María Félix: la “Doña” desafió al mundo para conseguir lo que quería

A María Félix no le importó desafiar a la gente más poderosa del mundo para conseguir lo que quería

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María Félix y Jorge Negrete llegaron a España

María Félix Fue una mujer mítica, rebelde y arrogante y durante sus años de fama y éxito pudo hacer que cualquiera la obedeciera. Tal fue el caso de su época de cine en España, en donde desafió a la realeza misma sin ningún remordimiento.

El periodista y escritor Sergio Almazán dio una entrevista a la locutora Martha Debayle en donde describió momentos icónicos de “La Doña”. Aquí contó acerca de la vida de la actriz en España y del momento en el que se dio cuenta, que solamente bastaba con que ella pidiera algo para que se lo concedieran.

“Terminó la Guerra Civil española con Franco y él tiene un cuñado que le va ayudar a hacer negocio en México, Cesáreo González. Viene Cesáreo y se lleva a María Félix para que actúe en el cine español. No tiene problemas con el idioma, es guapa y empieza a actuar en el cine español y le va muy bien. Gana mucho dinero y descubre algo que quizá no había descubierto: la posibilidad de cumplirse todos sus caprichos”, comenzó a relatar Almazán.

La mexicana comenzó su aventura europea en los años 40, poco a poco su nombre fue cada vez más conocido gracias a filmes como “Mare nostrum” (1948), “Una mujer cualquiera” (1950) y “La noche del sábado” (1950).

La actriz obtuvo lo que quiso (Foto: Fundación María Félix)
La actriz obtuvo lo que quiso (Foto: Fundación María Félix)

Llega un día a una tienda en Madrid en la Gran Vía, ve un collar muy bonito, le pide a la tendera que se lo preste y se sale con él puesto. Llega a su hotel y le habla a Cesáreo González y le dice: ‘Ya sé lo que quiero que me paguen, el collar que traigo puesto. Y no lo voy a devolver’. Él le dice: ‘Es que ese es un encargo que ha hecho la reina que va a llevar a Argentina’”, relató Almazán.

El periodista explicó que “La Doña” se negó tajantemente a devolver la pieza de joyería. La “reina” a la que se refiere Almazán se trataba de la esposa del dictador español, doña Carmen Polo, a quien según el portal de SER, el mismo González la convenció de renunciar al collar.

Sin embargo, por miedo a la retribución del gobierno español, Félix decidió deshacer el collar (literalmente) y convertirlo en otra pieza de joyería.

“Se quedó con el collar. Pero éste ya no existe porque después ella lo lleva a Cartier y les dice: ‘Quiero que lo deshagan’. México había roto las relaciones diplomáticas con España, por recibir a los exiliados. Entonces, como no había relaciones diplomáticas no pueden acusarla, ni detenerla y no pueden hacer nada. Pero no vaya a ser que recuperen las relaciones diplomáticas y entonces haya una persecución de la Interpol y la detengan en cualquier aeropuerto de Europa”, continuó Almazán.

La actriz comisionó el famoso brazalete (Foto: Fundación María Félix)
La actriz comisionó el famoso brazalete (Foto: Fundación María Félix)

La actriz fue entonces a la tienda francesa a hacer su pedido especial y lo que salió de esa joya fue un famoso brazalete con figura de serpiente.

“Llega a Cartier y dice: ‘Aquí traigo este collar, quiero que lo deshagan y a ver qué joyita me hacen’. Y le hacen este brazalete de serpiente, y ella nunca devuelve este collar”, finalizó el periodista.

Una relación con Cartier

De acuerdo con el sitio de internet de la Fundación Cartier, “La Doña” reflejó su amor por los reptiles en la joyería en 1968, año en el que pidió un collar con forma de serpiente.

“Este está hecho de platino, oro blanco y oro amarillo, 2.473 diamantes talla brillante y baguette, con un peso total de 178,21 quilates, dos esmeraldas en forma de pera (ojos), esmalte verde, rojo y negro”, informó la firma francesa.

Félix comisionó a la firma francesa numerosas joyas (Foto: Fundación María Félix)
Félix comisionó a la firma francesa numerosas joyas (Foto: Fundación María Félix)

Esta no fue la única pieza que la mexicana pidió de la joyería francesa. Famosamente en 1975 entró a Cartier de Rue de la Paix, en París, con un cocodrilo bebé dentro de una jaula. Ahí comisionó una pieza de joyería inspirada en su peculiar mascota.

De esta se inspiró una gargantilla compuesta por dos cocodrilos que están unidos por la cola y el cuello. Ambos son hechos de oro blanco de 18 quilates, pero uno tiene esmeraldas en su cuerpo, mientras que el otro, diamantes amarillo.

Cada cocodrilo está completamente articulado y se puede usar como broche. Para evitar lesiones en el cuello cuando se usa como collar, los pies interiores se han reemplazado con motivos que dan el efecto de pies metidos”, explicó.

Su influencia fue tal que a 17 años de su muerte, la marca hizo un homenaje y lanzó varios diseños con cocodrilos.

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