El potencial de la economía del comportamiento para el desarrollo

Freddy Linares-Torres, director de Neurometrics, destaca que la economía del comportamiento busca responder “¿por qué la gente toma decisiones qué parecen contraintuitivas?” al elegir un producto.

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"Los humanos no deciden como máquinas, enfrentamos limitaciones de tiempo y capacidad para procesar información", señala Freddy Linares-Torres. (Agencia Andina)
"Los humanos no deciden como máquinas, enfrentamos limitaciones de tiempo y capacidad para procesar información", señala Freddy Linares-Torres. (Agencia Andina)

Tomamos decisiones a cada momento, proceso clave en nuestra evolución. Desde qué ponernos cada mañana, elegir qué fruta comer al llegar a casa o qué color de camisa comprar en nuestra tienda favorita. Cada decisión y su consecuente acto visible es el resultado de un proceso muy rápido y fuera de nuestro radar consciente en donde participan variables como preferencias, recuerdos, contexto y objetivo inmediato. Según la teoría económica tradicional las personas son seres racionales que buscan maximizar sus beneficios. Pero, si todos sabemos los beneficios de comer saludablemente o hacer regularmente ejercicio ¿por qué no todos lo hacemos? ¿Tomamos siempre las mejores decisiones?

Los humanos no deciden como máquinas, enfrentamos limitaciones de tiempo y capacidad para procesar información. Pero incluso en muy buenas condiciones, no optamos por la “mejor” opción. Sucede con decisiones “importantes” (comprar una casa), como con aparentemente pequeñas decisiones (escoger snacks más o menos saludables). Estas preferencias, expectativas, comportamientos y decisiones navegan en las olas de lo racional como irracional(1). Si bien a nivel personal podemos tomarnos la libertad de elegir lo que queramos, ¿habrá alguna relación agregada entre el conjunto de todos estos comportamientos en el desarrollo de un país? Esta área de provocadora complejidad es el núcleo de la disciplina de la economía del comportamiento (EC) que busca entender no sólo los resultados sino el proceso detrás de las decisiones.

La EC busca expandir el poder explicativo de los modelos económicos tradicionales e integrar una grán variedad de anomalías que no eran reconocidas por la teoría(2). Esta disciplina aplica en sus estudios enfoques desde la economía tradicional, la psicología y especialmente la neurociencia. Una pregunta de interés en este campo es: ¿por qué la gente toma decisiones qué parecen contraintuitivas? El concepto de racionalidad tiende a ser ajustado en muchos modelos para tratar de explicar estas “incoherencias”, mientras que la EC reconoce la existencia de estas desviaciones sistemáticas del tradicional comportamiento racional moduladas por otras estructuras cerebrales. Por ejemplo, muchas personas comparten con los animales el rasgo de la impaciencia(3). El desear recompensas o resultados inmediatos devalúa subjetivamente mejores alternativas. Es una aptitud irracional, pero real. Otros factores como la existencia de sesgos conductuales, las preferencias, el entorno social y las emociones también son abordados por esta disciplina.

La importancia de la EC va más allá del campo académico, pues cada vez es más reconocido su valor para apoyar en el desarrollo de los países. Las decisiones de los ciudadanos en conjunto generan un efecto dominó que impulsa o debilita en el tiempo ciertas fuerzas del desarrollo. Distintos comportamientos indirectamente fomentan ciertas decisiones sobre otras más deseables. Así, factores conductuales pueden impulsar escenarios que exijan la intervención de las autoridades para evitar altos costos económicos o de bienestar. Un ejemplo es el ahorro obligatorio para la jubilación pues muchos no lo harían de forma voluntaria, aunque conozcan su importancia. Organizaciones como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) utilizan la EC para estudiar factores conductuales y reducir sus impactos en la toma de decisiones relacionadas a políticas públicas. Para ello es clave conocer cómo se toman las decisiones.

En entrevista con el doctor Daniel Friedman(4), profesor de la Universidad de California, Santa-Cruz, y experto en economía experimental, conversamos sobre el estudio de las decisiones, y menciona que: “Hay una interesante distinción entre quienes estudian el proceso y quienes solo estudian los resultados. En economía experimental, tradicionalmente en los experimentos de laboratorio nos concentrábamos en los resultados. Al estudiar el proceso puedes ver los tiempos de reacción, aplicar eyetracking con tecnología menos intrusiva, imágenes cerebrales y otros marcadores biológicos como la respuesta galvánica de la piel y otras formas fisiológicas de estudiar el proceso. Las técnicas están mejorando y creo que hay progreso real en el pensamiento de modelos útiles para estudiar el proceso. (...) Creo que entender el proceso da algunas ideas sobre cuáles son los resultados, qué afecta la decisión de las personas, por qué y cómo. Resulta que hay ciertas cosas que afectan las decisiones que la teoría estándar de decisiones, y economistas que la usan, no considerarían que importan”.

Este nuevo enfoque facilita desarrollar propuestas sencillas y efectivas que incentiven comportamientos deseables para sectores como salud (prevención), economía (ahorro) o educación (cumplimiento de metas). Esa es la esencia de los nudges (“empujoncitos”), herramientas clave de la EC. Un nudge(5) es un ajuste de la arquitectura de elección que altera el comportamiento de las personas de manera predecible sin prohibir opciones ni cambiar significativamente sus resultados (consecuencias o beneficios). Los nudges son sencillos de aplicar, así como de evitar, no son restricciones.

Como menciona el doctor Friedman: “Diferentes formas de presentar las elecciones pueden llevar a las personas a usar distintos procesos internos. Luego obtienes resultados inconsistentes desde el punto de vista de un economista, mientras un psicólogo pensaría que es algo esperado”. El uso de los colores, el framing, el tono del mensaje, mecanismos de compromiso, recordatorios o la prominencia de cierta información pueden contribuir en el diseño de nudges que impacten significativamente en la probabilidad de tomar mejores decisiones. Un ejemplo popular es ubicar la comida saludable de una cafetería escolar a plena vista, mientras la comida chatarra es puesta en la parte superior del mostrador para fomentar una mejor alimentación, “elecciones de consumo ordinarias no generan mucha preocupación, pero hay decisiones de consumo importantes cuyas externalidades son relevantes” resalta Friedman.

El BID ha hecho extenso uso de nudges en sectores como salud, por ejemplo, usando recordatorios a mujeres sobre su control prenatal vía mensajes de texto(6) o visitas(7) para aumentar los niveles de asistencia; así como el diseño de mensajes efectivos que superen los sesgos conductuales para enfrentar al Covid-19(8). Según Kelver Contreras, investigador de Neurometrics, es “importante integrar las estrategias de la EC en el diseño de proyectos públicos porque no se puede generalizar la reacción o respuesta del público objetivo, en cambio, hay que tomar la iniciativa para optimizar al máximo los comportamientos deseados”.

Más allá de las políticas públicas, incorporar las herramientas de la EC puede mejorar distintos tipos de servicios. Disminuir la sobrecarga cognitiva frente a información relevante en contratos, por ejemplo, ayudará a evitar malas decisiones que puedan ser costosas para ambas partes. En conclusión, facilitar las buenas decisiones aumenta la eficiencia de los agentes y reduce obstáculos costosos. No todas las prácticas funcionan en todos los contextos, pero la EC permite aprovechar aquel potencial detrás de nuestro comportamiento que muchos suelen ignorar.

infobae

[1] Hammond, P. J. (2001). Rationality in Economics. https://web.stanford.edu/~hammond/ratEcon.pdf

[2] Wilkinson, N., & Klaes, M. (2018). Nature of Behavioral Economics. En An introduction to behavioral economics. Macmillan International Higher Education (3ra ed., pp. 4-27). Palgrave.

[3] Fehr, E. (2002). Behavioural science: The economics of impatience. https://www.nature.com/articles/415269a

[4] Daniel Friedman. University of California, Santa Cruz. https://economics.ucsc.edu/faculty/ladder-faculty.php?uid=dan

[5] Ly, Kim and Mazar, Nina and Zhao, Min and Soman, Dilip, A Practitioner’s Guide to Nudging (March 15, 2013). Rotman School of Management Working Paper No. 2609347, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=2609347 or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.2609347

[6] Mejorando el control prenatal a través de recordatorios a las madres | Cursos | BID | INDES: Instituto Interamericano para el Desarrollo Económico y Social (iadb.org): https://cursos.iadb.org/es/economia-comportamiento/mejorando-el-control-prenatal-trav-s-de-recordatorios-las-madres

[7] Mejorando el cuidado preventivo materno usando recordatorios en Guatemala | Cursos | BID | INDES: Instituto Interamericano para el Desarrollo Económico y Social (iadb.org): https://cursos.iadb.org/es/economia-comportamiento/mejorando-el-cuidado-preventivo-materno-usando-recordatorios-en-guatemala

[8] Déborah Martínez Villarreal, Ana María Rojas Méndez, Carlos Scartascini (abril, 2020) La economía del comportamiento puede ayudar a combatir el coronavirus. Banco Interamericano de Desarrollo. http://dx.doi.org/10.18235/0002315