Los soldados invisibles se preparan para las batallas del futuro

La tecnología avanza cada vez más rápido, de forma vertiginosa y en todas las áreas. En el campo de la Defensa, los uniformes militares invisibles son un hecho que promete marcar un antes y un después en la forma de librar las batallas del futuro. Por Francisco Reyes.

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El traje Ghillie, utilizado por los francotiradores, permite camuflarse en un entorno específico. En un futuro próximo, los camuflajes se adaptarán a cualquier ambiente. Foto: Archivo DEF.
El traje Ghillie, utilizado por los francotiradores, permite camuflarse en un entorno específico. En un futuro próximo, los camuflajes se adaptarán a cualquier ambiente. Foto: Archivo DEF.

El gobierno de los Estados Unidos investiga y desarrolla uniformes militares invisibles. Esta investigación promete ser una revolución mundial en lo que concierne a tecnología bélica. Este desarrollo se realiza en conjunto con la canadiense, HyperStealth, una empresa que diseña camuflajes y ha confeccionado más de dos millones de uniformes militares. Unos 3000 vehículos y aviones de combate utilizan sus diseños en todo el mundo.

El proyecto tiene por objeto camuflar los uniformes militares a través una tela capaz de cambiarles el color dependiendo del ambiente. Los especialistas, que están trabajando en esta idea desde 2012, han elegido diez prototipos de uniformes. Los desarrolladores afirman que las prendas podrían soportar cualquier clima o ambiente geográfico.

Por su parte, desde 2015, Rusia también realiza este mismo tipo de investigaciones, lo que permite a los efectivos camuflarse gracias a una tecnología capaz de dotar de propiedades radioabsorbentes a toda clase de materiales sin alterar sus propiedades, tales como la masa y el volumen. Los militares que estén uniformados con esta tecnología no serán detectados por los radares de inteligencia enemigos. El secreto está en someter al tejido del uniforme a un tratamiento especial para recubrirlo con un fluoropolímero que tiene propiedades especiales.

El Ejército británico no se quedó atrás en implementar este tipo de innovaciones que pueden dar una ventaja crucial en el campo de batalla. En este sentido, llevó a cabo ensayos con el complejo de camuflaje inteligente que hace invisibles a los soldados frente a los aparatos ópticos y termales. Las Fuerzas Armadas británicas anticiparon que dotarán a sus tropas de estos sistemas de camuflaje de alta tecnología.

COMPONENTES

Para poder ocultar un objeto de los dispositivos de termovisión, se necesita un mínimo contraste entre la radiación del cuerpo y la radiación del entorno. Para ello, los científicos crearon una estructura de camuflaje formada por tres capas, cuya reflectividad se adapta a cualquier entorno. La capa interna está compuesta de un material termoaislante que reduce la radiación de calor del objeto. La capa externa está hecha con membranas de acetato de celulosa y nanopartículas, y la lámina intermedia está confeccionada con un material que tiene propiedades de enfriamiento. La última lámina cuenta con una resistencia al calor de hasta 150 grados y es la que proporciona el contraste mínimo de radiación que se necesita para que el uniforme funcione de manera óptima.

Según los investigadores de HyperStealth, en las pruebas, se demostró que el material de camuflaje posee propiedades de enmascaramiento en un amplio rango espectral infrarrojo. Esto implica que los objetos que emanan calor pueden estar protegidos de los sistemas de detección que utilizan iluminación natural o artificial.

El F-22 Raptor, uno de los aviones más avanzados en tecnología furtiva. Foto: Archivo DEF.
El F-22 Raptor, uno de los aviones más avanzados en tecnología furtiva. Foto: Archivo DEF.

¿CÓMO FUNCIONA?

El material por el cual se logra la flexión de luz (cambio de dirección de una onda luminosa) se denomina "Quantum Stealth". Al doblar las ondas de luz alrededor del objetivo, lo vuelve completamente invisible. El material elimina no solo las firmas visuales, infrarrojas (visión nocturna) y térmicas, sino también la sombra del objetivo.

Los componentes textiles inteligentes (interactivos) son incrustados con alguna forma de tecnología que se puede ajustar a su entorno o usuario. La mayoría de las investigaciones en esta área se realizan con nanotecnología o metamateriales, es decir, un material artificial que presenta propiedades electromagnéticas inusuales que proceden de la estructura diseñada y no de su composición, o sea que son distintas de las de sus constituyentes. El enfoque mostró cómo se podían combinar nuevas tecnologías con soluciones preexistentes para resolver el problema de una manera rentable y rápida. Pequeñas modificaciones en el sistema permitirán en un futuro cercano un camuflaje móvil; en pocas palabras, que el uniforme permanezca enmascarado durante el movimiento.

Existen, sin embargo, algunas restricciones, como el costo de la tecnología, el peso de la fuente de alimentación y el tiempo limitado de activación. A pesar de que su implementación es un hecho, se sabe muy poco sobre la tecnología aplicada y sobre cómo se logra el efecto de invisibilidad. Al tratarse de tecnología militar, hay mucho hermetismo y confidencialidad respecto de cómo funcionan estos uniformes.

Se han llevado a cabo distintos tipos de pruebas para comprobar la veracidad del material fotográfico y fílmico que muestra los uniformes invisibles en funcionamiento. En los tests, participaron las Fuerzas Armadas de los EE. UU. y Canadá, así como el Equipo Federal de Respuesta a Emergencias Contra el Terrorismo de los Estados Unidos. Su conclusión fue que el material probatorio no está manipulado.

OTRAS TECNOLOGÍAS FURTIVAS

Los uniformes invisibles son uno de los muchos ejemplos de tecnologías furtivas o stealth, técnicas de invisibilidad y ocultación tanto en aviones y embarcaciones como en vehículos de combate, que hacen más difícil su detección por radar. La primera aplicación masiva de esta tecnología fue en la guerra del Golfo, en 1991. Al ser detectados, los aviones norteamericanos destruyeron las defensas antiaéreas iraquíes sin grandes bajas. Actualmente, este tipo de tecnología ha perdido efectividad a partir de los avances en la detección, los sensores y los algoritmos.

Avión de ataque furtivo F-117 Nighthawk
Avión de ataque furtivo F-117 Nighthawk

El factor fundamental es la forma del objeto, uno de los principios con los que se juega para diseñar tanto aviones como barcos para que no sean detectados por los radares. Ya desde los años sesenta se tiene conocimiento de que la forma de los aviones es un elemento importante a la hora de ser representado en un radar. El bombardero nuclear Avro Vulcan tenía un eco radar muy pequeño comparado con su enorme tamaño, y en ocasiones desaparecía del radar. Por otro lado, el bombardero estratégico soviético Tu-95 ('Bear' en designación OTAN) aparecía bien en un radar, ya que los motores turbohélice y los reactores son una gran fuente de eco radar.

Para reflejar las radiaciones del radar y evitar ser descubiertos, se tiene que disponer de dos piezas de metal de manera que formen un ángulo recto y que estén en posición perpendicular a las ondas del radar. Además, un avión furtivo debe usar configuraciones diferentes, como el F-117 Nighthawk, F-22 Raptor o YF-23 Black Widow II, cuyas superficies de cola tienen una configuración en "V", o el bombardero B-2 Spirit, que no tiene empenajes de cola. Otros factores importantes son las alas o las tomas de aire de los motores y las salidas. El fuselaje del avión, a su vez, no debe tener protuberancias: debe ser lo más limpio posible para disminuir su eco radar.

Los aviones furtivos llevan, a veces, los bordes de algunas partes del fuselaje en forma de sierra, como las tomas de aire, lo que disminuye el eco radar de estas secciones, por ejemplo, el YF-23 o el B-2.

Otro factor que incide en la efectividad de la tecnología furtiva es el uso de materiales no metálicos o compuestos para el casco del avión. Los materiales compuestos son transparentes al radar; los metales, en cambio, reflejan hacia el radar toda la radiación que reciben si forman ángulos rectos o si no tienen una forma adecuada. La utilización de materiales compuestos, como la fibra de carbono que se emplea como revestimiento, permite reducir el peso de la aeronave y enriquece sus prestaciones.
La pintura radar-absorbente, especialmente en las terminaciones de materiales metálicos, ayuda a que tanto aviones como barcos stealth no sean detectados. Estas pinturas –en realidad, películas adhesivas– han demostrado ser muy problemáticas en situaciones de alta humedad, hasta el punto de desprenderse en vuelo.

Los aviones furtivos tienden a volar a velocidades subsónicas para evitar el estampido que se produce al superar la barrera del sonido; también tienden a reducir su patrón de emisiones térmicas. Esto último suele resolverse usando toberas de escape no circulares y mezclando los gases de salida con el ambiente. En consecuencia, las prestaciones relacionadas con la potencia resultan reducidas.

Cualquier emisión realizada en el campo de batalla delata al emisor ante numerosos sistemas del enemigo. Por ello, el F-117 Nighthawk usa sistemas infrarrojos pasivos para la navegación; y el F-22 Raptor, un sistema de radar llamado low probability of intercept o LPI (baja probabilidad de interceptación), que puede iluminar aviones con pocas probabilidades de ser detectados, gracias a este sistema de sensores pasivos. Una consecuencia de esto es que las capacidades de detección del aparato sufren una importante pérdida, solo compensada por la coordinación con unidades de reconocimiento.

Aviones furtivos, como el F-117, suelen usarse contra objetivos terrestres altamente fortificados y defendidos como centros de mando y control o baterías de misiles antiaéreos. Los aviones furtivos pueden ser detectados si pasan muy cerca de los radares de modo que, hasta para estos aviones, existen riesgos. No obstante, un avión furtivo que vuela a una altitud adecuada, y según un plan de vuelo, puede atacar con seguridad a las estaciones radar. Una vez que estas estaciones han sido destruidas, los aviones convencionales pueden empezar a operar sobre la zona.

Sin embargo,  en la actualidad el concepto de "furtividad" ue llevó a la construcción del F-117 y el B-2 se considera ya obsoleto debido a los avances en sistemas de teledetección y análisis digital de señales.

A pesar de que la tecnología furtiva se está dejando de utilizar, el uso de uniformes militares invisibles marca un hito en lo que concierne a desarrollos bélicos, un antes y un después en la forma de ver las guerras, y hace que los líderes militares se tengan que preocupar por combatir a un enemigo invisible.

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*La versión original de esta nota fue publicada en la revista DEF N.121