Caruso recordó cuando un futbolista justificó que faltaba a las prácticas porque se había comido al gallo que lo despertaba

El entrenador revivió una anécdota insólita cuando daba sus primeros pasos como DT

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El entrenador revivió una anécdota insólita cuando daba sus primeros pasos como DT

Antes de sacarles las papas del fuego a varios equipos de Primera División que coqueteaban con el descenso, Ricardo Caruso Lombardi hizo honor a sus orígenes del ascenso y dio sus primeros pasos como entrenador en Defensores de Belgrano, Estudiantes de Caseros, Temperley, Platense, All Boys, El Porvenir y Sportivo Italiano, donde tuvo dos pasos y registró una anécdota inverosímil con uno de sus dirigidos.

Caruso nunca quiso aclarar quién era ni especificó en cuál de sus dos etapas ocurrió (condujo al Tano en la temporada 95/96 y en la 97/98), pero el futbolista en cuestión era un mediocampista paraguayo que se ausentó varios días consecutivos a los entrenamientos y no le explicaba por qué al verborrágico DT.

“Me llamó el lunes y el martes pero me cortaba, no me decía qué le pasaba. El miércoles hablamos y le dije que lo esperaba, que viniera sí o sí a Ezeiza, donde entrenábamos, para que me explicara qué le pasaba porque el fin de semana teníamos que jugar”, fue la introducción en diálogo con ESPN Show, programa de Alejandro Fantino.

Finalmente convenció al guaraní de que concurriera al predio aunque fuera tarde y arribó aproximadamente a las 11:30 con un Ford Falcon destartalado: "El auto de Pedro Marmol en los Picapiedras frenaba más, era una cosa que no se podía creer".

El actual entrenador de Belgrano de Córdoba prosiguió: “Se bajó con la cabeza gacha y me dijo que me iba a decir la verdad. ‘Caruso, llego tarde a los entrenamientos porque tenía hambre, me comí al gallo que me despertaba a las 6 de la mañana para venir a entrenar y ahora no me despierto’. Yo lo comprobé porque fui a la casa, vivía en el medio de un campo que al lado tenía un árbol, nada más”.

El remate de la historia llevó el sello de Caruso Lombardi: “Le contesté ‘te voy a regalar un reloj cucú, pero mirá que es de madera y se te va a quedar atragantado en la garganta’”.

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