Qué es el “pool de muestras” que Estados Unidos autorizó de emergencia para acelerar el testeo de COVID-19

Permite unificar el material biológico de distintas personas para separar a mayor velocidad a los negativos y fue aprobado por Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). Cuando aparece un positivo, exige que se vuelva a hacer el análisis de manera individual

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La FDA autorizó el pool de muestras, una forma de testeo del coronavirus que permite alcanzar a más gente en menos tiempo y con menor costo. (Britta Pedersen/dpa-Zentralbild/dpa)
La FDA autorizó el pool de muestras, una forma de testeo del coronavirus que permite alcanzar a más gente en menos tiempo y con menor costo. (Britta Pedersen/dpa-Zentralbild/dpa)

En las últimas dos semanas de marzo y las dos primeras de abril, cuando se registró el primer pico de casos de COVID-19 en los Estados Unidos, en ocasiones era difícil poder acceder a una prueba de SARS-CoV-2: no había suficientes kits, o faltaban reactivos, o faltaban hisopos, o no había espacio físico donde tomar las muestras, o los laboratorios no daban abasto para procesarlos, o varios de esos problemas a la vez. Para evitar que en julio, cuando el país enfrenta otra suba crítica de casos (los contagios totales superan ya los 3,8 millones, con 141.000 muertes acumuladas), suceda algo similar, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) autorizó una forma de testeo que permite alcanzar a más gente en menos tiempo y con menor costo.

El sábado 18 de julio, con una aprobación de emergencia, la FDA permitió que el laboratorio Quest Diagnostics comenzara a utilizar un proceso de “pool de muestras”: la combinación de un grupo de hisopados de varias personas para analizar, en lugar de a una, de a varias. Eso permite acelerar el proceso de pruebas: Wuhan, el epicentro original del coronavirus, aplicó esa técnica para alcanzar a casi la totalidad de sus habitantes.

Cuando un grupo de varias personas da negativo, se puede establecer que todas ellas están libres de SARS-CoV-2; ante un positivo, es necesario testear cada muestra de manera individual para encontrar quién o quiénes están infectados. “Es una herramienta realmente buena”, dijo Anthony Fauci, titular del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID). “Se puede emplear en varias circunstancias, incluyendo el nivel comunitario o las escuelas”.

Luego de un primer pico de casos de COVID-19 en abril, julio también trajo otro en los EEUU: los contagios totales superan ya los 3,8 millones, con 141.000 muertes acumuladas. (EFE/Jean Marc Hervé)
Luego de un primer pico de casos de COVID-19 en abril, julio también trajo otro en los EEUU: los contagios totales superan ya los 3,8 millones, con 141.000 muertes acumuladas. (EFE/Jean Marc Hervé)

Y en junio, Deborah Birx, coordinadora del Grupo Especial de Respuesta al Coronavirus de la Casa Blanca, dijo en una conferencia virtual de la Asociación Nacional de Microbiología de los Estados Unidos: “El pool de muestras nos daría la capacidad de pasar de medio millón de pruebas por día a potencialmente 5 millones de personas analizadas cada jornada”.

Por ejemplo, a la hora de reabrir la actividad económica, permite análisis más rápidas en los ámbitos laborales. En cambio, no tiene utilidad en focos como las residencias de ancianos, donde aumentan las probabilidades de que siempre haya un positivo en la muestra colectiva. En general se aconseja cuando se espera que menos del 10% de las personas analizadas de positivo.

Es, como explicó Stat, publicación especializada en ciencia y medicina, “parte de una estrategia amplia de vigilancia de la enfermedad”, no un diagnóstico individual. “Permite la detección constante de personas que no manifiestan síntomas de COVID-19. El análisis de gente asintomática es importante porque una gran parte de las personas que tiene coronavirus no muestra síntomas o tarda unos días en empezar a sentirse enfermas, pero aún así pueden propagarlo”.

Tanto Anthony Fauci, principal funcionario de epidemiología, como Deborah Birx, coordinadora de la lucha contra el COVID-19 de la Casa Blanca, consideran útil esta metodología. (REUTERS/Leah Millis)
Tanto Anthony Fauci, principal funcionario de epidemiología, como Deborah Birx, coordinadora de la lucha contra el COVID-19 de la Casa Blanca, consideran útil esta metodología. (REUTERS/Leah Millis)

Por ejemplo, en un almacén con 100 empleados, la empresa podría hacer pruebas de COVID-19 con regularidad al personal, y en lugar de hacer 100 exámenes cada vez, podría enviar las muestras en conjuntos de 10 y hacer solo 10: eso permitiría reducir los costos y el tiempo, y facilitaría una regularidad mayor en el testeo, al menos desde el punto de vista de los recursos.

“Si uno de esos grupos resultara positivo, se podría hacer una prueba individual a esos 10 empleados para saber quién estaba infectado”, detalló Stat. En la espera del resultado, los 10 deberían ser separados del trabajo. En cambio “los otros 90 empleados, en los grupos que dieron negativo, no necesitarían ser examinados de nuevo”. El objetivo sería “tratar de detectar un caso antes de que la persona pueda contagiar el coronavirus a otros”, algo de enorme utilidad en la lucha contra la pandemia: “Los científicos descubren que cada vez más este tipo de eventos de súper transmisión a gran escala, en lugares de trabajo, restaurantes y bares o lugares de culto, impulsan buena parte de la transmisión”.

Birx agregó en su conferencia que el método del pool de muestras permite, al encontrar de manera temprana los contagios asintomáticos o pre sintomáticos, un rastreo de contactos mucho más activo. “Permite realizar pruebas con mayor frecuencia en una población que puede tener una incidencia baja de la enfermedad”, dijo a Stat Benjamin Pinsky, director médico del Laboratorio Clínico de Virología de la Universidad de Stanford, que ha dirigido estudios de agrupación para el coronavirus. “Eso nos permitiría analizar a muchos negativos, pero también identificar a los infectados antes de que desarrollen síntomas”.

El pool de muestras de COVID-9 es parte de una estrategia amplia de vigilancia de la enfermedad, no tanto un diagnóstico individual. (EFE/EPA/ABED AL HASHLAMOUN)
El pool de muestras de COVID-9 es parte de una estrategia amplia de vigilancia de la enfermedad, no tanto un diagnóstico individual. (EFE/EPA/ABED AL HASHLAMOUN)

La tecnología que se emplea en las muestras agrupadas es la misma que se usa en los diagnósticos individuales, que identifica rasgos genéticos del SARS-CoV-2, la reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR). La cantidad de personas que se puede agrupar en un pool de muestras depende de la capacidad de las máquinas en las que se procesen las pruebas, pero en algunos casos se puede llegar a 10 muestras.

Esta metodología tiene una desventaja, sin embargo: aumenta el riesgo de falsos negativos. “Si alguien tiene el virus, la carga viral de su muestra particular se diluirá al combinarse con las otras, quizá al punto en que la máquina ya no pueda detectarlo”, ilustró Stat. “Una manera de compensar el riesgo de falsos negativos es realizar pruebas con frecuencia, dicen los expertos”.

Esa regularidad que facilita el pool de muestras también podría funcionar como un indicador del aumento de la propagación: si de pronto un porcentaje mayor de los agrupamientos comienza a dar positivo, se podría considerar como una señal para que las autoridades aumenten las estrategias de distancia social antes de que suban las hospitalizaciones.

Una vez que hay un brote identificado, en cambio, el pool de muestras pierde utilidad. Actualmente, por ejemplo, podría tener sentido en estados como Massachusetts o Nueva York, pero no tanto ya en Florida o Texas.

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