
No hace mucho, un hombre se presentó en el Congreso de la Nación de Argentina en un acto de circo, en el que aseguraba que las vacunas contra el coronavirus generaban un supuesto “magnetismo”. Así, se colocaba objetos que quedaban adheridos a su cuerpo, mientras que una licenciada en biotecnología, Lorena Diblasi, amparada por la diputada del PRO, Marilú Quiroz, aseguraba que eso era una prueba viviente.
El vergonzoso evento revela el avance oscurantista en todos las esferas de la sociedad, que va desde terraplanistas a aquellos que aseguran que las palomas, en realidad, son drones espías y que tiene a las redes sociales como propagadoras exponenciales. Y que muestran que sin importar las evidencias, el sesgo de confirmación, como enunció el psicólogo cognitivo Peter Wason a mediados del siglo pasado, sigue vigente. Es, inevitable así citar la imagen del famoso meme conspiranoico, sacado de la serie Always Sunny in Philidelphia.
En estos temas, y otros más profundos, ingresa la instalación interactiva Falso Positivo, creada por el colectivo francés U2P050, que se presenta en Fundación Andreani, y que invita al público a sumergirse en la conspiranoia y la posverdad de una manera lúdica, didáctica, a partir del uso de la inteligencia artificial, como síntoma y método, para crear historias inverosímiles detrás de algunos datos.
Falso Positivo podría ser un capítulo de la La dimensión desconocida (The Twilight Zone) o, más acá en el tiempo, de Los expedientes secretos X (X Files) o Black Mirror. Y es que entre las tres series hay un punto en común: más allá del tema, cuan fantasioso sea o no, etc, su éxito radica en el drama humano, en sus temores y miserias. Los shows encontraron aquello que nos mueve, nos obsesiona, y supieron esconderlo en lo fantástico.
En ese sentido, los complots, las conspiraciones, son como las brujas. Desde la antigüedad, en los mitos, en la literatura, lo subterráneo, lo que escapa a los ojos de una mayoría, alimenta el fuego del rumor. ¿Y qué sucede en la época de las redes sociales, de la deep web, de la I.A.?
De allí partieron los miembros de U2P050, Felix y Clémence, quienes se centraron en la relación entre inteligencia artificial, las conspiraciones y la construcción colectiva de relatos como eje de una investigación artística que, desde hace dos años, explora cómo los fenómenos se entrelazan y se reflejan en la cultura digital contemporánea.

En diálogo con Infobae Cultura, los creadores del proyecto detallaron el proceso detrás de su obra, que combina análisis filosófico, scraping de datos y la participación del público en esa construcción coral.
El punto de partida fue una película sobre el asalto al Capitolio en Estados Unidos, lo que llevó al equipo a advertir la centralidad de las conspiraciones en la actualidad. “Hicimos un filme y después nos dimos cuenta de la importancia que tenían las conspiraciones en este momento”, explicó Felix.
A partir de allí, la investigación se orientó a indagar la conexión entre conspiraciones e I.A., en un proceso que incluyó una extensa recopilación de datos en internet, utilizando algoritmos de scraping para recolectar información de foros como 4Chan y 8Chan, así como de plataformas como YouTube y Wikipedia, entre otros.

La base de datos resultante abarcó inicialmente conspiraciones de Estados Unidos y Francia, pero se amplió para incluir casos argentinos, entre las que se encuentran “el partido del Mundial ’78 contra Perú, otras que tienen como conexiones con la Segunda Guerra Mundial, como que Hitler vivió en el país o que la Patagonia sería comprada por Israel con el Plan Andinia, a la muerte del fiscal Nisman”.
“Con eso aplicamos algoritmos de física, de partículas, que hacen que las relaciones semánticas entre las conspiraciones se relacionen en un espacio. Así que las conspiraciones que tienen conexiones con las otras se organizan naturalmente entre ellas”, explicó Felix.
Este método dio lugar a composiciones visuales en las que cada detalle representa una conspiración distinta, generando paisajes simbólicos que juegan con el imaginario de pinturas de Brueghel el Viejo o El Bosco.

El análisis filosófico del proyecto se apoya en la idea de que tanto la inteligencia artificial como las conspiraciones operan mediante estructuras de interpretación y relación entre puntos, sin una validación definitiva de la verdad.
El proyecto también explora el aspecto lúdico de las conspiraciones, integrando una instalación interactiva donde el público asume el rol de investigador. La sala, además de las obras que conectan teorías conspirativas, es literalmete una oficina burocrática, con sus escritorios, computadoras y archiveros.
“En La oficina de la conspiración el público recibe misiones todo el tiempo y documentos que son pruebas de una conspiración que está pasando en Andreani. Hay preguntas, fichas de misiones, por ejemplo, y después tienen que escoger la respuesta y con eso van ganando puntos”, relató Clémence.

La narrativa se genera en tiempo real mediante I.A., a partir de los datos que los participantes ingresan en la aplicación web: “Tenemos un sistema de generación narrativa de conspiración. Que está creando una cada vez que alguien está haciendo una misión, es una conexión entre entidades, eventos, lugares ficcionales, que se vuelve real en la historia”.
En la dimensión participativa, la instalación propone misiones y preguntas que guían la interacción del público, permitiendo medir y visualizar la narrativa colectiva que se va generando.
El objetivo, según los creadores, es que todos puedan experimentar el proceso de construcción de una conspiración, sin distinguir entre realidad y ficción. La instalación busca así evidenciar cómo las conspiraciones, más allá de su veracidad, tienen efectos concretos en la realidad social y política.

Sobre uno de los archiveros, un viejo televisor muestra un ránking como en un viejo arcade. Y es que quien más puntos sume, quien más conspiraciones resuelva, se quedará, al final de la muestra, con una de las obras físicas.
“La pregunta es no si algo es verdad, sino si tiene efecto en la realidad. Así como las conspiraciones tienen mucho efecto, tenemos que tratarlas con el mismo tipo de respeto ontológico, en el hecho de que pertenecen a la realidad ya que están generando disrupción, cambiando nuestra visión de lo político”, concluyen.
*Fundación Andreani, Av. Pedro de Mendoza 1987, La Boca, de miércoles a domingos, entre las 12 y las 19 h, con entrada libre y gratuita. Falso Positivo se presenta en el segundo piso de la fundación, que además hospeda a la videoinstalación Datos helados | Río de La Plata, creada por Mathías Chumino y Federico Bolagno Romero y Horizontes superpuestos, de David López Mastrangelo, una exhibición que invita a recorrer una gran instalación compuesta por perfiles de aluminio utilizados en la construcción, junto a una serie de videos que establecen un diálogo con el espacio arquitectónico.
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