Tonatzin: la leyenda de la diosa azteca que fue sustituida por la Virgen de Guadalupe

Antes de la llegada de los españoles, los indígenas mesoamericanos adoraban a una diosa que, decían, era la madre de todos

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Tonantzin quiere decir "nuestra madre". (Foto: Youtube/DaDancing1)
Tonantzin quiere decir "nuestra madre". (Foto: Youtube/DaDancing1)

Luego de la llegada de los españoles a México, muchas cosas cambiaron. Las tradiciones, alimentos e idioma que tenían los europeos, se mezclaron con las tradiciones, alimentos e idioma de los indígenas nativos.

Tras la conquista de México, por parte de los españoles, liderados por Hernán Cortés, otra de las cosas importantes que se encargaron de cambiar fue la religión, pues ellos relacionaban a los dioses aztecas con demonios y veían de manera horrorosa los sacrificios humanos que las culturas mesoamericanas realizaban para sus dioses.

Actualmente, en México se tiene un culto muy profundo a la Virgen de Guadalupe, a quien se le conoce como la “madre de todos los mexicanos”, sin embargo, detrás de la adoración a esta figura, hay una historia.

Y es que antes de la llegada de los españoles, los indígenas nativos adoraban a una diosa llamada Tonantzin, de quien se tenía un centro de devoción. Tonantzin, en náhuatl, significa “nuestra madre”. De acuerdo con el texto escrito por el franciscano Antonio Valeriano, Nican Mopohua, se narran las apariciones de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego en el cerro del Tepeyac, en 1531. Él se refería a ella como Tonantzin, y al lugar como Tonantzintla, que se traduce como lugar de nuestra madrecita.

Luego de la llegada de los españoles, se impuso la religión católica y se desaparecieron a los dioses aztecas.
Luego de la llegada de los españoles, se impuso la religión católica y se desaparecieron a los dioses aztecas.

La investigadora Gisela Von Wobeser, por otro lado, comparte que poco después de la conquista, en el año de 1525, los frailes franciscanos edificaron una ermita en el mismo cerro del Tepeyac, con la intención de fomentar un culto de sustitución, es decir, tenía la intención de que los indios reemplazaran la devoción que le tenían a la diosa azteca por la de la Virgen María.

Sin embargo, la religión politeísta de los aztecas también creía que esta deidad femenina de la que se habla, se identificaba con otros nombres, como: Omecíhuatl: Diosa primordial y creadora del universo; Toci: Diosa de la salud; Cihuacóatl: Diosa de la vida y la muerte; Coatlicue: Diosa de la fertilidad.

El escritor novohispano, Jacinto de la Serna relata a detalle el antiguo culto en el Tepeyac, en su manual de “Ministros de indios”, escrito previo a 1661 remarcando la variación náhuatl denominada Tepeaquilla o Tepeyac al castellano, cerro de Guadalupe o El santuario de la Virgen Santísima de Guadalupe.

Otro de los autores relevantes en este sentido, fue el conocedor y divulgador de la lengua literatura e historias nahuas del antes y después de la conquista española, el mexicano Miguel León Portilla, quien realizó la primera traducción al español del Nican Mopohua.

Actualmente, la Virgen de Guadalupe es adorada por millones de mexicanos. (AP Photo/Marco Ugarte)
Actualmente, la Virgen de Guadalupe es adorada por millones de mexicanos. (AP Photo/Marco Ugarte)

Juan de Torquemada, eclesiástico franciscano e historiador español es autor de varias obras que, en su mayoría, se relacionan con la cultura antigua de México y del siglo XVI; entre ellas se encuentra “La Monarquía Indiana”, en la que el historiador da testimonio de que Tonantzin era una diosa grande en belleza, además de caracterizarse por usar falda y huipil blancos.

En relación al culto prehispánico en el cerro del Tepeyac, los autores de la época describieron el ambiente hispano-colonial haciendo énfasis especial en los cultos mesoamericanos, es decir, en los territorios que ocupaban las civilizaciones prehispánicas. en las que el Tepeyac no pasó desadvertida, al igual que sus celebraciones.

Prueba de ello quedó asentada en el Códice de Teotenantzin, del que también historiadores mencionan que muy seguramente fue mandado a confeccionar por parte del cronista Lorenzo Boturini a fin de dejar un documento que representara a la zona montañosa en la que se encontraban dos esculturas de piedra y sus ornamentos a los que en su momento se identificaba como deidades.

Para quienes tiene oportunidad de ver este Códice, pueden apreciar que en la parte izquierda se ve una iglesia y, por debajo de ella una estructura que no se identifica de manera muy clara; en tanto, de su lado derecho se aprecia un texto en español que se refiere a una de las deidades a la que identifica como “TeotenantzinMadre de los Dioses”.

Cada 12 de diciembre, se celebra a la Virgen de Guadalupe.  FOTO: MARIO JASSO /CUARTOSCURO.COM
Cada 12 de diciembre, se celebra a la Virgen de Guadalupe. FOTO: MARIO JASSO /CUARTOSCURO.COM

El arqueólogo mexicano Alfonso Caso identificó algunos de los dibujos en el Códice como características de las diosas Chalchiucueitl y Teotenantzin, a quien se le relaciona con la diosa del maíz Chicomecoatl.

Con ello quedó registro de que antes de la conquista existía un lugar en el que se veneraba a una diosa y que hoy es ocupado por el recinto dedicado a la Virgen de Guadalupe. A Tonantzin la llamaban “Nuestra Madre”, además de personificar el símbolo de las fuerzas femeninas de la fertilidad.

Actualmente, el culto a Tonantzin-Guadalupe es practicado por miles de personas que genera una de las peregrinaciones más grandes del mundo.

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