“Una banda de chicas”, un filme que rompe con los estereotipos sobre la escena musical femenina

Infobae Cultura dialogó con Marilina Gimenez, directora del documental que revela las problemáticas a las que se enfrentan las mujeres, trans, lesbianas, personas no binarias y de género fluido a la hora de hacer música y querer ganarse un lugar en el mundo del rock y del pop

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Una banda de chicas empezó siendo un registro sobre la directora Marilina Giménez y su banda Yilet - en la que tocaba el bajo- y, a lo largo de nueve años de filmación, se fue transformando en una película documental sobre las problemáticas a las que se enfrentan las mujeres, trans, lesbianas, personas no binarias y de género fluido a la hora de hacer música, ganarse un lugar y tener una escena propia en el mundo del rock y del pop. Se estrenó el jueves 7 de noviembre en el Malba, hoy y próximamente va a proyectarse en las salas del INCAA.

-Vos tocaste en una banda, Yilet, ¿Cuánto de esa experiencia motivó hacer Una banda de chicas?

-La experiencia con Yilet me disparó las ganas y, también, la decisión firme de hacer una película documental sobre las problemáticas a las que se enfrentan las mujeres, trans, lesbianas, personas no binarias y de género fluido a la hora de hacer música, ganarse un lugar y tener una escena propia en el mundo del rock y del pop. Con Marina La Grasta – actualmente en Ibiza Pareo – y otra gente hacíamos una fiesta, la Ruda Macho. Varios de ellos hacían música y yo empecé a seguirlos y filmarlos. Luego Marina creó Yilet y poco a poco yo empecé a colaborar con ella hasta que nos convertimos en una banda. Luego incorporamos a una baterista porque estábamos cansadas de trabajar con pistas y, también, porque a nivel personal necesitábamos “abrir la pareja” y sumar una tercera persona para generar aire en la dupla. Ahí se sumó Ani Castoldi. Una banda de chicas es una oda a la amistad, al amor a ellas.

Marilina Giménez
Marilina Giménez

-¿Y por qué te fuiste? ¿El proyecto de filmar Una banda de chicas tuvo algo que ver? ¿O tuvieron más que ver las problemáticas que describís en el documental?

-Las dos cosas tuvieron que ver, porque ambas están conectadas. Por un lado, con Yilet me empezó a pasar que hacíamos la música que queríamos hacer, éramos potentes en el escenario, me encantaba la escena que teníamos como banda, pero también nos empezamos a cansar de tocar a las tres de la mañana, en lugares chicos, tener que llevar tus instrumentos, publicitar las fechas, pelearte con los sonidistas, todo esto a lo largo de muchos años sin que se optimizara, mejorara o facilitara nada. Digamos que un poco lo podes hacer, pero si con el tiempo las cosas no se hacen más fáciles, te cansas.

Este desgaste me llevó, por un lado, a privilegiar trabajos como sonidista en cine y tele; estaba teniendo laburos mejores y los estaba aprovechando. La banda empezó a pedir más de mí y yo no podía estar cien por ciento presente. Por otro lado, para 2010 empecé a tener la idea de grabar este documental, empecé a pensar porque no había una banda de mujeres por ejemplo como Soda Stereo y, en simultáneo, me di cuenta de que en la escena musical pasaban un montón de cosas que estaban re buenas pero no se estaban registrando, de hecho no hay muchos archivos de bandas de chicas. La película también se basa en esa carencia, en la falta de presencia de mujeres en las revistas de rock, en revistas juveniles, etc. Por eso empecé a grabar lo que no tenía difusión. Desde 2015 hasta fines del 2018 ahorre cada segundo de mi vida en ponerla en la película. Eso me restó tiempo de pareja y tiempo de amigas y amigos. Algo de eso lo lamento pero bueno, todo no se puede.

-Más allá de tu relato sobre tu partida de la banda, hay un suspenso en la película con eso. En un momento les decís a tus ex compañeras, bueno tenemos que contar porque la banda se terminó y finalmente no se cuenta.

-La película trabaja mucho con la elipsis y por eso no se cuentan ciertas cosas. Por ejemplo el testimonio de Ludmila, la cantante de Liers, donde cuenta que es abusada, pero no lo dice explícitamente, aunque lo entendés perfectamente.

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-¿Por qué la utilización de la elipsis?

-Yo no quería hacer una película panfletaria. Quise confiar en la lectura e interpretación de las espectadoras y espectadores y no darles todo.

-Cuando te surgió la idea fuiste muy ambiciosa y dijiste voy a seguir a todas la bandas. Luego te acotaste a once bandas. ¿Esas bandas velan por alguna heterogeneidad en cuanto a estilos musical, modo de encarar una carrera, en cuanto a públicos y masividad? ¿Cuál fue el criterio para elegirlas?

-Todas las bandas que no hicieran folclore ni tango y que estuvieran en el marco del rock y del pop era el gran paraguas. Pop, punk, reggaetón, electrónica. Cuando decía que tocaba en una banda de chicas se interpretaba que hacía punk rock o que hacía riot, y quería romper con la idea de que las bandas de chicas solo hacían música en el género musical que se instauró en los noventas para las bandas de chicas: punk rock o riot girl. Quería aglutinar diferentes estilos porque me parece súper interesante y rico. No quería incluir el folclore y el tango porque si bien tendrán sus conflictos, me parece que en líneas generales las mujeres entraron y salieron en esos estilos de un modo más sencillo y tienen roles más estereotipados. La mujer es más femenina en el folclore y del tango no entiendo que haya mujeres que entren en esa lógica machista adherida a ese género.

Lo que tienen en común las que aparecen en el documental es que todas rompen con el estereotipo de lo que se espera de una mujer haciendo música. Esa ruptura para mí la cumplen todas. Pilar de Kumbia Queers rompe con lo que se espera de Pilar, ya el hecho de que haya aceptado hacer cumbia viniendo del punk y tener una hija junto a su pareja y su compañera de banda y llevarla a giras es un montón; Miss Bolivia laburó ella solita para llevar un producto adelante, no vino Sony y le propuso ser Miss Bolivia, que además fue primera tapa mujer de Inrocks y de la Rolling Stone. Tomate el palo llegó a la radio, a la masividad y eso me parece espectacular. Me parece que Miss Bolivia funciona como un modelo. Marina de Ibiza Pareo haciendo pop con una voz particular, no suave, no melódica, no lo que se espera de una chica cuando canta. Chocolate haciendo reggaetón, un género tradicionalmente machista, pero lésbico y feminista. Sasha Sathya, una mujer trans, a mí me pareció un hit su tema, Guacha. También quería que el título no quedara adherido a una mera genitalidad, sino hablar de la fuga de la categoría mujer, hablar de lesbianas, personas no binarias, de género fluido, trans. Por eso se llama Una banda de chicas y no de mujeres.

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-En la película cuestionas los festivales o fechas compuestas exclusivamente por mujeres porque se pone más énfasis en un rejunte que en un criterio. ¿Cuál debería ser el criterio a tener en cuenta a la hora de realizarse un festival o una fecha en donde las mujeres, lesbianas, trans, personas no binarias y de género fluido no salgan perdiendo?

-Chocolate lo responde: “nosotras nos agrupamos porque queremos”. Lo que sucedía en 2010 y sigue pasando es que venga otro a proponerte una fecha sin ningún tipo de criterio nada más que porque son mujeres. Me ponés a las Vin Up, a las Ibiza Pareo y a Liers y no tiene nada que ver esa mezcla de moods. Para nuestro lado lo que pasaba es que no se capitalizaba esa mezcla porque no se ganaba públicos. Una toca para ganar público. Al principio con Yilet no éramos conscientes de eso, y fue copado para conocer otras chicas que no conocíamos, de todos modos. Ahora lo que siento es que las mujeres cuando se juntan tienen un criterio donde la apuesta es otra porque hay una militancia.

-Por primera vez en la historia una mujer y lesbiana ganó el Gardel de Oro, Marilina Bertoldi; se aprobó el proyecto de ley de cupo femenino en festivales de música; hay también ciclos más under como la Dilda Feminista, sin varones cishet como protagonistas. Hay un avance…

-Sí, sin duda, y la película refleja esa lucha por el empoderamiento. Pero por ejemplo, sigue habiendo discriminaciones sutiles que para una banda son fulminantes. Por ejemplo, las Ibiza Pareo tocaron en un festival mega importante pero las mandaron a tocar en el momento en que se abrieron las puertas, o sea cuando no había nadie. La ley también debería contemplar que las mujeres no sean solo las que abren, que las bandas deberían ir intercaladas porque los horarios en un recital son tan importantes como estar o no estar en la grilla. De todos modos, la mayoría no vive de la música, y que una mujer gane el Gardel o la Ley de cupos pueden habilitar a que cada vez más mujeres puedan vivir de lo que hacen. La realidad de nuestras mujeres músicas es que tienen dos vidas.

Ibiza Pareo
Ibiza Pareo

-¿Pensás que no hay precedente para este momento o que hubo pero no quedaron registros? Pienso en casos paradigmáticos como Viudas e Hijas y en Sandra y Celeste.

-En los ochentas y noventas hubo pero pasaron otras cosas que fueron disparador de esta película. Hace poco, en una entrevista Sandra Mihanovich le dice a su entrevistador que a ella le hubiera encantado pertenecer. Y el entrevistador le dice: no entiendo. Y ella le responde: que la revista Pelo me hubiera hecho una entrevista. Ellas no estaban en las revistas de rock porque esos lugares estaban a disposición de varones supuestamente deseados; y aunque ellas que tenían una trayectoria enorme no las ponían en esas revistas, porque los periodistas de rock también eran mayormente varones.

Si empezás a escarbar un poco descubrís que existió una Patricia Pietrafiesa, que viene desde hace un montón, de She Devils y antes, de Cadáveres de niños. Por eso quise hacer esta película, porque es con fotos, con entrevistas, con registros documentales que se va generando una memoria colectiva.

-Hay frases que quedan adheridas: la de Sasha Sathya sobre que el dinero te cambia el ánimo “por eso nosotras vivimos así, estamos deprimidas, y estamos quebradas”. La de Chocolate, sobre que ser sexista y hablar de sexo no es para nada lo mismo, sino que “ser sexista es que por ser mujer no te dejen hablar de sexo o de lo que quieras”. O cuando Paula Maffia dice en el mundo de la música que “vio más pijas que las que pidió ver”. Esto muestra que la misoginia en el pop y rock no es solamente hacia las chicas que van a los recitales sino con las mismas músicas…

-Si, totalmente. Ahora se está armando como un lugar más safe, sabes que si compartís con tal banda por ahí te pueden pasar cosas. Hay más información sobre quién es quién. Estas bandas que yo muestro eligen más con quien tocar. Muchas te van a decir a mí me trataron bien, me ayudaron, pero si bien hay varones solidarios hay varones que no son solidarios ni mucho menos. Cuando vos organizas fechas vos decidís, cuando te organizan fechas de repente pueden aparecer más estas situaciones. El trasfondo es machista. Hay un paternalismo en los sonidistas por ejemplo, que te dicen yo sé más que vos cómo tenes que sonar. Ese es el problema de que en la música haya escasez de sonidistas y productoras. No todo el problema empieza y termina con el que organiza las fechas.

Miss Bolivia
Miss Bolivia

-La película trafica más temas que el de las dificultades que tienen las mujeres para acceder a lugares más interesantes en el mundo de la música: aparece el debate sobre el aborto acompañado por una vigilia de miles de mujeres; la violencia de género; las maternidades lésbicas; la resignificación feminista de un género cosificador como el reggaetón…

-Yo quería mostrar modelos a seguir, pero para mostrar esos modelos a seguir tenía que ser heterogénea tanto en los géneros musicales como en los temas de agenciamiento feminista. Sasha es una representante del trans feminismo, Pilar de maternidad lésbica, Chocolate Remix resignifica el reggaetón. Intenté mostrar las dificultades que estas músicas tienen, no solo el empoderamiento de estar muy arriba agitando desde un escenario. Te muestro todas las cositas por las que hay que pasar. Por ejemplo, el tema de la negación a los escenarios grandes es el tema de la negación al profesionalismo de esas mujeres músicas. Porque vos te subís a ese escenario y vos tenés que saber cómo es tu performance en esos escenarios gigantes.

-¿Qué repercusión está teniendo Una banda de chicas en los festivales?

-Mucha repercusión, tuvimos el estreno mundial en el Festival de Cine de Mar del Plata el año pasado, se proyectó en Rotterdam en febrero de este año, un festival internacional muy importante. En el Queer Lisboa ganamos el premio a mejor documental. También se proyectó en el Frameline, el festival lgbtiq más importante del mundo, en San Francisco.

*Una banda de chicas / 8/11 en el Hoyts Abasto, Av. Corrientes 3247, 20.30 hs

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