Huánuco: La leyenda del hombre que casi se va con la tinja tinja

Así fue como un sujeto por poco pierde la vida tras salir a buscar su animal de carga.

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La sierra central del Perú debe ser una de las partes más bellas del país. Allí no solo se puede disfrutar de los verdes campos, sino también de un acogedor clima. Pero esta parte de la geografía peruana también está llena de energías inexplicables para muchos, lo que da pie a leyendas.

Uno de esos relatos, a los que uno no le puede encontrar explicación, ocurrió en el centro poblado de Conchas, distrito de San Rafael, en Huánuco.

Hace frío

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Entre los meses de julio y agosto el frío y las bajas temperaturas hacen de las suyas en esta parte del Perú. Justamente por esta razón aquellos que se dedican a la agricultura suelen tener un cuidado especial con sus cosechas y con sus mulas. No vaya a ser que algún ladrón furtivo se aproveche de algún descuido.

Una de esas mañanas, un hombre salió a iniciar la faena del día y fue en búsqueda de su bestia de carga. Al principio, sintió un extraño calor parte de la nuca, pero no le prestó atención. Creía que era producto del esfuerzo.

Estando cerca de una colina se topó con la tinja tinja o círculo Iris. Esto no es un arcoiris, es el círculo que aparece alrededor del sol.

Perdido en tu voz

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El espectáculo encandiló al hombre qué se dejó robar la atención por las caprichosas imágenes que se formaban en el centro. De repente, una voz comenzó a sonar en su mente. Como si le hablaran de manera lenta y pausada.

- “Mírame, ven aquí, ¿qué ves?, ¿estás conmigo?, ven, mírame”.

A la vez que escuchaba estas palabras, el hombre también sintió un sonido muy armonioso qué le transmitía muchas paz y tranquilidad. Además, esta situación le provocaba sueño y de a pocos se dejaba llevar a los brazos de Morfeo.

Y cuando parecía caer en trance total, de este círculo de luz surgió una mujer muy bella, tenía el cabello dorado y los ojos brillantes. Iba vestida con un traje de cintas de diversos colores, muy ceñido a su cuerpo y bailaba con gestos de amabilidad hacia él.

- “¿Qué ves? Estás conmigo”

Le repetía la figura femenina, mientras la tranquilidad invadía el cuerpo del hombre. Hasta que la dama, cambió el discurso, y dirigiéndose hacia el círculo lo llamaba: “Ven hacia mí, ven”.

Ahora desde el suelo, y siempre mirando al círculo del cielo, apareció la figura de un gato con todas las intenciones de comérselo.

Entonces, ni corto ni perezoso, empezó la veloz huida. Pero las piernas las seguía sintiendo pesadas y no pudo más que avanzar unos cuantos metros, mientras sentía qué el círculo iba tras él.

Rescatado justo a tiempo

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Con poco por hacer, se desplomó. Casi como dándose por vencido. Pero lo que sintió era la voz de su hijo que ya le había dado el encuentro, pero no sabía qué le pasaba.

Al llegar, nadie daba con lo que le ocurría, por lo que hubo que llamar a una curandera que constantemente le pasaba diferentes ungüentos y paños fríos con manzanilla. Así lo tuvieron por tres días seguidos, qué a la familia se le hizo una eternidad.

Luego de este tiempo, logro reaccionar Aunque todavía un poco aturdido. Tras contar lo sucedido, se enteró que estuvo muy cerca de la muerte, pues le dijeron que el calor qué emana la tinja tinja es tan fuerte que puede llegar a secar el cerebro.

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