Más mujeres en Hollywood pierden el miedo y se animan a denunciar públicamente al todopoderoso productor Harvey Weinstein, quien durante casi 30 años abusó de su imperio e impunidad en la industria para perpetuar actos horribles.
Un oscuro secreto que muchos sabían y eligieron callar. Tras los crudos relatos de Ashley Judd y Rose McGowan, ambas víctimas de Weinstein, ahora las actrices Asia Argento y Lucia Evans, con gran valentía, confesaron que fueron violadas por el magnate.
La semana pasada, el diario New York Times en un poderoso artículo reveló las múltiples denuncias de acoso sexual contra Weinstein, una historia que llevó a la renuncia de cuatro miembros de la junta de la compañía e incluso al despido de su fundador.
Su modus operandi —según los diversos testimonios— era siempre el mismo. Invitaba a las potenciales víctimas a su habitación de hotel y les pedía un masaje. Algunas lograron escapar, otras, no. Las que no pudieron huir fueron violadas u obligadas a verlo masturbándose.
Pero todo se terminó para Weisntein. Hoy ya nadie le teme ni lo respeta.
Gwyneth Paltrow denunció que fue acosada sexualmente por el hombre que la llevó al estrellato y más tarde la ayudó a ganar un premio de la Academia.
Paltrow tenía 22 años cuando consiguió el papel que la llevaría a la fama.
Harvey Weinstein la contrató para la adaptación en cine del libro de Jane Austen, Emma.
Antes de comenzar el rodaje, él la convocó a su suite en un hotel de Beverly Hills para una reunión de trabajo. Todo iba bien hasta que Weinstein colocó sus manos sobre ella y la invitó a su habitación. Ella rechazó sus avances, y luego le contó a Brad Pitt, su novio en ese momento. Pitt se enfrentó a Weinstein y, poco después, el productor la amenazó y reprendió por contar dicho episodio, recordó. Incluso cuando Paltrow ganó un Oscar por Shakespeare in Love, en 1999, muy pocas personas sabían. "Se esperaba que guardara el secreto".
Angelina Jolie contó que durante el lanzamiento de Playing by Heart, a finales de la década de 1990, él hizo avances no deseados sobre ella en una habitación de hotel, pero lo rechazó.
"Tuve una mala experiencia con Harvey Weinstein en mi juventud, y como consecuencia, decidí no trabajar con él de nuevo y advertir a otros cuando lo hicieron", dijo Jolie en un correo al New York Times. "Este comportamiento hacia las mujeres es inaceptable".
Asia Argento, una actriz nacida en Roma, contó que cuando tenía 21 años, en 1997, uno de los productores de Weinstein la invitó a lo que ella creía era un evento de Miramax en el Hôtel du Cap-Eden-Roc, en la Riviera francesa. Argento fue de compromiso. Al llegar se percató de que no había ninguna fiesta, solo una habitación de hotel vacía preparada por Weinstein.
Al principio, el productor se mostró amable con ella y alabó su trabajo en cine, pero minutos más tarde salió con una crema y le pidió que le hiciera masajes, detalló al New Yorker.
La hija del reconocido cineasta italiano Dario Argento dijo que, después de negarse al pedido de Weinstein, él le arrancó la falda, abrió sus piernas y le practicó sexo oral."Me aterrorizó. No se detuvo. Fue una pesadilla". Esta horrible experiencia la marcó por siempre: "Me dañó" .
Lucia Stoller, ahora Lucia Evans, fue abordada por Weinstein en Cipriani Upstairs, un club en Nueva York, en 2004. Evans quería ser actriz y aunque había oído rumores sobre el comportamiento de Weinstein, le dio su número.
Al llegar a un casting, Weinstein la atacó sexualmente y la obligó a practicarle sexo oral. "Sacó su pene de sus pantalones y tiró de mi cabeza".
"Traté de escaparme, pero tal vez no me esforcé lo suficiente (…) Al final, me di por vencida", se culpó Evans. "Tengo pesadillas sobre él hasta el día de hoy".
Mira Sorvino, que protagonizó varias de las películas de Weinstein, contó que la acosó sexualmente durante el Festival Internacional de Cine de Toronto en septiembre de 1995. Ella estaba en una habitación de hotel con Weinstein, quien produjo la película que estaba allí para promocionar, Mighty Aphrodite, por la que más tarde ganaría su primer y único Oscar.
"Empezó a masajear mis hombros, lo que me hizo sentir muy incómoda, y luego trató de hacerlo más físico", recordó la estrella, que consiguió salirse de las manos del magnate.
Pero eso no fue todo para la actriz neoyorquina. Unas semanas más tarde, en Nueva York, Weinstein se presentó en su departamento sin avisar. "Abrí la puerta aterrorizada y sosteniendo a mi chihuahua en las manos, como si eso sirviera para algo". Cuando le dijo a Weinstein que su novio estaba en camino, este se ofendió y se largó.
Sorvino tuvo contacto profesional con Weinstein durante años después del grave incidente, y sigue siendo amiga íntima de su hermano y socio comercial, Bob Weinstein.
Una noche de principios de los noventa, la actriz Rosanna Arquette debía reunirse con Weinstein para cenar en el Hotel Beverly Hills para recoger el guión de una nueva película. En el hotel, le avisaron a Arquette que se reuniera con Weinstein arriba, en su habitación.
Arquette recordó que, cuando llegó, Weinstein abrió la puerta vistiendo solo una bata blanca. El productor le dijo que su cuello estaba dolorido y que necesitaba un masaje. Ella se rió de su insinuación, pero a él no le importó y siguió con su plan: "Me agarró la mano y la tiró hacia su pene, que estaba erecto".
El empresario se mostró desafiante y le señaló que estaba cometiendo un error enorme al rechazarlo y nombró a una actriz y a un modelo que, según él, habían cedido a sus propuestas sexuales y cuyas carreras habían despegado.
Arquette fue contundente: "Nunca seré esa chica", y se fue. Su silencio fue el resultado del poder de Weinstein: "Va a trabajar muy duro para rastrear a la gente y silenciarla".
Hay otros ejemplos del modus operandi de Weinstein. Jessica Barth, una actriz que conoció a Weinstein en una fiesta de Globos de Oro en enero de 2011, contó que este la invitó a una reunión de negocios y que cuando llegó le pidió que le hiciera masajes desnudo en la cama. Ella dijo que no y él se molestó. Y luego, en un intento por calmarla, le prometió una reunión con una de sus ejecutivas. "Me dio su número, salí de allí y empecé a gritar".
Emma de Caunes, una actriz francesa, se reunió con Weinstein en 2010 en una fiesta en el Festival de Cine de Cannes. Unos meses más tarde, la invitó a un almuerzo en el Hôtel Ritz de París. En la reunión, Weinstein le dijo a De Caunes que iba a producir una película con un director famoso, que planeaba rodar en Francia y que quería darle el papel femenino.
De Caunes respondió que tenía que irse, pero Weinstein le suplicó que lo acompañara al buscar el guión a su habitación. Cuando llegaron, recibió una llamada telefónica de uno de sus colegas, y Weinstein se fue al toilette y dejó la puerta abierta.
"Cuando colgué el teléfono, oí que la ducha estaba abierta", contó. Weinstein salió desnudo y con el pene erecto. "¿Qué estás haciendo?", le preguntó. Weinstein exigió que se acostara con él en la cama y le dijo que muchas otras mujeres lo habían hecho antes.
"Estaba petrificada", aseguró De Caunes, quien logró escapar del lugar. Weinstein luego la llamó en repetidas ocasiones ofreciéndole regalos y repitiendo que nada había sucedido.
De Caunes se pregunta qué pasaría con las más jóvenes y vulnerables en la misma situación. A lo largo de los años, dijo, escuchó relatos similares de colegas. "Sé que todo el mundo en Hollywood sabe quién es".
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