En 1949, Pedro Infante, uno de los mayores actores en la historia de México se enfrentó a su más grande reto: grabar en compañía de Fernando Díaz Pavia, mejor conocido como Fernando Soler, el actor, guionista y productor teatral más reconocido de ese entonces.
Esta importante etapa del cine en México se inauguró en 1930 con la película Allá en el rancho grande de Fernando Fuentes, y continuó demostrando el talento mexicano hasta 1956. Uno de los directores más representativos de esta época, y quien se encargó de crear el mito de Pedro Infante, fue Ismael Rodríguez.
Ambos artistas comenzaron a trabajar en 1943, con Mexicanos al grito de guerra, y en los años siguientes construyeron los pilares de lo que sería la época más deslumbrante en las cinematografía mexicana.
Después de los innegables éxitos que fueron las películas Nosotros los pobres, Pepe El Toro y Los Tres García, Rodríguez tenía planeada una película con un elenco que nunca antes había trabajado en conjunto: Fernando Soler y Pedro Infante.
Fernando Soler era un actor oriundo de Saltillo, Coahuila, que perteneció a la dinastía de Los Hermanos Soler. Su familia fue una de las fundadoras del histrionismo en México.
Para ese momento en que fue invitado por Ismael Rodríguez para participar en La oveja negra, Soler ya estaba más que consolidado como la gran figura que era.
El protagonista de El lugar sin límites era presidente de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas y ya había protagonizado películas como Al son de la marimba y Una familia de tantas. Su larga y prolífica carrera intimidó al intérprete de Amorcito Corazón, al grado de que decidió renunciar a la película a la que había sido invitado en conjunto con Fernando.
Así lo contó Ismael Rodríguez en su libro Memorias, una publicación que recopila una serie de entrevistas insólitas en compañía de Gustavo García. El famoso director y productor de cine relató que días antes de comenzar a rodar La oveja negra, el cantante de Cien años tomó la decisión de dejar la cinta por miedo a decepcionar al público.
La razón de ello fue que Infante se consideraba “un simple carpintero sin preparación en la actuación” y creía que su presencia se vería opacada por el talento del gran Fernando Soler. Ismael Rodríguez confesó en Memorias que tuvo que insistirle mucho a Pedro para que no dejara la película.
Además, el 22 de mayo de 1949 el protagonista de Cuando lloran los valientes piloteaba en compañía de la actriz Lupita Torrentera una avioneta que venía de Acapulco. La aeronave presentó un problema, por lo que ocurrió un accidente en Zitácuaro, Michoacán.
Debido a las lesiones que tuvo, los médicos tuvieron que colocarle una placa de platino en la frente, además de que perdió la audición en un oído. Todavía se encontraba en recuperación cuando iban a empezar las grabaciones de La oveja negra.
Después de mucha insistencia, Pedro finalmente aceptó a participar en la cinta. Los consejos y el acompañamiento de Fernando Soler le brindaron la suficiente confianza para interpretar a “Silvano Treviño”.
La película retrata la historia de “Cruz Treviño”, interpretado por Fernando Soler, quien es padre de “Silvano Treviño”. Padre e hijo tienen un gran enfrentamiento de poder, endulzado por amores, desamores y venganza. También participaron Andrés Soler, Dalia Íñiguez, Virginia Serret y Amelia Wilhelmy.
Posteriormente, la dupla fue tan exitosa que grabaron otra inolvidable película: No desearás a la mujer de tu hijo, secuela de La oveja negra. Ambas cintas resultaron en dos de los trabajos más importantes de las carreras de Pedro Infante y Fernando Soler.
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