Los tres grandes mitos de la caída de Tenochtitlan

A pesar de las diversas explicaciones sobre la caída del Imperio Azteca, existen mitos que es necesario aclarar

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Existen tres grandes mitos sobre la caída de Tenochtitlan (Foto: Twitter@Cuauhtemoc_1521)
Existen tres grandes mitos sobre la caída de Tenochtitlan (Foto: Twitter@Cuauhtemoc_1521)

Después de que los conquistadores españoles ganaron la batalla donde el Imperio azteca cayó, diversos académicos de la historia de México tuvieron diversas explicaciones sobre lo que pasó, sin embargo algunas se quedan en mitos pues es muy difícil saber la verdad absoluta.

De acuerdo con Matthew Restall en un artículo del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), hay tres mitos sobre este gran hecho histórico. El primero se refiere a que durante los meses de verano de 1521 de Tenochtitlan, menos del uno por ciento de los atacantes eran españoles.

El hecho de que el 13 de agosto el Imperio cayera, no es solamente considerado un logro español. “Ese 99% que no era español era muy variado e incluía un incierto número de soldados africanos y descendientes de africanos, de taínos y otros indígenas del Caribe que, esclavizados, sirvieron como personal de apoyo, así como totonacas y otros mesoamericanos”, mencionó Matthew Restall.

La caída de Tenochtitlan no fue un resultado solamente de los españoles. (Foto: Twitter@Cuauhtemoc_1521)
La caída de Tenochtitlan no fue un resultado solamente de los españoles. (Foto: Twitter@Cuauhtemoc_1521)

Sobre todo, explicó el historiador, la mayoría fueron nahuas y los tlaxcatelcas, que son considerados los más famosos enemigos de los mexicas. También afirmó que un personaje significativo de los atacantes fueron aztecas de Texcoco y Tacuba.

Esto se podría respaldar por el hecho de que poco a poco hubo menos españoles, por su sucesos como la captura y ejecución de 68 hispanos a finales de junio de ese año por parte de los mexicas. También es importante tomar en cuenta que los conquistadores sufrían de inanición, viruela y otras enfermedades mortales.

El autor explicó que no se tiene que minimizar el impacto de la invasión española, puesto que estos realizaron masacres en el pueblo indígena, pero la guerra fue una tragedia mexicana y no solo una acción militar española.

Cuauhtémoc fue torturado por los españoles tras la caída de Tenochtitlan (Foto: Secretaría de Cultura)
Cuauhtémoc fue torturado por los españoles tras la caída de Tenochtitlan (Foto: Secretaría de Cultura)

El segundo mito es creer que, en cuanto terminó la conquista el 13 de agosto comenzó enseguida el periodo colonial, ya que en realidad la conquista española y colonización comenzaron ese día. Fue en el momento exacto en el que Cuauhtémoc se rindió ante los españoles, sin embargo el imperio azteca para ese entonces ya se encontraba fragmentado en dos ciudades: Texcoco y Tlaxcala.

El autor afirmó que el imperio azteca había sido parcialmente destruido desde adentro entre 1520 y 1521, luego fue reconstruido parcialmente en Texcoco y otras ciudades antes de ir desapareciendo a lo largo de las décadas y finalmente convertirse en la Nueva España.

Sabiendo esto, es importante destacar que las guerras de invasión siguieron por otros 26 años tras la caída de Tenochtitlan, pues se llevaron a cabo campañas militares, además los nahuas y otros mesoamericanos luchaban junto a los españoles y estos los superaban en número.

El INAH señaló que hay que cambiar la visión sobre la caída de Tenochtitlan (Foto: cortesía INAH)
El INAH señaló que hay que cambiar la visión sobre la caída de Tenochtitlan (Foto: cortesía INAH)

Por último, es un mito que se considere que la conquista por parte de los españoles fue un hecho asombroso e incluso existen relatos de veteranos de esta guerra donde afirmaron que fue un triunfo “contra todo pronóstico”.

Matthew Restall explicó que la España imperial explicó el hecho como si Dios hubiera estado del lado de los españoles cristianos, los españoles eran personas indomables, e incluso Cortés escribió “con el hábito de ganar” y el conquistador realizó la gran hazaña por su profunda lealtad a la corona.

“Condenar a los aztecas como traicioneros y sanguinarios bárbaros era crucial para justificar la violencia de las guerras de invasión, una táctica de difamación que se aplicó incluso a los aliados nahuas, a quienes los españoles culparon de la brutalidad del sitio”, escribió el historiador.

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