Rosario: el negocio del narcotráfico y su impacto social

El periodista rosarino y diputado provincial Carlos Del Frade, quien acaba de ser reelecto para un nuevo mandato en la Legislatura santafesina en las listas del Frente Social y Popular, alerta sobre el negocio “paraestatal” del narcotráfico y cuestiona la complicidad entre las bandas delictivas y las fuerzas de seguridad y la inacción de la dirigencia política. Por Mariano Roca.

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"No habrá más seguridad si se sigue alimentando la fenomenal circulación de dinero que garantiza la inseguridad", asegura Carlos Del Frade en el prólogo de su último libro titulado Balaceras, narcotráfico y política. Se trata del cuarto volumen de su saga Geografía narco, en el que también cuestiona las políticas de "mano dura" que ‒según advierte el autor‒ "generaron el aumento de la violencia individual y los homicidios en las grandes ciudades de la Argentina". "Decir que el Estado está ausente es una 'narco-soncera': el Estado siempre está presente, pero el problema es si esa presencia es corrupta o virtuosa", manifiesta, en diálogo con DEF.

Carlos Del Frade apunta a las causas sociales que están en la raíz de la ola de violencia que sacudió a Rosario en los últimos años, ante la inacción de la dirigencia política. Foto: Fernando Calzada.
Carlos Del Frade apunta a las causas sociales que están en la raíz de la ola de violencia que sacudió a Rosario en los últimos años, ante la inacción de la dirigencia política. Foto: Fernando Calzada.

Este periodista de investigación y actual diputado provincial santafesino rechaza la equiparación de Rosario con el fenómeno narco de Medellín en las décadas del 80 y del 90, una afirmación equivocada que atribuye a "una mirada porteña de un país profundamente unitario, como el que tenemos". A su juicio, "la matriz del negocio de la droga en la provincia de Santa Fe tiene características más parecidas a las de San Pablo, donde es manejado por grupos criminales desde adentro de las cárceles". Esta afirmación ha sido confirmada por el Tribunal Oral Federal N.º 3 de Rosario, que sentenció en diciembre pasado a Ariel Cantero ‒más conocido como "Guille"‒ y a su lugarteniente, Jorge Emanuel "Ema" Cantero, a penas de 15 y 17 años, respectivamente. Dado "su alto nivel de peligrosidad", ese mismo Tribunal había ordenado previamente el traslado de esos dos integrantes de la temida banda narcocriminal de "Los Monos" desde el penal santafesino de Piñero a sendas prisiones federales. "Guille" Cantero, quien purgaba una condena previa de 22 años, se encuentra alojado en el Complejo Penitenciario de Ezeiza, mientras que "Ema" Chamorro, que tenía una condena anterior de nueve años, está recluido en la Unidad N.º 6 de Rawson. Ambas estructuras carcelarias dependen del Servicio Penitenciario Federal (SPF).

Las barras de los dos principales clubes de fútbol rosarinos, Newell’s y Rosario Central, no son ajenas a la penetración de los grupos narcos. Foto: Fernando Calzada.
Las barras de los dos principales clubes de fútbol rosarinos, Newell’s y Rosario Central, no son ajenas a la penetración de los grupos narcos. Foto: Fernando Calzada.

-¿Cómo aparece el fenómeno de las bandas narco en Rosario?
-El negocio paraestatal del narcotráfico apareció a fines de la década del 70, a partir de un acuerdo entre las dictaduras de Hugo Banzer y Jorge Rafael Videla. El primer cargamento llegó en abril de 1978 a la zona franca de Bolivia en el puerto de Rosario. A partir de ese momento, se establece la ruta de la cocaína desde Bolivia y la ruta de la marihuana a través del Paraná, que siguen siendo las mismas desde hace 40 años. Cambian los "peajes", pero se mantienen los distintos nichos de corrupción de las fuerzas de seguridad tanto nacionales como provinciales, y los funcionarios políticos siguen mirando para otro lado. En la década del 90, lo que se produjo fue la desarticulación de los grandes cordones urbanos en las tres principales provincias: Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. Aparecieron entonces los que hoy se definen en términos jurídicos como "fungibles": chicas y chicos desesperados que están fuera del sistema escolar, no saben a qué aferrarse para soportar la vida cotidiana y buscan agarrarse de dos de los negocios que les ofrece el sistema: armas y drogas. Entre finales de la década del 80 y comienzos de los años 90, se produjeron en Santa Fe dos hechos muy importantes. Por un lado, la privatización del Banco de la Provincia de Santa Fe, entregado a los hermanos Rohm, quienes terminaron siendo condenados por lavado de dinero del narcotráfico. Y, por otra parte, la privatización del puerto de Rosario y la aparición de unos sospechosos capitales filipinos. Fue entonces cuando la DEA catalogó, por primera vez, a los puertos de Rosario, San Lorenzo y Puerto San Martín como "zona roja" de ingreso y egreso de cocaína.

Desde la década del 90, los puertos de Rosario, San Lorenzo y Puerto San Martín han sido catalogados por la DEA como “zona roja” de ingreso y egreso de cocaína.

-¿Cuáles son las características del fenómeno narco en Rosario?
-Las rutas de la droga convergen en Rosario, que es además una ciudad muy apropiada para desarrollar el negocio del lavado de dinero, y no es casualidad que se haya dado en paralelo al boom inmobiliario. De los puertos de Rosario y el Gran Rosario sale el 70 % de las exportaciones argentinas. Hay un flujo de dinero permanente, y la mejor manera de disfrazar un elefante es esconderlo en una manada de elefantes. Acá es fácil disfrazar el dinero negro. Mientras tanto, en los barrios comenzaron a aparecer esos "agujeros negros" que deja la desocupación, y las bandas narco empezaron a disputarse el territorio. El fenómeno de la violencia también está vinculado a las "barras bravas" de los dos clubes más importantes de la ciudad, Rosario Central y Newell's Old Boys.

Las barriadas populares de Rosario y el Gran Rosario son las más afectadas por la violencia, que desnuda la profunda desigualdad social y la ausencia de oportunidades. Foto: Fernando Calzada.
Las barriadas populares de Rosario y el Gran Rosario son las más afectadas por la violencia, que desnuda la profunda desigualdad social y la ausencia de oportunidades. Foto: Fernando Calzada.

-¿Cómo aparece el fenómeno de los denominados "búnkers"?
-Eso empieza a partir del año 2000. Son esas construcciones rústicas de ladrillo con una sola mirilla, que se abren desde afuera hacia adentro, con lo cual el pibe que está adentro "trabaja" doce horas y ni siquiera puede ir al baño. Está sumido en la esclavitud, lo que aparece incluso en un fallo de la Justicia Federal que así lo dejó consignado. Los chicos que están ahí vendiendo droga son verdaderos esclavos. La razón de la construcción de estos "búnkers" fue como reacción de los grupos narcos a la Policía, que les pedía cada vez más dinero por protegerlos.

-¿Qué lugar ocupan Los Monos en este negocio?
A partir del año 2006, Los Monos se meten directamente en el negocio de la cocaína. Máximo Ariel "El Viejo" Cantero había caído preso, por primera vez en 1998 por traer 30 kilos de marihuana de Corrientes. Casi diez años después, Los Monos ya se habían hecho cargo del gran negocio de la droga. Se terminaron imponiendo sobre la otra banda del barrio de Las Flores, llamada "Los Garompa". Estamos hablando del sur de la ciudad de Rosario, en la zona el City Center; a la espalda del casino se puede ver un gran mural del "Pájaro" Cantero. Es importante destacar una definición extraordinaria que aparece en el expediente del juicio contra esta banda que se siguió en la Justicia Provincial, donde el juez Juan Carlos Vienna señala que Los Monos se constituyeron en un "gobierno de facto" sobre los barrios de la ciudad. La gran pregunta es qué hicieron los gobiernos municipal y provincial mientras esto sucedía. Cuando en 2013 cayó asesinado quien era el líder de la banda, Claudio Ariel "Pájaro" Cantero, empezó la ola de violencia.

En abril de 2018, la Justicia santafesina condenó a los cabecillas de la banda de Los Monos a penas entre 6 y 37 años, por cuatro homicidios ocurridos entre 2013 y 2015, como represalia por el asesinato del “Pájaro” Cantero.

 -¿El fallido atentado contra el exgobernador Antonio Bonfatti fue una bisagra en esa ola de violencia que sacudió a Rosario?
-Fue un hecho impactante; ocurrió el 11 de octubre de 2013 y por centímetros no mataron a su esposa. Fueron en total 34 balazos y tres pasaron muy cerca de donde estaban Bonfatti y su mujer. La investigación del hecho estuvo a cargo de la actual vicegobernadora electa, Alejandra Rodenas [compañera de fórmula de Omar Perotti]. En el expediente, a partir de lo declarado por un testigo de identidad reservada, la jueza indicó que ese atentado se produjo como represalia porque en la tapa del diario La Capital de Rosario se publicó una fotografía de los principales jefes narco en una fiesta de la familia Cantero. El testigo indicó que los Cantero dieron a entender que con esa foto se habían roto las reglas de juego y tenían que asustar al gobierno. Sin embargo, luego se procesó como autor material e intelectual del hecho a Emanuel "Pimpi" Sandoval, el muchacho de 22 años que disparó contra la casa de Bonfatti. Parece que nos estuvieran tomando el pelo.

La Policía de Santa Fe quedó bajo sospecha por sus vínculos con las bandas narcos, a partir de la detención de su exjefe, Hugo Tognoli, en 2012. Foto: Fernando Calzada.
La Policía de Santa Fe quedó bajo sospecha por sus vínculos con las bandas narcos, a partir de la detención de su exjefe, Hugo Tognoli, en 2012. Foto: Fernando Calzada.

-¿Qué rol tiene la Policía de la Provincia de Santa Fe que quedó bajo sospecha particularmente luego de la detención de su exjefe Hugo Tognoli?
-En forma muy parecida a lo que sucedió con las Policía Bonaerense y con la Policía de la Provincia de Córdoba, fueron quedando en evidencia nichos corruptos que regulaban los negocios de la calle. Tanto en Córdoba como en Santa Fe la División Drogas Peligrosas de las Policías provinciales se terminó disolviendo. En octubre de 2012, a partir del caso Tognoli, se creó una Secretaría de Delitos Complejos dependiente del Ministerio de Seguridad provincial, que quedó cargo de una abogada que era también policía, Ana Viglione. Hoy sigue siendo funcionaria del Ministerio de Seguridad, está imputada por falso testimonio en la causa "Los Monos" y sus primeros agentes están imputados en la misma causa.

-¿Cuál es su visión de la ley de desfederalización, que descentraliza y traspasa a la órbita provincial la persecución del llamado "narcomenudeo"?
-Lo que han demostrado los números oficiales del Ministerio de Seguridad es que tenemos cada vez más cárceles atestadas de pibes pobres, y hoy hay en circulación un 15 % más de marihuana, un 93 % más de cocaína y un 220 % más de metanfetaminas. Claramente, la ley de desfederalización del "narcomenudeo" termina por favorecer el narcotráfico.

* DEF agradece la colaboración de Hugo Bruera y de Julio Casola para la concreción de esta entrevista en la ciudad de Rosario.

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