Fundación Ecoinclusión: transformar la basura en algo productivo

Tres jóvenes cordobeses pusieron en marcha un proyecto de construcciones ecológicas con fines sociales para cumplir así con un doble objetivo: hacer algo por el medioambiente y mejorar la calidad de vida de las personas más vulnerables del país y de la Región. Por Nadia Nasanovsky.

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En la entrega de los Reconocimientos Taeda 2018, los miembros de Ecoinclusión posan junto a Gabriel Rabinovich, otro de los galardonados por Editorial Taeda, y el ministro Sergio Bergman. Foto: Fernando Calzada.
En la entrega de los Reconocimientos Taeda 2018, los miembros de Ecoinclusión posan junto a Gabriel Rabinovich, otro de los galardonados por Editorial Taeda, y el ministro Sergio Bergman. Foto: Fernando Calzada.

Leandro Lima, Fabián Saieg y Leandro Miguez son amigos del colegio y, en 2015, se convirtieron en socios de una iniciativa que los apasiona. Movidos por la necesidad de ayudar a familias que carecen de una vivienda digna en Alta Gracia, Córdoba, decidieron juntarse para hacer algo a favor de una sociedad más equitativa y sustentable. Crearon la Fundación Ecoinclusión, con la que realizan construcciones ecológicas a partir de plásticos desechados, que luego son utilizadas para fines sociales.

Los tres jóvenes se interiorizaron con un desarrollo de investigadores del Conicet para la creación de ladrillos a base de residuos y así convirtieron su idea en realidad. A partir de allí, comenzaron con la producción y desarrollaron una red de empresas, municipios y organizaciones con el objetivo de ampliar la elaboración en Córdoba y en otras provincias para poder primero reciclar los residuos y luego construir las viviendas ecológicas.

"Queremos ver nuestros procesos replicados en toda América Latina, con muchas organizaciones aliadas que reciclan plástico y producen elementos de construcción", explicó Saieg en diálogo con DEF. En 2017, su iniciativa fue elegida como el mejor proyecto de innovación con impacto social en el Desafío Google de Latinoamérica, lo que los acercó a su objetivo regional.

Leandro Miguez, Fabian Saieg y Leandro Lima, fundadores de Ecoinclusión, fueron galardonados por Editorial Taeda. Foto: Gabriel Palmioli.
Leandro Miguez, Fabian Saieg y Leandro Lima, fundadores de Ecoinclusión, fueron galardonados por Editorial Taeda. Foto: Gabriel Palmioli.

-¿Qué es Ecoinclusión?
LM-Es una ONG que se dedica a dos sectores. Uno es el medioambiente, con el reciclaje de plástico PET y, hoy en día, con la incorporación de otros plásticos. El otro sector es el social, en el que donamos los ladrillos y materiales de construcción que hacemos a viviendas sociales y otros proyectos de alto impacto social. A fines de 2014, nos juntamos y, a fines de 2015, obtuvimos la personería jurídica, y todos los trámites legales necesarios.

-¿Cómo planean cumplir con estos objetivos?
LL-Queremos ser un nexo, más allá de los productos que realicemos o vayamos a realizar; la idea es poder unir estas dos partes, lo medioambiental y lo social, y hacer una organización que sea replicable en el resto del país y del mundo. Trabajamos desde la recolección de plástico hasta la producción de diferentes materiales y la posterior donación de estos materiales.

-¿Qué otros actores están involucrados en estas distintas etapas?
LL-Trabajamos en conjunto con gobiernos, empresas, otras organizaciones del tercer sector, siempre haciendo de nexo, reforzando lo que ellos pueden hacer y aceptando la ayuda que nos dan.

El saludo con Mario Montoto, presidente de Editorial Taeda. Foto: Fernando Calzada.
El saludo con Mario Montoto, presidente de Editorial Taeda. Foto: Fernando Calzada.

-¿Cómo fue que participaron y ganaron el Desafío Google de América Latina?
FS-Lo vimos en las redes sociales y nos anotamos pensando que nunca iba a pasar nada, porque nosotros llevábamos un ladrillo y los otros participantes tenían todas cosas muy tecnológicas… Después de varias entrevistas, pasamos a la semifinal nacional, junto con otros tres proyectos, y ganamos con el voto de la gente. Eso nos permitió pasar a la final en México, donde competimos con otras cinco ONG de cinco países de América Latina. Expusimos nuestro proyecto frente al jurado y ganamos.

-¿Cuál es, en la actualidad, el radio de acción de Ecoinclusión?
LM-Empezamos en Alta Gracia y en tres pueblos de alrededor, y ahora estamos avanzando en Córdoba capital. La intención es expandirnos a nivel nacional y, si es posible, a América Latina.

-¿Cómo fueron los primeros pasos en Córdoba capital?
LM- Entramos después de haber recibido el premio de Google, lo que nos dio mucho reconocimiento. Pudimos firmar un convenio con el municipio para que se instalaran 40 campanas de reciclaje en la ciudad, con la intención de llegar a 150, para que nos enviaran a nosotros el material desde ahí. Son puntos verdes de recolección de botellas de plástico.

Los jóvenes dialogaron con el ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, rabino Sergio Bergman, en el aniversario de Editorial Taeda. Foto: Fernando Calzada.
Los jóvenes dialogaron con el ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, rabino Sergio Bergman, en el aniversario de Editorial Taeda. Foto: Fernando Calzada.

-¿A dónde va lo que se recolecta allí?
LL-En este momento, estamos en nuestra primera planta, en las afueras de Alta Gracia. Es un galpón que nos prestaron, un edificio muy rudimentario. Estamos por mudarnos a la Ciudad de Córdoba, al Parque Industrial Ferreyra, para hacer una planta en donde podamos intentar darle más visibilidad al problema de los residuos y reciclar un porcentaje mayor, que marque una diferencia en el reciclado total de la Ciudad.

-¿Qué cantidad de plástico están reciclando en la actualidad?
LL-El porcentaje que manejamos hoy es realmente muy bajo. Tenemos un cuello de botella en el depurado, o sea, en convertir la botella en una materia prima. Esto es algo esencial. Nuestra idea es ir de a poco aumentando la cantidad de plástico que recolectamos y reconvertimos. En este momento, en Córdoba, se recolectan alrededor de 2500 a 3500 kilos de plástico por mes. Si uno se pone a pensar en la cantidad de personas que hay en la Ciudad y en la cantidad de botellas que se utilizan, es una cifra muy baja.

-¿Cuántos ladrillos se hacen con 2500 kilos de plástico?
LL- Unos 2500 ladrillos. La relación es un kilo de plástico por ladrillo.
LM- El estimado es 20 a 25 botellas por ladrillo, y se utilizan 55 ladrillos por m2 de construcción.

La Fundación Ecoinclusión recibió el Reconocimiento Taeda 2018 por su labor. Foto: Fernando Calzada.
La Fundación Ecoinclusión recibió el Reconocimiento Taeda 2018 por su labor. Foto: Fernando Calzada.

CONSTRUCCIONES COMUNITARIAS

-¿Cuántas viviendas llevan construidas?
LL-No hemos construido viviendas por ahora. Hicimos un comedor y unos baños para una escuela en Alta Gracia. Estamos en el proceso de ayudar en la construcción de una biblioteca comunal, junto con la gente de Ingeniería Sin Fronteras. También, hicimos una entrega de material para un salón comunal en Los Aromos.
FS- Como tenemos baja capacidad de producción, por ahora, nos enfocamos en espacios comunales para poder así llegar a mucha gente.

-¿Qué recibimiento tuvieron por parte de quienes ahora usan estas construcciones?
FS- Muy bueno. En Alta Gracia antes los chicos recibían la merienda afuera, a la intemperie y ahora tienen su comedor, y tienen sus vestuarios y baños. En Córdoba, no se está construyendo, pero pusimos canastos, y la gente está empezando a recolectar botellas. La idea es que sea un trabajo social, no es solo la construcción lo que nos mueve, sino el generar conciencia de todo lo que se puede lograr si cada uno aporta sus botellas. Mostrar cómo la basura se puede transformar en algo productivo.

-¿Cómo surgió la idea de trabajar con ladrillos hechos de plástico reciclado inventados por investigadores del CONICET?
LL-La idea de ser un nexo entre lo social y lo ecológico necesitaba algo que conectara esas dos partes. Como ninguno de nosotros es ingeniero, ni tiene el perfil técnico, salimos a buscar ideas que ya existieran.
FS- Encontramos en el ladrillo algo que nos cerraba por los dos lados: por un lado, nos permitía trabajar el reciclaje, porque en él el plástico se transforma, y por el otro, es un producto que podíamos destinar a lo comunitario, darle un fin social.

Amigos desde el colegio, los fundadores de Ecoinclusión hoy trabajan para que la ciudadanía comprenda todo lo que se puede hacer con lo que habitualmente se considera basura. Foto: Fernando Calzada.
Amigos desde el colegio, los fundadores de Ecoinclusión hoy trabajan para que la ciudadanía comprenda todo lo que se puede hacer con lo que habitualmente se considera basura. Foto: Fernando Calzada.

-¿Qué características tienen estos ladrillos?
LL-Cumple con todas las normas de construcción, ya fue aprobado y cuenta con la certificación CAT (Certificado de Aptitud Técnica), que era una de las cosas que nos interesaba.
-¿Cuáles son sus objetivos al usarlos?
FS- Queremos contagiar a otras ONG para que se pongan a reciclar y a ayudar a la sociedad con un producto de construcción. Queremos replicar esta idea y que lo que hoy nosotros estamos haciendo en Córdoba se haga en distintos lugares del país.

-¿Qué acciones han hecho para avanzar en esta dirección?
LM-Estamos avanzando en la elaboración de manuales para estandarizar todos los procesos y difundirlos, así otros pueden replicarlos sin cometer errores.
LL- No queremos ser necesariamente nosotros los que llevemos esto a otras provincias, sino ofrecer a ONG locales nuestra experiencia y las herramientas de que disponemos para que ellas lo hagan, darles nuestro know how, en pocas palabras.

UNIÓN DE ESFUERZOS

-En este recorrido, ¿recibieron apoyo de empresas, universidades?
FS-Nos ayudaron de muchos lugares. De universidades, de municipios, de Alta Gracia, primero, y otros de alrededor, después. El gobierno provincial nos ayudó con un programa para comprar las máquinas; la gente del CONICET de Córdoba estuvo con nosotros desde el principio, fueron a nuestra planta, nos enseñaron a hacer los ladrillos.
LL-En la parte organizativa, nos han dado una mano desde la Universidad Siglo 21, también otros profesionales, gente del rubro de la construcción, desde arquitectos hasta gente que produce materiales de construcción. La gente de Corblock nos ayudó mucho.
FS- Y la gente, con botellas, ¡en todos los lugares a donde íbamos nos daban botellas!

-¿Qué les hace falta ahora? ¿Cómo ayudarlos?
LM-La idea es que todos pueden ayudar. Siempre se pueden hacer donaciones pequeñas, pronto vamos a tener disponible un espacio para hacer donaciones desde nuestro sitio web.
FS-El ladrillo llega con costo cero a los beneficiarios, los financiamos con aportes de empresas o de pequeños donantes. También, hay gente que aporta trabajo voluntario.

Con 20 a 25 botellas de plástico, se fabrica un ladrillo. Por cada m2 de construcción, se utilizan 55 ladrillos

-¿Tienen alguna dificultad puntual para el avance de la Fundación en este momento?
LL-El proceso productivo es la mayor traba, siempre estamos peleando con los problemas de fábrica, con que algo se rompe o anda mal.
FS- Nuestra materia prima no ingresa de manera constante, depende de la voluntad de la gente de reciclar. No es que vamos y compramos cuando necesitamos más. Un día podemos juntar 10 botellas y al otro día 0. Mientras más se tome conciencia y más se recicle, más vamos a poder trabajar.
LL- La idea de la Fundación es darle la posibilidad a la gente a que se una fácilmente y vea un resultado tangible de sus acciones.
FS- Mostrar un ladrillo hecho con las botellas incentiva mucho al reciclaje. Es algo muy visible.

-¿Cuáles son los planes para los próximos años?
FS-Queremos ver nuestros procesos replicados en toda América Latina, con muchas organizaciones aliadas que reciclen plástico y produzcan elementos de construcción, y con mucha gente involucrada y mucho más consciente de que la basura no es basura, de que se pueden hacer cosas muy buenas con ella.
LM-Queremos llegar a reciclar el 50 % del plástico usado.
LL-Espero que logremos generar un cambio en la manera en que la gente usa los materiales descartables, que el reciclaje se vuelva algo común, y no la excepción.
FS- También, queremos ayudar a que haya más consumidores responsables, que entiendan que todo lo que se tira va a algún lado.

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*Esta nota es un adelanto de la que saldrá publicada en la Revista DEF N. 121