
Nadie, ni siquiera el más indiferente, puede ignorar el ruido molesto de los colectivos, las sirenas, las bocinas y los taladros: la contaminación sonora es conocida por todos y sus efectos son inmediatos. Sin embargo, una calamidad análoga corre por debajo y sobreestimula otro sentido, el de la vista: la contaminación visual. Ambos son problemas nacidos en el siglo XX y exclusivos de los grandes centros urbanos. Nueva York, Tokio o Buenos Aires son algunas de las ciudades que más los padecen. Ambas, la contaminación sonora y la visual, dañan el medioambiente y la integridad del ser humano, pero hay una diferencia clave: la contaminación sonora está investigada, mientras que la visual, no.
Carteles extragrandes con luces que encandilan, letras que parpadean intermitentes y el cansancio que genera no poder descansar la vista son solo algunos de los factores que constituyen la contaminación visual y a los que está expuesto cualquier habitante de una megaciudad, sin poder hacer nada al respecto.

CONTAMINACIÓN VISUAL: UN PROBLEMA INVISIBLE
A diferencia de otros tipos de contaminación, como las que afectan las aguas, el aire o los suelos, la contaminación visual no cuenta con investigaciones científicas que den cuenta de su magnitud. Por lo general, se trata de avisos publicitarios que abundan en espacios públicos como carteles, luces, señaléticas y avisos instalados en edificios, paredes, techos o cualquier superficie afín. Cuatro son los factores que determinan la molestia: el tamaño del aviso, la cantidad (cuanto más repetitivo, más molesto), la ubicación (hay lugares que obstaculizan la vista más que otros) y el contenido del mensaje.
“Los principales factores que causan contaminación visual son de origen antrópico”, señala a DEF Diego Gallotti, doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de Buenos Aires, y agrega: “El desarrollo urbano desmedido, descontrolado y sin planificación ni participación ciudadana, la instalación de emprendimientos y fábricas sin un estudio de impacto ambiental previo” son algunas de las causas que posibilitan y promueven este tipo de contaminación.

LAS CONSECUENCIAS DE LA CONTAMINACIÓN VISUAL
El factor más peligroso de un riesgo es no saber qué tan peligroso es. Al no haber investigaciones científicas que midan el impacto del fenómeno, es difícil determinar en qué medida los habitantes de una ciudad grande están expuestos a consecuencias adversas en el organismo, aunque algunas de ellas se pueden estimar.
“Las consecuencias que producen son alteración del paisaje, alteración del sueño, estrés e impacto en la salud de las personas. Altera el sistema nervioso. No hay estadísticas, pero podría sumarse a los factores que provocan los accidentes de tránsito”, señala Gallotti.

¿SOLUCIONES A LA VISTA?
Los analistas de datos suelen utilizar la frase: “Lo que no se puede medir, no se puede mejorar”. Ahora bien, cabe la pregunta: ¿cómo se miden los efectos de una multiplicidad intensa de estímulos visuales en simultáneo? Las ondas sonoras se miden en decibeles, y es posible establecer un mínimo y un máximo que el oído soporta. ¿Cuál sería el equivalente a nivel óptico?
Amén de los interrogantes que involucran intensidades, medidas y unidades, hay una serie de iniciativas que podrían prevenir, cuando no morigerar, su impacto: “Las posibles soluciones serían no solo regular la instalación de la cartelería urbana y de ruta, sino luego verificar y controlar que realmente se cumpla con la normativa vigente”, explica Diego Gallotti, y añade: “La participación ciudadana y de ONG para coadyuvar a que se cumpla con la normativa y se planifique y organice la cartelería, tanto lumínica como en papel, sería de gran importancia”.
Por otra parte, el especialista señala que la realización de Evaluaciones de Impacto Ambiental Previas (EIAP) sería de gran ayuda para evitar la instalación de emprendimientos, sobre todo “en lugares turísticos que puedan alterar la imagen, estética o paisaje del lugar, deteriorando la concurrencia de turistas”.
SEGUIR LEYENDO:
Últimas Noticias
DEF en la Escuela de Aviación Militar: ¿qué hay que estudiar para ser piloto militar y volar los F-16?
Quienes aspiran a ser parte de la Fuerza Aérea Argentina deben atravesar un paso clave: cursar en uno de los institutos de formación más exigentes de las Fuerzas Armadas. Un repaso por el recorrido académico y profesional que supone la carrera de oficial

Algoritmos y negocios: cómo los datos se convirtieron en parte esencial de los servicios digitales
Con el boom de la IA, las compañías y organizaciones incorporaron nuevas tecnologías en sus estrategias. En diálogo con DEF, Pablo García, VP de Loyalty & Entertainment en Mercado Libre, comentó cómo es su experiencia en el ecosistema digital de la empresa

Inseguridad y crimen organizado en América Latina: un problema de todos
La violencia reciente en las favelas de Río de Janeiro vuelve a mostrar que la inseguridad en América Latina desborda fronteras y supera la capacidad de los Estados. Mientras el crimen organizado se mueve sin límites, la región sigue respondiendo con herramientas fragmentadas. Entender que la seguridad es un problema común —y urgente— es el primer paso para afrontarlo

Opinión: disuasión cognitiva y superioridad informacional, la nueva frontera del poder
En un contexto de conflictos difusos, híbridos y multidominio, la batalla ya no se libra solo con armas visibles, sino en el terreno cognitivo, mediante el control de las percepciones y la manipulación de las narrativas. De esa manera, se condicionan voluntades y se modelan comportamientos sin necesidad de recurrir a la fuerza militar directa

China y América Latina: la captura de élites y el impacto de las inversiones en sectores estratégicos
La penetración de los intereses chinos abre un debate sobre la influencia que Pekín ejerce sobre los actores políticos y económicos. El caso del litio refleja el avance del gigante asiático y la captura de las élites locales



