
África está experimentando una de las peores contaminaciones del aire del mundo y la calidad del aire se ha deteriorado rápidamente en los últimos 50 años. Las concentraciones de micorpartículas plásticas (menores a 2,5 micrones de tamaño) en muchas ciudades africanas son ahora de 5 a 10 veces mayores que el nivel recomendado por la Organización Mundial de la Salud.
Con una población en crecimiento y una rápida urbanización e industrialización, es probable que la contaminación del aire en el continente empeore con implicaciones perjudiciales para la salud. Sin embargo, se ha prestado muy poca atención a la contaminación del aire en ese continente: actualmente menos del 0,01% de la financiación mundial para la lucha contra este fenómeno se invierte allí, según alerta un nuevo informe que acaba de publicarse en Nature Geoscience. Este documento ha sacado a la luz el desafío de los niveles de contaminación del aire en África y por qué es necesaria una acción internacional para combatirlo.
El nuevo artículo de perspectiva de la Universidad de Birmingham, la Universidad de Cambridge, el Imperial College de Londres, la Universidad del Sudeste de Kenia y el Centro Africano para el Aire Limpio, sostiene que abordar este problema requiere esfuerzos colectivos de los países africanos, soluciones adaptadas regionalmente y colaboración global.

Francis Pope, profesor de Ciencias Atmosféricas en la Universidad de Birmingham y uno de los coautores, dijo: “La quema de combustible de biomasa para cocinar, calentar e iluminar, la explotación de petróleo crudo y las industrias de minería de carbón, y los vehículos viejos que se envían desde Europa son causas de la mala calidad del aire en las naciones africanas. Este aire peligroso puede causar problemas de salud complejos y a veces mortales para quienes lo respiran. Si esto no fuera una razón suficiente, la contaminación del aire en África no es sólo un dilema para las personas que viven en el continente, sino también para en todo el mundo, lo que limita la capacidad de cumplir los objetivos climáticos globales y combatir la emergencia climática”.
A lo largo de los años se han realizado múltiples esfuerzos para abordar la contaminación del aire, como la firma de la Declaración de Aire Limpio C40 por parte de 10 ciudades africanas. También han comenzado a cobrar impulso las iniciativas para monitorear los niveles de contaminación del aire y recopilar datos muy necesarios. Pero aún queda mucho por hacer. Los investigadores sostienen que se deben coordinar los esfuerzos regionales e internacionales para lograr un cambio real y aprovechar el conocimiento existente sobre el control y la reducción de la contaminación del aire.

Soluciones sugeridas
Los especialistas han alzado su voz para pedir colaboración urgente en el monitoreo continuo del aire a través de una red de sensores para construir una imagen detallada de las variaciones de la contaminación del aire y realizar un seguimiento del progreso. Convocan a la concreción de inversión en energía limpia como la solar, la hidroeléctrica y la eólica para satisfacer la demanda energética de África, que se espera que se duplique para 2040.
“Es esencial trabajar en la mejor gestión de residuos sólidos para evitar el vertido y la quema de residuos y mejorar las tasas de reutilización, reciclaje y recuperación -añade Pope-. Sería bienvenida la inversión en tecnología respetuosa con el medio ambiente para garantizar que los países africanos puedan crecer económicamente evitando al mismo tiempo la tecnología sucia y obsoleta del Norte Global”.
Otro de los caminos consiste en abordar mejoras de infraestructura para frenar las emisiones del sector del transporte, optimizando la provisión de transporte público y adoptando estándares de emisiones más altos para el combustible y los vehículos importados.

El coautor del artículo, Gabriel Okello, del Instituto para el Liderazgo en Sostenibilidad de la Universidad de Cambridge y el Centro Africano para el Aire Limpio, afirmó: “la contaminación del aire es compleja y multifacética, con diferentes fuentes y patrones dentro de la sociedad. Abordarla requiere enfoques más ambiciosos, colaborativos y participativos centrados en la participación de las partes interesadas en las políticas, la ciencia, las empresas y las comunidades para codiseñar y coproducir intervenciones específicas para cada contexto. Esto debería ser catalizado por una mayor inversión en intervenciones que aborden la contaminación del aire. África tiene la oportunidad de aprovechar la creciente voluntad política y aprovechar la población joven para acelerar la acción hacia las sugerencias generales de nuestro documento”.
Andriannah Mbandi, de la Universidad del Sureste de Kenia y coautora del informe, sugirió que “la carga de la contaminación del aire recae injustamente en las poblaciones más pobres, y en las mujeres y los niños, ya que probablemente enfrentan una mayor exposición. Por lo tanto, las acciones de aire limpio contribuirán en cierta medida a corregir algunas de estas desigualdades en África, además de los beneficios para la salud y el medio ambiente”.
“No existe una solución única para los problemas de calidad del aire en África, y cada región y población tendrá sus propios desafíos específicos que superar. Pero si se es proactivo y se llevan a cabo estas acciones, se reducirán los niveles de contaminación del aire, lo que significa personas más sanas y un planeta más sano”.
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