La nueva estrategia de la Reserva Federal de EEUU generará préstamos más baratos: qué industrias se verán beneficiadas

Las bajas tasas de referencia, orientadas a lograr que la gente gaste su dinero en vez de invertirlo, impactarán directamente en los intereses de las tarjetas de crédito y los créditos bancarios, entre otras opciones

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El edificio de la Reserva Federal en Constitution Avenue en Washington.  REUTERS/Leah Millis
El edificio de la Reserva Federal en Constitution Avenue en Washington. REUTERS/Leah Millis

La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anunció este jueves un importante cambio en su política monetaria: permitirá que la inflación crezca con el objetivo de producir más empleos que beneficien a los trabajadores y, especialmente, a las familias de bajos ingresos. Lo anunció su presidente, Jerome Powell, en un esperado discurso.

La decisión implica que la inflación puede permanecer por encima de la meta de 2% “durante algún tiempo” antes de que la Fed, que es el banco central estadounidense, decida subir las tasas de interés.

Esta reticencia a incrementar la tasa de referencia significa que las personas y compañías podrán tomar créditos baratos por un período extendido de tiempo dado que la medida busca que las personas no inviertan su dinero, sino que lo vuelquen al mercado.

La decisión, además, tiene un impacto directo en otras áreas de la economía: por ejemplo, la mayoría de las tarjetas de crédito tienen tasas de interés variable, lo que implica que están conectadas a la tasa de la Fed.

En consecuencia, una baja en la tasa de la primera redundará en la segunda, al bajar las compañías sus tasas para atraer más clientes pero sin perder beneficios financieros. De acuerdo al sitio especializado Bankrate.com, desde que la Fed bajara su tasa de referencia a prácticamente 0, el promedio de las tasas de las tarjetas de crédito ha tocado un piso de 16,03 por ciento.

Y otras tasas de préstamos a corto plazo son aún más bajas: la cifra promedio para préstamos personales es de 12,07 por ciento y aquellas líneas de crédito que tienen a las propiedades como garantía (Home equity lines of credit) llegaron a un piso de 4,79 por ciento. También será más barato adquirir automóviles e insumos productivos.

El presidente de la Fed, Jerome Powell, en una audicencia ante la Cámara de Representantes de EEUU. Foto: Tasos Katopodis/via REUTERS
El presidente de la Fed, Jerome Powell, en una audicencia ante la Cámara de Representantes de EEUU. Foto: Tasos Katopodis/via REUTERS

“Después de períodos en los que la inflación ha estado persistentemente por debajo del 2 por ciento, la política monetaria probablemente apuntará a lograr una inflación moderadamente superior al 2 por ciento durante algún tiempo”, indicó Powell.

No obstante, los inversores advirtieron que los atractivos que presentan los instrumentos a largo plazo contrastan con sus contrapartes menos inmediatos. Tendayi Kapfidze, economista jefe de la compañía Lending Tree, dijo que “una suba de la inflación implicará una suba de las hipotecas”.

E indicó que el apetito por los bonos a largo plazo será menor. Al otorgar rendimientos bajos, el incentivo a mantener el dinero “paralizado” durante un período extendido de tiempo es bajo, explicó.

El titular de la Fed dejó en claro que el cambio de política refleja una realidad que ya lleva muchos años: la alta inflación, que en su día fue la mayor amenaza para la economía, ya no parece representar un peligro grave, incluso cuando el desempleo baja y la economía crece con fuerza. Powell explicó que la economía ha evolucionado de manera tal que le permite a la Reserva Federal mantener la tasa de interés mucho más baja de lo que lo haría en otro contexto, sin encender la presión sobre los precios.

“La economía siempre está evolucionando”, dijo Powell. “Nuestra declaración revisada refleja nuestra apreciación de los beneficios de un mercado laboral fuerte, particularmente para muchos en las comunidades de ingresos bajos y moderados, y de que un mercado laboral robusto puede sostenerse sin causar un aumento no deseado de la inflación”.

La decisión, con miras a crear nuevos trabajos, tiene lugar el mismo día en que se conoció un nuevo reporte semanal sobre la cantidad de personas que solicitaron seguros de desempleo: en total se inscribieron poco más de un millón de personas, 98.000 menos que la semana previa. Los analistas esperaban en torno a un millón de nuevas solicitudes.

Tras caer a principios de agosto por debajo de la barrera simbólica del millón por primera vez desde marzo, los pedidos de subsidios por desempleo habían estado por encima de esa cifra a mediados de mes. Las solicitudes continuadas, que cuentan a aquellos que las han enviado durante al menos dos semanas consecutivas, ascienden a 14,5 millones.

En total, alrededor de 27 millones de personas pidieron algun tipo de asistencia de desempleo bajo el paraguas de distintos programas gubernamentales durante la semana que terminó el 8 de agosto.

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