Huesos descubiertos en la cueva de una isla podrían pertenecer a una especie humana desconocida

Por Ben Guarino

Compartir
Compartir articulo

Los investigadores anunciaron el 10 de abril el descubrimiento de fósiles en Filipinas que eran de una especie estrechamente relacionada con los humanos (Video: Rob Rownd/UPFI/UP-ASP)

Por favor den la bienvenida a un posible nuevo miembro de nuestro grupo de simios erguidos: Homo Hulonensis, cuyos dientes y huesos fueron descubiertos en la cueva de una isla. Los restos representan una nueva especie, concluyeron los científicos en un reporte publicado este miércoles en la revista Nature. Lo llamaron Luzon, por la isla en Filipinas en la que los restos fueron hallados.

Nuestro género, el Homo en Homo sapiens, contiene multitudes, incluido los neandertales de gruesas cejas todavía sofisticados y el Homo erectus, especies de casi dos millones de años que podrían ser nuestros antecesores directos.

Homo luzonensis es el cuarto humano extinto y peculiar descubierto en este siglo. Homo floresiensis, tan pequeño que fue apodado "el hobbit" fue hallado en Indonesia en 2004. El misterioso homínido de Denisovans, identificado como una especie gracias al hueso de un dedo en 2010, vivió en Siberia. Los esqueletos del Homo naledi, con extrañas mezclas de características primitivas y modernas, fueron desenterrados de una cueva de África en 2013.

Juntas, estas nuevas especies descubiertas mostraron que la evolución del ser humano fue altamente versátil, en la medida que grupos se adaptaron a condiciones desconocidas alrededor del mundo. Los humanos modernos no estábamos solos- nuestro pariente más cercano sobrevivió hasta hace reciente. Y algunos de nuestros cohabitantes posiblemente se embarcaron en largos viajes por mar, sugiriendo niveles similares de inteligencia.

"La evolución de nuestro grupo evolutivo , Homo, se está volviendo cada vez más extraña" dijo el paleontropólogo Rick Potts, que dirige el Programa del Origen Humano Smithsonian y no estaba involucrado en la investigación. Como Homo naledi, estos fósiles muestran un lío de nuevos rasgos y características, dijo Pott. Su combinación particular sugiere que estos humanos eran "previamente desconocidos para la ciencia".

En 2007, Armand Mijares, un arqueólogo de la Universidad de Filipinas, pidió a su colega Philip Piper examinar los huesos de animales que Mijares había extraído de la Cueva Callao en Luzon. La cueva expansiva yace sobre la llanura fluvial. Una de las cámaras de roca caliza es tan gran que alberga una capilla católica. Un depósito de huesos a la entrada de la cámara se retrotrae a la época del Pleistoceno, que inició hace 2.6 millones de años y terminó hace 11.700 años.

La primera cámara de la Cueva Callao en la isla de Luzon, en Filipinas, donde los fósiles del Humo Luzonensis fueron descubiertos (Foto: Callao Cave Archaeology Project)
La primera cámara de la Cueva Callao en la isla de Luzon, en Filipinas, donde los fósiles del Humo Luzonensis fueron descubiertos (Foto: Callao Cave Archaeology Project)

Piper, un zooarqueólogo de la Universidad Nacional de Australia, se puso a catalogar los restos de animales. "El segundo día que estaba trabajando con ellos", dijo "retiré un metatarso humano". Piper inmediatamente llamó a Mijares y le contó el inesperado descubrimiento del hueso del pie humano, exclamando, como él después reveló, "Oh Dios mío, tenemos huesos humanos aquí".

Piper, Mijares y su equipo publicaron una descripción del hueso del pie en 2010. Ellos sabían que se trataba de los antiguos restos de un humano que vivió en Filipinas hace 67.000 años, basado en la cantidad del elemento radiactivo uranio en el fósil. Pero el papel del 2010 no concretaba a quién pertenecía ese pie. "Nosotros no sabíamos entonces lo que era, salvo que se trataba de un humano" dijo Piper.

Mijares volvió a la Cueva Callao y descubrió más restos entre el 2011 y el 2015. En total, los científicos extrajeron una docena de partes fosilizadas de la cueva -dientes, el hueso de un muslo, huesos de dedos y pies, que representaban a tres individuos. Los intentos de extraer muestras de ADN de los restos resultaron en vano.

Las partes del cuerpo eran diminutas, sugirieron que el Homo luzonensis no creció más de 1.20 de alto. Sus molares tenían formas modernas. La forma en la que el músculo de su pierna se adhiere al hueso del muslo es "característicamente humano" dijo Potts.

Los huesos de sus manos y sus pies eran curvos, "vivos retratos" de los huesos de los pies y de las manos que pertenecían a los muy antiguos Australopithecus, dijo Piper. Estos homínidos, al igual que la australopiteca afarensis de hace 3 millones de años Lucy, tenían dedos adecuados para esclara.

Estas especies vivieron al mismo tiempo que los humanos con anatomía moderna, cuyo primer fósil apareció por primera vez hace 200.000 años (o quizás hace 350.000 años). "Nosotros seguimos dándonos cuenta de que hace unos pocos miles de años atrás en el tiempo, el Homo Sapiens no estaba solo en la Tierra" dijo el autor del estudio Florent Detriot, un paleantropólogo del Museo Nacional de Historia Natural de París.

La antropóloga de la Universidad de Nueva York, Susan Anton, una experta en Homo erecus, era escéptica ante la posibilidad de que los restos vinieran de una nueva especie. Los autores del estudio "no tienen sentido", dijo Anton, que se describió a sí misma como "algo conservadora y algo'lumper'". ("Lumpers", a diferencia de "splitters", son más reacios a categorizar los fósiles u organismos vivos como especies diferentes). Las calaveras, ricas en detalles antropológicos, serían más convincentes.

Cada diferencia en la forma de los huesos o los dientes es sutil. "Esa es una razón por la que deberíamos ser más cautelosos" dijo el experto de la Universidad de Wisconsin de Madison John Hawks, quien ayudó a dirigir la expedición para excavar los huesos del Homo naledi y no está relacionado con este descubrimiento. Pero esas diferencias, tomadas en conjunto, hacen "razonable" el caso de una nueva especie, dijo.

El hueso del pie de un Homo luzonensis, muestra la curva longitudinal (Foto: Callao Cave Archeology)
El hueso del pie de un Homo luzonensis, muestra la curva longitudinal (Foto: Callao Cave Archeology)

Los autores del estudio no saben cómo el Homo luzonensis alcanzó la isla, que con casi 110.000 kilómetros cuadrados es la número 15 más grande del mundo.

A pesar de que estos fósiles son los más antiguos de Filipinas, la evidencia de existencia humana allí es más antigua; hace 700.000 años, los antiguos cazadores de Luzon capturaban rinocerontes con herramientas de acero. Qué especies eran las que cazaban se desconoce.

Unas pocas "especies de mamíferos descubiertas en Luzon parecen haber llegado del continente" dijo Piper. El continente asiático está a 650 kilómetros o más del estrecho de Luzon. Pero en la mitad del Pleistoceno, cuando los glaciares solidificaron gran cantidad de agua, los niveles del mar bajaron hasta 122 metros, dijo Piper.

Los eventos climáticos extraños, como tsunammis, puede haber permitido a las personas cruzar un mar prehistórico mientras ellos se aferraban a los detritos, sugirió Anton. "Después de eventos climáticos o accidentes,  puedes conseguir organismos particularmente inteligentes que sobreviven en lugares en los que ellos no deberían" explicó.

Hawks se preguntó si estos humanos cruzaban deliberadamente el océano. "Yo diría que cuando los humanos veían tierra u olían o conocían los signos, como los pájaros que volaban de allí, ellos lo buscaron" dijo. "Eso no es un rasgo de Homo sapiens. Es algo que nuestros ancestros y parientes extintos tenían".

También es posible que los primeros habitantes de Luzon arribaran allí desde el archipiélago de Indonesia, saltando a través de cadenas de islas.

La versión de dibujos animados de la evolución, en la que un simio encorvado se convierte en un bípedo alto y alegre, sugiere un viaje con un destino. La realidad es más desordenada, especialmente cuando las especies se adaptan a las islas.

Los confines de una isla pueden provocar rápidamente un cambio evolutivo; Charles Darwin vio esto en los picos de los pájaros pinzones. Los animales pequeños se alargan, los grandes se encogen, los ligeros contrastes crecen y se pronuncian. "Piensa en las islas galápagos: cada una de las islas tiene su propia especie de tortuga" dijo Piper.

"El aislamiento tiene sus juegos" dijo Potts. El Homo floresiensis mostró a los antropólogos que una isla podía ser "un pequeño y extraño laboratorio de evolución humana" dijo. Estos huesos refuerzas esa lección.

"Está empezando a parecer que el proceso de la evolución es realmente fluido" dijo Potts. "Y es sorprendente que sea tan fluido cuando cada especie de homo pudo tener en realidad una historia o un registro. El resultado es una fusión de lo moderno y lo antiguo: molares que pueden ser tuyos junto a dedos de los pies con curvas de millones de años".

"¿Es posible que otras especies humanas hayan evolucionado en estos laboratorios insulares y que sus fósiles estén esperando para ser encontrados? No me sorprendería" dijo Piper.

Hace quince años, dijo Hawks, los antropólogos atribuyeron el éxito mundial del Homo sapiens a nuestra anatomía moderna. Estos nuevos descubrimientos, en rincones remotos, sugieren que el excepcionalismo no está integrado en nuestros cerebros o esqueletos.

"El registro arqueológico ahora nos muestra que las formas humanas antiguas eran mucho más adaptables, y yo diría que inteligentes, de lo que imaginábamos", dijo Hawks. "Esto no es 'Flores para Algernon' ', donde, de repente, somos súper inteligentes y todos los demás en el mundo están detrás de nosotros". Los científicos ahora están investigando genomas que proporcionan otras pistas sobre la supervivencia del Homo sapiens, observando nuestro metabolismo o resistencia a la enfermedad. "Yo diría que las puertas se han abierto, y no hemos descubierto a dónde llevan".