El día que Javier Solís le cantó a Pedro Infante

Este intérprete con voz única también era un gran seguidor del “Ídolo de Ídolos”, por lo que quiso darle un homenaje como sólo él podía

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Javier Solís también fue un gran admirador de la voz de Pedro Infante (Fotos: INAH // Twitter)
Javier Solís también fue un gran admirador de la voz de Pedro Infante (Fotos: INAH // Twitter)

Javier Solís es uno de los cantantes más prolíficos que ofreció México durante el siglo pasado. Su estilo único de interpretación, su talento nato y las grandes composiciones que lo acompañaron le valieron un lugar al lado de otros dos grandes: Jorge Negrete y Pedro Infante.

Eso sí, antes de ser el artista que tuvo más de 300 canciones grabadas y que hasta la fecha cuenta con seguidores de corazón, Solís tuvo que pasar por mucho antes de poder dedicar a la música, su más grande pasión.

Gabriel Siria Levario, nombre real del artista, era un joven sin padres, criado por sus tíos y que tuvo que abandonar sus estudios cuando apenas cursaba el quinto grado de primaria. Desde pequeño comenzó a dedicarse a varios oficios como recoger vidrio, ser aprendiz de mecánico, repostería, panadería y carnicería.

Antes de ser cantante, Solís se dedicó a muchos oficios (Captura YouTube)
Antes de ser cantante, Solís se dedicó a muchos oficios (Captura YouTube)

Tuvo la fortuna de empezar su vida de músico gracias a unos amigos que eran mariachis; estos le ofrecieron trabajo a Siria Levario en Garibaldi. A partir de ahí, aunque no dejó de estar presente en sus demás empleos, comenzó a tener algunas presentaciones en bares, restaurantes y centros nocturnos.

Con el paso del tiempo, estos esfuerzos que hizo el naciente artista resultarían fructíferos. Su primera oportunidad se la dio Julito Rodríguez Reyes, el primera voz de Los Panchos; también trabajaría con el compositor y director artístico, Felipe Valdés Leal.

También habría que hablar de uno de los maestros de canto más importantes que tuvo. Se trataba de Noé Quintero, descrito como un hombre estricto, exigente y muy selecto a la hora de recibir alumnos. Estas peculiaridades por parte del profesor no eran para menos; contaba con cierto renombre entre el gremio de músicos y eso era porque él fue el responsable de que Pedro Infante supiera cantar.

Muchos fueron testigos del potencial vocal que tenía Javier, por lo que pudo recibir una buena educación musical tiempo después (Foto: Twitter)
Muchos fueron testigos del potencial vocal que tenía Javier, por lo que pudo recibir una buena educación musical tiempo después (Foto: Twitter)

De acuerdo con el escritor José Felipe Coria, el maestro Quintero tenía la capacidad de reconocer cuando estaba frente a un cantante auténtico y con verdadero potencial. Estas características las reconoció en Solís y lo acogió durante ocho meses en su estudio.

Sin embargo, ya fuera por las enseñanzas de Noé Quintero, por la admiración que le tenía a Pedro Infante o la combinación de ambas, Javier Solís salió de esas clases con un vicio difícil de quitar. Su voz, que estaba bien dotada, comenzó a imitar bastante el estilo que tenía el “Ídolo de Guamúchil”.

Esto no era muy bien visto por los productores musicales que comenzaban a prestarle atención a Javier. No obstante, a pesar de ello, el cantante no estaba avergonzado de entonar una buena ranchera al puro estilo del protagonista de Nosotros los pobres.

Pedro Infante recibió muchos homenajes durante su funeral en 1957 (Foto: Twitter / @VSCLS)
Pedro Infante recibió muchos homenajes durante su funeral en 1957 (Foto: Twitter / @VSCLS)

Esto lo demostró en 1957, en un día donde quiso conmemorar y darle un pequeño homenaje a Infante. La estrella de la Época de Oro acababa de fallecer el 15 de abril de ese año, luego de estar en medio de un trágico accidente aéreo. Los restos de quien fuera uno de los artistas más queridos en México llegaron a la capital para hacer el sepelio.

Ya estaba todo listo para darle el último adiós. La gente se encontraba reunida en el Panteón Jardín, que sería la última casa del “Ídolo de Ídolos”; entre la multitud se encontraba Javier Solís, quien posiblemente también se encontraba afectado por uno de sus héroes.

Quizá fue por esto que, ya fuera como un acto impulsivo o porque sólo esperaba el momento adecuado, el intérprete de Llorarás, llorarás fijó su atención en una cripta del cementerio. Poco después se postró encima de esta y, con sentimiento, empezó a cantar Grito prisionero, uno de los temas más conocidos de Infante.

Javier Solís fue uno de los presentes en el funeral del "Ídolo de Guamúchil" (Foto: Instituto Nacional de Antropología e Historia de México)
Javier Solís fue uno de los presentes en el funeral del "Ídolo de Guamúchil" (Foto: Instituto Nacional de Antropología e Historia de México)

Esta era la forma en la que Solís se estaba despidiendo a la estrella que acababa de partir. Se dice, sin embargo, que muchos estaban impactos por escuchar cómo el joven cantante estaba interpretando esta canción con una voz muy parecida a la de Pedro Infante.

No fue hasta tiempo después que Felipe Valdés lo convenció de que dejara de imitar a su ídolo y buscara su estilo propio. Esta probó ser una de las mejores decisiones de Javier Solís, pero su admiración por Infante nunca flaqueó.

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