
Una comprensión precisa de la dinámica del permafrost es fundamental para evaluar y mitigar los impactos que puedan surgir a medida que se degrade en el futuro. Sin embargo, las proyecciones existentes tienen grandes incertidumbres.
Los estudios sobre cómo respondió históricamente durante los últimos períodos cálidos de la Tierra son útiles para explorar el posible comportamiento futuro y evaluar la incertidumbre de las proyecciones futuras. Ahora, un equipo internacional de científicos, después de comparar las tendencias climáticas actuales con el clima del planeta hace 3 millones de años, concluyó que la mayor parte del permafrost cercano a la superficie de la Tierra podría desaparecer para el año 2100.
El equipo descubrió que la cantidad de permafrost cercano a la superficie podría disminuir en un 93% en comparación con el período preindustrial de 1850 a 1900. Eso es en el escenario de calentamiento más extremo del último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático. Para 2100, el permafrost cercano a la superficie de la Tierra, dentro de los 10 a 13 pies superiores de la capa del suelo, puede existir sólo en las tierras altas del este de Siberia, el archipiélago del Alto Ártico canadiense y el extremo norte de Groenlandia, tal como sucedió en el período cálido del Plioceno medio.
La investigación, que acaba de ser publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), fue dirigida por Donglin Guo de la Academia China de Ciencias y la Universidad de Ciencia y Tecnología de la Información de Nanjing. En la investigación colaboraron científicos de Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Alemania, Japón, Canadá, Países Bajos, Francia y Suecia.

“Nuestro estudio indica una extensión de permafrost cerca de la superficie dramáticamente menor que la actual en el pasado geológico, bajo condiciones climáticas análogas a las esperadas si el calentamiento global continúa sin disminuir”, informó el profesor emérito Vladimir Romanovsky, especialista del Instituto Geofísico Fairbanks de la Universidad de Alaska, quien se encuentra entre los coautores, es, además líder en la investigación del permafrost-.
La pérdida de gran parte del cercano a la superficie en los próximos 77 años tendrá implicaciones generalizadas para los medios de vida y la infraestructura humanos, para el ciclo global del carbono y para la hidrología superficial y subterránea”.
Conceptualizar la pérdida
“Esta investigación -continuó el especialista- hace sonar otra alarma más sobre lo que está sucediendo con el clima de la Tierra”. Las simulaciones del clima del período cálido del Plioceno medio son similares a la proyección climática para finales de este siglo según la vía de desarrollo impulsada por combustibles fósiles en el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Ese camino es el más sombrío de los cinco que se presentan para la sociedad futura.

Las simulaciones para el período cálido del Plioceno medio y las proyecciones de la extensión del permafrost en 2100 se centran únicamente en el cercano a la superficie, que es menos resistente al calentamiento climático que el profundo. Diez modelos informáticos proyectan que la Tierra perderá aproximadamente el 77% de ese permafrost para 2100, en comparación con el período 1995-2014, según el camino de desarrollo impulsado por combustibles fósiles del IPCC si la temperatura del aire en la superficie aumenta en 10 grados Celsius.
Los autores del artículo optaron por comparar el futuro proyectado de la Tierra con el período cálido del Plioceno medio, que ocurrió hace aproximadamente 3 millones de años, porque es el período más reciente de calentamiento global sostenido en la historia geológica del planeta.
Los científicos tienen poca información directa sobre el permafrost del hemisferio norte durante el período cálido del Plioceno medio. Para superarlo, analizaron otros factores, como la composición de la vegetación y las características especiales del suelo, para reconstruir los registros de temperatura del aire en la superficie. A partir de esa evidencia indirecta, proyectaron la extensión del permafrost del período cálido del Plioceno medio.

Utilizando modelos informáticos, determinaron que la temperatura media anual global de la superficie en ese momento era entre 14 y 15 grados más cálida que durante el período preindustrial. También mostró que la temperatura era casi 10,5 grados más alta en las regiones árticas.
La ausencia de permafrost también se infiere de los registros de sedimentos fósiles marinos en el noroeste de Alaska, según se señala en el artículo. Los autores han demostrado que las variables simuladas de temperatura y precipitación en invierno y verano, que posiblemente tienen el mayor impacto en la estabilidad del permafrost, son similares para el Plioceno medio y los años 2100 y 2200. Su distribución en el período cálido de se tiempo y los factores climáticos asociados pueden mejorar nuestra comprensión de la extensión, la dinámica y la incertidumbre de la pérdida de permafrost en un clima futuro más cálido.
“Según nuestros hallazgos -aporta Romanovsky-, el futuro del permafrost cercano a la superficie del hemisferio norte parece sombrío. El calentamiento climático continuo y su degradación relacionada pueden causar cambios en las condiciones ambientales que los humanos aún no han experimentado, lo que implica un imperativo para resaltar aún más la importancia de su deterioro”, concluyó.
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