Cómo hablar sobre la crianza de los hijos en el ámbito laboral desgasta al empleado

Por Karla L. Miller (Especial para The Washington Post)

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(Getty)
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Pregunta: Hace un año que empecé en un nuevo trabajo. Todo va bien desde la perspectiva laboral. Mi equipo es pequeño y nuestras conversaciones sociales tienden a centrarse en los niños y yo soy el único del grupo que no tiene hijos. Pongo mi mejor cara y escucho con entusiasmo, pero es difícil cuando no puedo contribuir a la conversación. Siento que la pregunta va a caer en cualquier momento: ¿Por qué no tienes hijos?

Como cualquiera que fue criado por una madre soltera en un bonito pueblo, siempre soñé con encontrar una pareja maravillosa y formar una familia. Pero, por varias razones personales, es probable que los niños no formen parte de mi futuro.

Parte de mí siente envidia al escuchar historias sobre el parto, historias del primer día de clases, aventuras sobre compras navideñas y cosas por el estilo. Cuando se quejan y se compadecen, apenas puedo decir: "Sé agradecido de que tengas un hijo, no todos tienen tanta suerte". ¿Podrías compartir tus ideas y comentarios sobre cómo lidiar en el trabajo con algo con lo que no te puedes identificar?

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Respuesta: Estoy viendo dos problemas diferentes que requieren habilidades distintas para afrontarlos: sentirse excluido de las conversaciones con las que no te puedes identificar y desear poder relacionarte con ellas.

Creo que la mayoría de nosotros hemos tenido la experiencia de estar rodeados y desconectados de una charla. Como mínimo, es una distracción molesta; en su extremo, especialmente en un lugar de trabajo donde se requiere una gran socialización, la falta de éxito social puede parecer una amenaza para el estatus profesional. Afortunadamente, los temas generalmente cambian con el tiempo, por lo que puedes encontrar tu nicho de mercado. A diferencia de la temporada de fútbol y las paleo dietas, los niños es un tema recurrente. Si la mayoría de los miembros de tu equipo tienen hijos se hace más fácil la conversación entre padres.

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Pero eso no significa que le debas una explicación a alguien de por qué no se ha unido al grupo de padres, o que "no puedes contribuir con nada" a las conversaciones que tienen lugar en la oficina. Tienes una vida ¿verdad? También pasan cosas en tu vida ¿verdad? Tienes todo el derecho a compartirlo mientras tus colegas expresan su drama con las guarderías.

Cuando haya una pausa en la conversación, comparte una anécdota que no sea infantil. O descarta la pregunta: "Me encanta tu chaqueta ¿dónde la encontraste?", "¿Alguien tiene recomendaciones para excursiones de un día?" o agradece o elogia a alguien por contribuir a algo en lo que estás trabajando. Recuérdales su valor e identidad como compañeros, no solo como padres, y es probable que correspondan a tu interés.

Y eso me lleva al segundo problema. La mayor envidia es una señal de que no estás en paz con tu propia situación. Tal vez es hora de consultar a los expertos sobre opciones médicas o sociales para traer niños al mundo, para que puedas encontrar tu propia satisfacción, como padre o como parte de "una comunidad increíble".