“Emilio Lozoya sí se benefició de la justicia selectiva”, afirma su exabogado

Javier Coello Trejo contó a Infobae la paradoja de su trayectoria profesional: encarceló a funcionarios corruptos y también defendió a uno

Compartir
Compartir articulo
Crédito: Infobae/Alicia Mireles/J.M. Mariscal

En México sí hay justicia selectiva y el caso de Emilio Lozoya es el claro ejemplo. Así de claro es, al menos, para Javier Coello Trejo (1948, Chiapas, México), también conocido como el “fiscal de hierro”. El mote se lo puso el expresidente de México, José López Portillo (1976-1982) en cuyo gobierno, siendo subprocurador de la extinta PGR, encabezó una cruzada anticorrupción en la que orgullozamente recuerda, interrogó a más de cuatro mil funcionarios y consignó a decenas de estos. También fue el encargado de la lucha contra el narcotráfico en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994). Pero es abogado de profesión, misma que lo ha llevado a estar del otro lado de la justicia, defendiendo a los acusados del crimen que él perseguía sin dar tregua. Ejemplo de ello es el mismo exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex).

Emilio Lozoya estuvo a cargo de la paraestatal mexicana durante el sexenio de Enrique Peña Nieto (2012-2018). Ahora es señalado por delitos de corrupción y lavado de dinero durante esa gestión. Son dos las causas en su contra. Una responde a los sobornos que recibió para otorgar contratos públicos a la brasileña Odebrecht. Otra a la compra en sobreprecio de la planta chatarra Agro Nitrogenados. Enseguida Andrés Manuel López Obrador tomó la presidencia mexicana en diciembre de 2018, el exfuncionario (que ya contaba con los señalamientos por dichos casos) fue uno de sus principales objetivos.

En 2019, Lozoya fue inhabilitado durante 10 años para impedirle volver a ejercer un cargo del erario. Ya era buscado por el gobierno federal. Estuvo prófugo. En algún punto se supo solamente que se encontraba en Alemania, sin conocerse la ubicación exacta. En febrero de 2020, por petición de la policía mexicana, fue detenido en Málaga, España. La intención era su extradición. En todo este tiempo Coello Trejo fue su defensor legal. Se sorprendió entonces de la captura de su cliente. Aseguraba que la Fiscalía General de la República (FGR) no les había permitido desahogar pruebas que evitarían tal detención. Siguió su trabajo y cruzó “el charco” para diseñar estrategias con Lozoya Austin. Pero pareciera que fue en balde. En julio de 2020, el fiscal de México, Alejandro Gertz Manero, anunció que el exfuncionario había aceptado ser extraditado. Coello ya no era su abogado entonces.

(Foto: Cuartoscuro)
(Foto: Cuartoscuro)

“Yo ya no lo defiendo porque no estoy de acuerdo con lo que hizo”, dijo Coello Trejo en una videollamada con Infobae, en referencia al acuerdo que la familia del exfuncionario estableció con Gertz Manero para que el acusado acepatara la extradición a su país y prácticamente se declarara culpable, pero dispuesto a colaborar con las investigacipnes de la FGR, lo que le otorgaría beneficios de “testigo protegido”. Sin embargo fue encarcelado de manera preventiva el pasado mes de noviembre tras el esc{andalo por las fotos difundidas sobre su asistencia a una reunión social a un exclusivo restaurante de la capital mexicana.

“Como abogado no puedo permitir que detengan a ninguno de mis clientes”, indicó Coello y recalcó que mientras era su cliente, a Lozoya “no le pasó nada”, pero cuando tuvieron lugar las negociaciones entre el fiscal y el padre del detenido, a él se le pidió dejar el caso. Incluso apuntó “mi afecto con el fiscal (Gertz Manero) se rompió ahí”.

Pero, ¿cómo pudo encarcelar a una gran cantidad de funcionarios por corrupción y después defender a uno que hizo lo mismo? La diferencia entre las épocas de lo primero y lo segundo, para Coello Trejo, radica en su profesión.

“Soy abogado”, recalcó. “Todo mundo tiene derecho de defensa, hasta los asesinos”, recuerda citando lo establecido por la propia Constitución mexicana, “uno como abogado tiene que defender al cliente”, sostiene. Desde 1984 fundó su propio despacho. En su cartera, cuenta, tiene todo tipo de clientes. Desde grandes empresarios hasta agentes aduanales. Solo hace excepción en dos casos: “no defiendo narcotraficantes”, dice tajante, “ni a violadores”.

Justicia selectiva en México

Lo que sí queda claro es que, con sus más de 50 años de trayectoria, si alguien sabe de justicia es Javier Coello Trejo. Precisamente publicó recién un libro con todas sus memorias en el tema, que lleva por nombre su famoso apodo ‘El fiscal de hierro’ (Planeta, 2021). Y desde su experiencia se mantiene firme al asegurar que en México la justicia sí se aplica de manera seleciva. Y como ejemplo puso el caso de Rosario Robles, también funcionaria del gabinete de Peña Nieto. También acusada de corrupción. Pero a diferencia de otros, ella fue encarcelada “de manera preventiva” desde el minuto uno.

El emotivo mensaje de Mariana Moguel ante la posible liberación de su madre, Rosario Robles (Foto: Instagram / @mariana.moguel.robles)
El emotivo mensaje de Mariana Moguel ante la posible liberación de su madre, Rosario Robles (Foto: Instagram / @mariana.moguel.robles)

“Rosario Robles, yo no sé si sea inocente o culpable. No soy juez. Pero ella, de acuerdo a la ley, no debería estar detenida, tendría que tener un juicio con arraigo en su casa, o con arraigo sujeta al proceso… pero ya lleva dos años en la cárcel. Y hay otros que están libres, que se acogieron a un supuesto beneficio... ¿ellos no cometieron los delitos? ¿por qué Rosario Robles está dentro y Emilio Zebadúa está fuera?”, puso sobre la mesa el “fiscal de hierro”.

Entonces, reconoció, su excliente Lozoya Austin sí se vio beneficiado de la justicia selectiva. “Él estuvo un año y fracción con un brazalete. Y los delitos que presuntamente cometió son más graves que el delito que tiene en la cárcel a Rosario Robles”.

Y ¿quién(es) es responsable de la justicia selectiva que ahora se vive en México? “Un poco el fiscal y otro poco la ley mal aplicada”, respondió Coello Trejo. “El nuevo sistema penal acusatorio decían que venía a hacer el proceso más transparente; solo hizo que la justicia sea más aletargada. El código de procedimiento está perfecto, pero no lo aplican como es”.

SEGUIR LEYENDO: