Uno de los proyectos más ambiciosos de Porfirio Díaz como presidente de México era el Palacio Legislativo Federal, una mega construcción de más de 14 mil metros cuadrados que tenía la intención de albergar las cámaras de senadores y diputados, pero que se vio frustrado tras la explosión de la Revolución Mexicana
En el lugar hoy se encuentra el Monumento a la Revolución y funge como estandarte de la última gran obra que no pudo concluir el mandatario mexicano, quien había encargado al arquitecto Émile Bérnard el diseño de la construcción, además de reunir a distintos artistas que complementarían la fachada con distintas obras escultóricas.
A pesar de que el proyecto quedó abandonado y eventualmente desmantelado, algunas de las piezas que estaban destinadas a adornar el Palacio se concluyeron en tiempo y forma; sin embargo, ya no pudieron colocarse en el espacio destinado, por lo que tuvieron que ser acomodadas en otras locaciones dentro de la Ciudad de México.
Los obras más reconocibles son dos leones monumentales que están sobre pedestales de granito, esculturas de bronce que se ubican en la entrada principal al Bosque de Chapultepec y que fueron elaborados por el artista francés Joseph-Antoine Gardet.
En un principio, estas dos obras estaban pensadas para dar la bienvenida al Palacio Legislativo e iban a estar en los costados de la escalera principal. Ahora se ubican en la denominada Puerta de los Leones, sobre la avenida Paseo de la Reforma y se caracterizan por dar la bienvenida a Chapultepec en la Ciudad de México.
Dos de las esculturas más conocidas para los residentes de la Ciudad de México son las de La Juventud y La Madurez, dos obras que se encuentran a los costados de la entrada principal en el Palacio de Bellas Artes y que dan la bienvenida a la monumental construcción de la colonia Centro.
En un principio, estas dos piezas de Oliverio Martínez iban a conformar una serie de ocho que se iban a colocar en la parte alta del frontón del Palacio Legislativo, por lo que también darían la bienvenida a quienes ingresaran a la construcción, aunque en este diseño desde arriba.
Otras obras del escultor Martínez todavía se encuentran en el Monumento a la Revolución, concretamente en las esquinas de la parte superior y que rodean los balcones donde cientos de visitantes asisten como parte del recorrido que ofrece la obra.
Por último, la famosa águila que se encuentra en la cima del Monumento a la Raza también iba a tener un lugar muy especial en el Palacio Legislativo Federal del General Díaz, pues se iba a encontrar en la cúpula de la construcción e iba a fungir como un emblema más de los proyectos que estuvieron a cargo del presidente.
Esta gigantesca ave que está devorando una serpiente fue obra del escultor francés Georges Gardel, quien tampoco pudo verla colocada en su lugar original; sin embargo, en 1930 comenzó la construcción del Monumento a la Raza, diseñada por el arquitecto Jesús Contreras y que simula ser una pirámide de la cultura mexica.
De esta forma quedaron acomodadas las tres piezas del Palacio Legislativo a lo largo de la Ciudad de México, pero que conformaban apenas una pequeña fracción de todas las esculturas que engalanarían aquella magna obra de Porfirio Díaz, que tenía como objetivo convertirse en una de las referencias más imponentes del país a comienzos del siglo XX.
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