El impactante testimonio de un hombre discapacitado que fue arrastrado por el tsunami en Tonga y sobrevivió 27 horas en el mar

Lisala Folau era uno de los 60 habitantes de la isla de Atata, completamente destruida por las olas provocadas por la erupción del volcán submarino Hunga Tonga Hunga Ha’apa

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Lisala Folau, sentado segundo desde la izquierda con una camisa azul con dibujos, comparece ante la prensa en Tonga para relatar su historia (Marian Kupu/ Broadcom Broadcasting FM87.5/REUTERS)
Lisala Folau, sentado segundo desde la izquierda con una camisa azul con dibujos, comparece ante la prensa en Tonga para relatar su historia (Marian Kupu/ Broadcom Broadcasting FM87.5/REUTERS)

Un carpintero jubilado de 57 años con problemas de movilidad sobrevivió al devastador tsunami que sufrió Tonga el pasado fin de semana después de ser arrastrado por una ola y resistir en el mar durante 27 horas.

Lisala Folau, uno de los 60 habitantes de la isla de Atata, fue arrastrado al mar por el tsunami a las 7 de la tarde, poco después de recibir la alerta de las autoridades, según él mismo contó en una entrevista de radio difundida este jueves por el canal de Tonga Broadcom Broadcasting.

Folau dijo que había estado pintando su casa el sábado cuando fue alertado sobre el tsunami.

“Mi hermano mayor y un sobrino acudieron en mi ayuda, esta vez la ola atravesó nuestro salón, nos mudamos a otra parte de la casa cuando una ola más grande, una ola que estimaría no menos de seis metros, [llegó].”

“Tenga en cuenta que estoy discapacitado. No puedo andar bien y cuando lo hago creo que hasta un bebé puede ir más rápido que yo”, declaró, según la traducción publicada en Facebook por un redactor de Broadcom Broadcasting.

“Nos escondimos en el lado este de la casa, las olas venían del oeste, así que escapamos de esa ola”.

Una casa destruida por el tsunami en Nuku'alofa, Tonga (Marian Kupu/Broadcom Broadcasting FM87.5/via REUTERS)
Una casa destruida por el tsunami en Nuku'alofa, Tonga (Marian Kupu/Broadcom Broadcasting FM87.5/via REUTERS)

Folau dijo que treparon a un árbol con su sobrina mientras su hermano corría a buscar ayuda. Cuando hubo una pausa en las olas, descendieron, pero en ese momento golpeó una ola más grande.

“Cuando la ola rompió en tierra justo debajo de nosotros, mi sobrina Elisiva y yo no teníamos nada a lo que agarrarnos y fuimos arrastrados hacia el mar. Eran las 7 de la tarde”, dijo Folau.

“Simplemente floté, mientras me golpeaban las grandes olas que llegaban”, dijo el superviviente, que llegó a la isla de Tongatapu, a 7,5 kilómetros de Atata, sobre las 22.00 del domingo, 27 horas después de que el mar lo arrastrara.

“Flotamos en el mar, llamándonos el uno al otro. Estaba oscuro y no podíamos vernos. Muy pronto ya no pude escuchar a mi sobrina llamando, pero pude escuchar a mi hijo llamando”.

El carpintero jubilado afirmó que en ese momento decidió no contestar a los gritos de su hijo, pues temía que éste pusiera su propia vida en peligro al tirarse al agua para rescatarlo, y decidió dejarse llevar por la corriente marina para tratar de sobrevivir.

“La verdad es que ningún hijo puede abandonar a su padre. Pero para mí, como padre, guardé silencio porque si le respondía, él saltaría y trataría de rescatarme. Pero entiendo la difícil situación y pensé que si llegaba lo peor y solo soy yo”, explicó.

Los destrozos en la isla de Nuku'alofa (Marian Kupu/Broadcom Broadcasting FM87.5/via REUTERS)
Los destrozos en la isla de Nuku'alofa (Marian Kupu/Broadcom Broadcasting FM87.5/via REUTERS)

Folau dijo que pensó que si se aferraba al tronco de un árbol, su familia al menos podría encontrar su cuerpo si moría.

“Floté y encallé al este de la isla de Toketoke”.

Folau agregó que en un momento del domingo por la mañana vio un bote patrullero de la policía que se dirigía a la isla de Atata.

“Agarré un trapo y saludé pero el bote no me vio. Luego estaba regresando a Tonga y volví a saludar, pero tal vez no me vieron”.

Luego trató de llegar a la isla de Polo’a, partiendo alrededor de las 10 a.m. y llegando alrededor de las 6 p.m. del domingo.

“Llamé y grité pidiendo ayuda, pero no había nadie allí. Mi mente ahora estaba en mi sobrina, ya que fuimos arrastrados juntos y ahora he sobrevivido”.

Folau dijo que luego se concentró en su próximo movimiento. “Ahora estaba decidido a que podría llegar a mui’i Sopu”. Sopu se encuentra en el borde occidental de la capital Nuku’alofa, en la isla principal de Tongatapu.

Escombros en una plata de Nuku'alofa (Marian Kupu/Broadcom Broadcasting FM87.5/via REUTERS)
Escombros en una plata de Nuku'alofa (Marian Kupu/Broadcom Broadcasting FM87.5/via REUTERS)

“Estaba pensando en mi hermana en Hofoa que sufre de diabetes y mi hija menor [que] tiene problemas cardíacos. Todo esto estaba corriendo por mi mente”, relató el hombre.

Alrededor de las 9 p.m., Folau dijo que se tambaleó hacia una casa en Sopu, y finalmente llegó al final de un camino público sellado con alquitrán y fue recogido por un vehículo que pasaba y llevado a la casa del conductor.

Por el momento se desconoce qué pasó con el hijo de Folau y la sobrina con la que estaba en Atata.

Atata ha sido una de las pequeñas islas completamente destruidas por el tsunami, provocado por la atronadora erupción del volcán submarino Hunga Tonga Hunga Ha’apa, la más violenta registrada en el planeta en las tres últimas décadas.

La erupción del volcán Hunga-Tonga-Hunga-Haa'pai que provocó el tusnami (NASA/NOAA / AFP)
La erupción del volcán Hunga-Tonga-Hunga-Haa'pai que provocó el tusnami (NASA/NOAA / AFP)

La historia de Folau es uno de los primeros testimonios directos de la tragedia que llega a los medios después de que el país haya pasado cinco días prácticamente incomunicado por la rotura de un cable submarino esencial para la línea telefónica y las conexiones de internet.

De momento se han registrado la muerte de tres personas en Tonga por el desastre aunque los daños no han sido cuantificados aún debido a la incomunicación de buena parte de sus 169 islas y a la dificultad de los equipos de rescate para acceder a los lugares más afectados.

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