El envío de remesas a Colombia marcó un hito en 2024, consolidándose como una de las principales fuentes de ingreso de divisas para el país.
Según datos del Banco de la República conocido por El Espectador, los recursos recibidos entre enero y septiembre alcanzaron los US$8.680,24 millones, destacándose el tercer trimestre con un flujo de US$3.052,70 millones. Estas cifras reflejan el papel crucial que desempeñan las transferencias desde el exterior en la economía nacional.
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El incremento constante a lo largo del año es notable. En los primeros tres meses, las remesas sumaron US$2.720,77 millones, mientras que en el segundo trimestre llegaron a US$2.906,77 millones.
A esta tendencia se suman las proyecciones de Corficolombiana, que estiman un total de US$11.800 millones para 2024, un crecimiento del 17,2 % respecto al año anterior y casi el doble de lo registrado en 2019. Este comportamiento, además de evidenciar un aumento en el flujo de recursos, resalta su impacto en el Producto Interno Bruto (PIB), que pasó del 1,1 % hace una década al 2,8 % en la actualidad.
El contexto económico y social también ha sido determinante. La migración de colombianos al exterior ha crecido a un ritmo anual promedio del 5,4 % desde 2021, y solo en 2024 se reportaron 365.000 salidas netas del país.
Estados Unidos y España, que representan el 67 % de los flujos hacia Colombia, han contribuido significativamente a este fenómeno gracias a sus economías relativamente estables y bajos niveles de desempleo, lo que ha permitido que los migrantes mantengan ingresos regulares y puedan apoyar a sus familias.
Otro factor relevante ha sido la depreciación del peso colombiano frente al dólar, que ha incrementado el valor de las remesas en moneda local. Este año, estas transferencias alcanzaron el equivalente a $48 billones, un monto que representa más del doble del registrado en 2019 y que ha sido fundamental para el consumo de los hogares, representando el 3,9 % del gasto total de las familias.
Sin embargo, este crecimiento también enfrenta desafíos importantes. Las políticas migratorias que podrían implementarse bajo una nueva administración en Estados Unidos, como un impuesto del 10 % sobre las remesas o planes de deportación masiva, generan incertidumbre sobre el futuro de estos flujos.
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Además, existen preocupaciones sobre el uso de estos recursos, pues algunas transferencias podrían estar vinculadas a actividades ilícitas, según informes de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
A pesar de estos retos, las remesas siguen siendo un pilar económico clave para el país. No solo representan un apoyo directo para millones de familias, sino que también fortalecen la estabilidad financiera de Colombia al consolidarse como la segunda mayor fuente de divisas, solo superada por el petróleo.