estar juntos. Me invitó dos veces a jugar a Villa Fiorito. Uno de chico no toma magnitud de esos barrios. Ya de grande vino al cumpleaños de 15 de mi hija y agarró el micrófono y dijo: “Yo vengo al cumpleaños de 15 de Romina, la hija del Mono, la figura es ella, yo vengo a divertirme”.

-¿Cómo fue jugar al lado del pequeño Diego?

-Todas las cosas que vieron de grande yo las veía de chico durante todos los días en los entrenamientos en Los Cebollitas. Nos conocimos a los 8 años y ya hacía todas esas genialidades, las piruetas y gambetas que mostraba de grande las veía en los entrenamientos de chico. Hacía de todo, lo que se le ocurría lo llevaba a cabo. Ya de chiquito era un diamante en bruto.

-¿Qué fue lo más increíble que le viste hacer?

-En los cumpleaños levantaba un gorro de carnaval desde el piso y se lo ponía en la cabeza. La gente lo aplaudía y él se reía como si nada. Fue un tocado con la varita mágica.

-¿De chico ya era un líder o se fue formando con el tiempo?

-El liderazgo lo fue formando con los años. De chiquito era sumiso, alegre, bailaba muy bien el rock and roll. Era muy tranquilo y pausado a la hora de hablar: un niño sumamente feliz. Empezamos a jugar a los 8 años en Los Cebollitas que era una división menor de Argentinos Juniors.

-¿Tuvieron vínculo con el correr de los años?

-Sí, jugamos juntos en la Primera de Argentinos en 1981 y, dos años antes, en el seleccionado argentino que se consagró campeón en el mundial juvenil de Japón. Luego, con el paso de los años nos veíamos muy seguido, seguíamos comunicados y me quiso llevar a trabajar a Gimnasia y Esgrima La Plata como integrante de su cuerpo técnico. No fui porque estaba en Estudiantes de Buenos Aires y le había dado mi palabra de que iba a seguir y me quedé.

Una postal de aquella amistad cimentada en los Cebollitas
Una postal de aquella amistad cimentada en los Cebollitas

-¿Cuál es el primer recuerdo que tenés de Diego fuera de la cancha?

-Cuando se quedaba en mi casa nos íbamos caminando desde Parque Saavedra hasta Villa Urquiza y nos comprábamos cosas por ahí, nos gastábamos toda la plata en cualquier cosa para comer menos para viajar en colectivo. Caminábamos y no viajábamos. con tal de comer algo.

-¿Festejaron algún cumpleaños juntos?

-Sí, de chiquitos la pasábamos juntos porque los festejábamos en el club. Jugábamos a las escondidas, y la verdad es que la pasamos muy bien. Ya de grande, Diego vino a dos cumpleaños míos y a uno de mi papá. Recuerdo mucho lo bien que pasábamos los cumpleaños.

-¿Que te pasó cuando lo viste jugar?

-Era uno más para nosotros. En esa época no teníamos presiones y jugábamos para divertirnos. No competíamos entre nosotros ni nada. Éramos todos para uno y uno para todos sin ningún tipo de problemas. Varios se destacaban del resto: Diego, el Goyo Carrizo...

-¿Qué fue de la vida de los Cebollitas?

-Nos juntamos de vez en cuando pero hablamos todos los días por un grupo de WhatsApp. Diego era parte del mismo previo a su fallecimiento. Íbamos a festejar sus 60 pirulos pero no se pudo. Estuvimos presentes en la despedida de Maradona en la cancha de Argentinos Hubiera cumplido 62 años Diego, y lo extrañamos.

-¿Fue una fecha especial para vos que lo conociste desde los 8 años?

-Sí, el 30 de octubre es un fecha muy dura para mí, porque además de la muerte de mi amigo, también se cumple un aniversario del fallecimiento de mi papá, que fue en el 2013. Así que es una fecha triste y muy recordada.

-¿Qué conservás de tu amigo?

-Su cariño y don de persona. Además, camisetas que me regaló y un par de botines. Tengo una azul y blanca con el escudo de la selección argentina y una casaca de Argentinos Juniors con el número 10. Pero lo que más conservo es el cariño de su persona, sus recuerdos en mi mente, y la relación que tengo con Claudia Villafañe y sus hijas. Para mí, eso es muy importante.

-¿Cuál es la primera anécdota con él?

-Recuerdo cuando íbamos a entrenar en la camioneta de Don Yayo, que era un rastrojero, cuando parábamos en un semáforo tocábamos timbre y salíamos corriendo, travesuras de pibes sin maldad que hoy no suceden.

-Compartiste plantel con Maradona en Argentinos. ¿Cuál fue el mejor Maradona de toda la historia?

-El mejor Diego de la historia fue el de los Cebollitas, porque hacía lo mismo que repitió de grande. Cuando éramos chicos era difícil hacer lo que hacía, sin embargo le nacía con naturalidad. Todo lo que quiso hacer con la pelota lo hizo, no dejó ninguna cuenta pendiente, ni tampoco hubo secretos, todo lo llevó a cabo. No se guardó nada.

-¿Le pudiste dar el último adiós?

-Sí, fui al velatorio en Casa Rosada. Estuve con su ex esposa Claudia, su verdadero amor, y sus hijas. Sabía que no estaba bien mediante su cuñado que me contaba. ¿Cómo me enteré? Yendo al entrenamiento me mandan un mensaje, tuve que chequearlo porque no lo creía. Al recibir la confirmación, y mientras estaba manejando, tuve que estacionar porque me cayó como una bomba su muerte, me hizo mal y fue un golpe muy duro.

-¿Cuánto hacía que no lo veías?

-Tres meses antes vino a buscarme para llevarme a trabajar a Gimnasia y Esgrima La Plata. Luego, lo vi dos veces más, pero lo vi bien. Él pasó un infancia muy feliz con nosotros y a lo mejor su entorno no quería que estuviésemos cerca en el último tiempo porque no le convenía.

-¿Te cayó la ficha de que no está más ?

-No me cayó la ficha todavía, porque lo extraño y lo pienso. Son cosas inexplicables pero la vida es así. Un año nuestro son 10 años de Maradona. Vivió a su manera, hizo lo que quiso y tuvimos ese final tan triste. La última que lo vi estaba triste. No tenía esa sonrisa en la cara que tuvo siempre y eso le pesó en la vida también.

Rodríguez apuesta a salvar a Unión Magdalena
Rodríguez apuesta a salvar a Unión Magdalena

-¿Alguna vez le aconsejaste que deje los excesos?

-Sí, dos veces le aconsejé que deje los excesos, pero él era así, hacia lo que quería. Y uno debía aceptarlo o dejarlo. Diego te escuchaba pero no te respondía nada, no te hacía caso, y eso me daba mucha bronca. Con el entorno no tengo relación. Cuando los veo los saludo, pero nada más; no soy de hablarles ni de verlos.

-¿De chiquito era Diego o Pelusa?

-Diego, así le decíamos. Todos conocen a Maradona y yo conocí a Diego. Yo vi al Diego que hizo famoso a Maradona y el que lo llevó a la fama. Diego fue el niño más feliz del mundo y ese fue el que yo conocí.

-¿Cuál era la diferencia entre Diego y Maradona?

-Diego lo era todo y Maradona sólo la fama, nada más. Diego tuvo sus amigos y Maradona, los suyos que fueron un montón. Los amigos de Diego fueron muy pocos y entre esos estaba yo que lo queríamos ver bien. Los de Maradona fueron los amigos de la fama que siempre están, que lo llevaron a terminar como terminó y que acabaron con su vida. El entorno tóxico, como se dice. Yo era amigo de Diego, no de Maradona.

-¿Te arrepentís de haberle dicho que no a la propuesta de acompañarlo en Gimnasia?

-No sé si me arrepiento, pero a lo mejor lo podría haber ayudado de otra forma. Ya pasó.

-¿Cómo te sentís dirigiendo en Colombia, Claudio?

-Bien, estamos en Unión Magdalena. Agarré al equipo casi descendido y me puse como objetivo sacar el 50% por ciento de los puntos para salvarlo del descenso, y estamos encaminados a eso. Llegué en abril y me siento muy bien y cómodo, porque conozco bien Santa Marta, ciudad donde viví mucho tiempo en mi época de jugador.

-¿Debutaste en Argentinos como futbolista?

-Sí. Arranqué ahí, luego recalé en Chacharita, vine a Colombia para debutar en Unión Magdalena y me quedé durante cinco temporadas. Después, volví a la Argentina para jugar en Atlanta, Maipú de Mendoza, Deportivo Cipolletti de Rio Negro, Talleres de Remedio de Escaladas y regresé al Funebrero donde me retiré como profesional.

-Cuando colgaste los botines, ¿qué rumbo tomaste?

-Asumí el rol de asistente técnico y salimos campeones en Chacarita. Luego, trabajé como director técnico y asistente en Estudiantes de Caseros y en Midland, donde me trataron muy bien. Fueron mis primeros trabajos como entrenador en el Ascenso y me sentí muy bien. Hoy estoy bien en Magdalena y tengo como objetivo salvarlo del descenso; estamos en zona directa, a siete puntos del último de la tabla.

-¿Qué diferencia encontrás entre el futbol colombiano y el argentino?

-En Colombia hay mucha tenencia de balón con la idea de salir jugando y no revolearla para arriba. En Argentina, en cambio, es un juego más técnico-táctico en la disciplina del ordenamiento defensivo y apostar al contragolpe.

-¿Te gustaría volver a dirigir en la Argentina?

-Si existe la posibilidad no tengo problemas. Acá me queda un año de contrato y lo voy a cumplir. Luego, veremos cómo sigue todo.

Seguir leyendo: