Invasión a Ucrania: los impactantes testimonios de dos de los sobrevivientes de la masacre rusa en Bucha

Irina Abramova es una de las personas que vivió para contar el horror de lo sucedido en la ciudad. Ella y su padre estaban presentes cuando los soldados rusos fusilaron a su marido, tras quemar todas sus pertenecias

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Una mujer camina por las calles de la asediada Bucha, en Ucrania (AP/Rodrigo Abd)
Una mujer camina por las calles de la asediada Bucha, en Ucrania (AP/Rodrigo Abd)

La matanza de civiles cometida por las tropas rusas en su retirada de la localidad ucraniana de Bucha ha causado una oleada de horror e indignación.

Las autoridades ucranianas han denunciado el hallazgo de más de 400 cadáveres en las calles de la localidad del norte de Ucrania, cercana a Kiev, que estuvo asediada por las tropas rusas durante semanas y donde, tras su retirada, se descubrieron cientos de cadáveres en sus calles, algunos con las manos atadas a la espalda, como han documentado sobre el terreno reporteros de Infobae y de otros medios internacionales.

El diario alemán Bild recogió el crudo testimonio de dos personas que sobrevivieron a la matanza, y que relataron el horror. Una de ellas es Irina Abramova, de 48 años, quien relató: “Era 5 de marzo. Estábamos en casa. De repente escuchamos una explosión: la mitad de nuestra vivienda había sido destruida. Luego comenzaron a disparar por la ventana. ¡Salgan!, nos gritaban. Mi esposo Oleg salió y pidió: ‘¡No disparen! Aquí sólo hay civiles’”.

Cuerpos de civiles en bolsas, tras el paso de las tropas rusas por la ciudad ucraniana de Bucha (REUTERS/Oleg Pereverzev)
Cuerpos de civiles en bolsas, tras el paso de las tropas rusas por la ciudad ucraniana de Bucha (REUTERS/Oleg Pereverzev)

Los soldados le contestaron que levantara las manos. “Cuando finalmente salí de la casa me preguntaron por qué me escondía. Les respondí que tenía miedo, y que ellos estaban disparando. Su respuesta fue decirme que eran rusos, mostrarme la cinta de San Jorge (insignia militar rusa) y decirme: ‘Venimos a liberarlos’”.

“Minutos más tarde, nuestra casa comenzó a arder. Cuando Oleg intentó levantarse para apagar el fuego los soldados lo agarraron, le quitaron el suéter, lo pusieron de rodillas y le dispararon en la cabeza. Entonces empezaron a interrogarme: ‘¿Dónde están los nazis?’”.

Irina contó que su esposo tenía 40 años, y que no llegó al 14 de marzo cuando cumpliría 41. “Les dije que me mataran a mi también. Uno de los soldados me apuntó, y le pedí que me disparara a mi y a mi gato. Mientras sostenía su arma contra mi, dijo que no dispararía contra mujeres”.

“Durante un mes no pudimos salir de la ciudad, hasta que finalmente los rusos se fueron. Había un puesto de control que era el único lugar donde conseguir agua. Nos obligaron a entregar nuestros teléfonos celulares”, realta Irina, sobre el mes de invasión rusa en su ciudad, y asegura haberles dicho a los soldados: “No nos queda nada, ustedes nos quitaron todo”.

El cuerpo de una persona sobrepasa la puerta de una vivienda en Bucha, tras el paso de las tropas rusas (REUTERS/Oleg Pereverzev)
El cuerpo de una persona sobrepasa la puerta de una vivienda en Bucha, tras el paso de las tropas rusas (REUTERS/Oleg Pereverzev)

Eventualmente, los rusos los echaron de la ciudad al grito de “¡Nunca regresen!”. “Ellos nos culpaban por la muerte de sus camaradas, pero nosotros éramos viejos, no habíamos hecho nada”. Su respuesta era que nosotros teníamos la culpa por haber elegido al presidente (Volodimir Zelensky), permitiendo así que “los nazis” estuvieran en el poder.

Según Irina, los soldados que mataron a su marido eran combatientes de Kadyrovtsy (unidad de combatientes paramilitares de Chechenia) porque llevaban la letra V. “Vimos en sus caras que no eran rusos. Además, hablaban con acento”, agregó.

El padre de Irina, Vladimir, de 72 años, agregó al relato de su hija: “Todas nuestras pertenencias fueron quemadas, documentos, todo lo que teníamos. Dijeron que eran rusos y venían a liberarnos. Arrastraron a Oleg, lo obligaron a arrodillarse y le dispararon en un lado de la cabeza. La mitad de su cabeza quedó destrozada”.

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