Los escándalos de Djokovic: reacciones violentas, declaraciones desacertadas y el torneo de la polémica en pandemia

El tenista serbio, número 1 del mundo, siempre estuvo en el ojo de la tormenta por sus actitudes dentro y fuera de la cancha

Compartir
Compartir articulo
Novak Djokovic es protagonista de un escándalo mundial en su llegada a Australia para jugar el primer Grand Slam del año (EFE /Kai Försterling)
Novak Djokovic es protagonista de un escándalo mundial en su llegada a Australia para jugar el primer Grand Slam del año (EFE /Kai Försterling)

Una cosa es caminar por la cornisa y otra muy diferente es adelantarse por la banquina, mientras el resto aguarda en fila. Esas fueron las intenciones de Novak Djokovic, en este nuevo episodio de la zaga de papelones y escándalos protagonizados por el N°1 del mundo del tenis que terminó con el serbio encerrado en un hotel de Australia a la espera de saber si se le permitirá ingresar a Australia o será deportado por no estar vacunado contra el coronavirus.

Este último contó con la complicidad de los organizadores del Australian Open, quienes deseaban que el máximo ganador del torneo (9 títulos), campeón reinante y mayor cortador de tickets del certamen fuera parte del primer Grand Slam de la temporada.

Pero Djokovic nunca pensó que una simple foto antes de abordar su vuelo, en un nada ingenuo posteo, desataría un tsunami del que sólo se daría cuenta al momento de descender del avión en Melbourne.

En ese posteo, sin decirlo, hizo alarde de su viaje a disputar el primer Grand Slam del año con una excepción sanitaria, sin estar vacunado contra el COVID-19, alegando cuestiones de alergias y otras prescripciones médicas que los australianos no pudieron corroborar “fehacientemente” y, por ello, llegó la deportación en primera instancia hasta que actuaron sus abogados.

La foto que compartió a punto de viajar a Australia (Foto: Instagram/Novak Djokovic)
La foto que compartió a punto de viajar a Australia (Foto: Instagram/Novak Djokovic)

Pero este no es el primer escándalo que envuelve a Djokovic, ya sea por él, por su mujer o por su padre. Suele quedar en medio de mensajes, cuanto menos, polémicos y controversiales. Una de las recordadas escenas de mal humor de Djokovic dentro de una cancha de tenis fue la final del Miami Open 2015, ante Andy Murray.

El match estaba parejo y Novak se descargó con gritos y gestos de mal gusto contra uno de los chicos recoge pelotas por entender que le había hecho perder el punto. La reprobación de los asistentes fue total, pero el match continuó.

Djokovic golpea su raqueta en medio de un partido de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 (Photo by Tiziana FABI / AFP)
Djokovic golpea su raqueta en medio de un partido de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 (Photo by Tiziana FABI / AFP)

Con el primer set en manos del británico y estando 3 iguales en el segundo, el público dejó caer otro estruendoso griterío por un punto ganado por Murray. Djokovic miró desafiante hacia las plateas y gritó en serbio “¡Popuši mu kurac!”. Un fotógrafo fue el encargado de traducirlo. En la Argentina sería algo así como un “chúpenme la…”

Y este feedback con el público recién comenzaba.

Durante mayo del año siguiente, Djokovic volvió a excederse en su carácter y dejó aflorar sus malas sensaciones en una cancha. Jugando los cuartos de final de Roland Garros, ante el checo Thomas Berdych, los nervios lo superaron y arrojó su raqueta sin mirar si había alguien en la trayectoria que describiría y, por poco, no terminó impactando en un juez de línea.

Seis meses después, jugando ante Dominic Thiem en el ATP Finals, en Londres, los que recibieron el mal humor, y un pelotazo, fueron los espectadores. “¿Me descalificaron? No, pudo haber sido grave si golpeaba a alguien del público. Pero no. También pudo haber nevado dentro del estadio, pero eso tampoco ocurrió”, dijo con ironía en conferencia de prensa.

Otro momento caliente del N°1 fue en la final del US Open 2018 ante Juan Martín del Potro, quien siempre está acompañado en el palco por sus amigos y en las plateas por sus fans. En ese match, lo que terminó por hacer explotar a Djokovic fue el aliento permanente que recibía al tandilense. Sus gestos y su pedido de silencio fue creciendo con el correr de los games, Del Potro no era un rival sencillo para él. A los gestos hacia el público le siguieron las palabras y a las palabras, los insultos, que culminó vociferándolos mientras la gente gritaba por la raqueta celeste y blanca. Las cámaras se encargaron de mostrarle al mundo, en primer plano, la escena montada por el N°1.

El 2020 fue el año atravesado por la pandemia, que tendría más preguntas que respuestas, pero Nole dejó su impronta antes del cierre total. El 2 de febrero disputaba la final del Australian Open, la tensión crecía, había logrado equiparar a Dominic Thiem y un punto ganado por el austríaco terminó por hacerlo estallar contra el público, una vez más, para ganarse el abucheo generalizado. “Shut the fuck up”, gritó desencajado mirando a la platea. La respuesta desde las gradas fue inmediata, aunque luego lo aplaudirían cuando levantó el trofeo mayor por octava vez en su carrera.

Los gestos de Nole durante el partido ante Thiem en Australia 2020 (Foto: Reuters)
Los gestos de Nole durante el partido ante Thiem en Australia 2020 (Foto: Reuters)

Tratando de salirle al cruce a la pandemia, pero bien a su estilo y marcando tendencia en lo conflictivo o, al menos, en lo polémico, el 20 de abril de ese año, durante un Facebook Live en el que participaba junto a otros atletas serbios, Novak fue consultado sobre la posibilidad de vacunarse, en caso de que se lograra conseguir dosis efectivas. Para ese entonces sólo había proyectos avanzados. No lo dudó y dijo textual: “Personalmente, yo me opongo a la vacunación y no quisiera ser forzado por alguien a ser vacunado para poder estar en condiciones de poder viajar. Pero, si esto se transforma en algo compulsivo yo debería tomar una decisión. Yo tengo mis propios pensamientos sobre este asunto y no sé si esos pensamientos cambiarán en algún momento”, culminó.

Esta declaración del N°1 dio la vuelta al mundo y comenzó a dividir al circuito del tenis. Aunque la gran mayoría estaba muy lejos de su posición, pero dejaba una alerta sobre el camino que tomaría Djokovic.

Poco tiempo después, el mismo Nole sería el encargado de armar un circuito de exhibiciones en los Balcanes, denominado Adria Tour, el que terminó entre polémicas y un desastre sanitario, por la gran cantidad de contagiados durante esas presentaciones. “La situación aquí es muy diferente de la de Estados Unidos o Gran Bretaña”, decía Djokovic.

Nole organizó un torneo en plena pandemia de coronavirus que generó polémica (REUTERS/Antonio Bronic)
Nole organizó un torneo en plena pandemia de coronavirus que generó polémica (REUTERS/Antonio Bronic)

A ese tour no le faltó nada, hubo cinco mil espectadores en las tribunas, cero protocolo, presencia sin barbijo, reuniones, abrazos ¡y mucha fiesta! El video de una de esas fiestas, en Belgrado, con todos los jugadores celebrando y actuando como si la pandemia y los contagios fueran parte de una serie de ciencia ficción, fue lo que detonó los primeros comentarios adversos a la actitud de quienes participaron. ¿El resultado? La cancelación de las últimas dos exhibiciones a causa de la gran cantidad de contagios entre el público y los jugadores. Grigor Dimitrov, Borna Coric, Marko Panichi, preparador físico de Djokovic, Viktor Troicki y su esposa embarazada, Aleksandra Troicki, contrajeron COVID y debieron permanecer aislados. Poco después se daría a conocer el contagio de Alexander Zverev.

Mientras Nole defendía lo hecho con frases como “todo lo que hicimos en el último mes, lo hicimos con un corazón puro e intenciones sinceras”, se acrecentaba la distancia de algunos jugadores con el N°1. El británico Daniel Evans hacía público su malestar y decía que Novak Djokovic debería sentirse algo responsable por lo ocurrido. Mientras que el escocés Andy Murray sostenía que “esto ha sido una lección para todos”. Pero el más áspero –siempre lo es– fue el australiano Nick Kyrgios, quien dijo que esto fue producto de “una decisión descabellada. Esto no es una broma”, subrayó.

El 23 de junio, pocos días después de suspendido el Adria Tour, Novak Djokovic anunciaba que él y su esposa Jelena habían contraído COVID.

Pero 2020 no había terminado y habría tiempo para más Djokovic. El 6 de septiembre, Novak se convirtió en el cuarto jugador en la historia de los Grand Slam en ser descalificado en medio de un partido. El tenis había regresado a las competencias hacía pocas semanas, luego de las cancelaciones por la pandemia, y las restricciones no permitían público en las gradas. Nole jugaba el primer set por los octavos de final del US Open frente al asturiano Pablo Carreño Busta. En el undécimo juego del primer set, el español lograba quebrar el servicio del N°1 e irse al cambio de lado con un 6-5 a favor. Fastidioso, el serbio giró y lanzó con su raqueta la pelota que tenía en la mano hacia la pared del fondo pero, en su trayectoria, la bola golpeó accidentalmente en la garganta de una jueza de línea, quien cayó al suelo y debió ser asistida por los médicos del torneo.

El momento exacto en el que Djokovic le pega un pelotazo a una jueza de línea

Todos comprendieron que Djokovic no tuvo intención de hacerlo, pero el árbitro general del Slam neoyorquino, Soeren Friemel, lo descalificó, tal cual lo establece la sección 8 (punto 4, letra M, apartado 4a), por la que se establece que “el abuso de pelota se define como golpear una pelota de forma intencionada o imprudente, golpear una bola peligrosamente o imprudentemente dentro o fuera de la cancha o golpear una pelota sin tener en cuenta las consecuencias”.

Novak se disculpó durante 10 minutos, en los que también intentó hablar con la jueza que recibió el golpe, pero no hubo marcha atrás y el sueño de un nuevo título de Grand Slam se le quedó atravesado, justamente, en la garganta.

En el US Open 2020, la raqueta de Serbia le dio un pelotazo a una jueza de línea (Al Bello/Getty Images/AFP)
En el US Open 2020, la raqueta de Serbia le dio un pelotazo a una jueza de línea (Al Bello/Getty Images/AFP)

Superada la primera mitad de la temporada 2021, se disputaban los postergados Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Djokovic llegaba de perder en semifinales ante el alemán Alexander Zverev y, el sábado 31 de julio, enfrentaba nuevamente al español Carreño Busta, esta vez por la presea de bronce. De esta manera, al N°1 se le había desvanecido la posibilidad de conseguir su primera medalla de oro, que le hubiera dejado abierta la chance del Golden Grand Slam (oro olímpico y los 4 Majors). Tal vez, esta nueva frustración lo llevó a protagonizar un compendio de malos ejemplos, para aquellos que lo seguían por TV.

Después de algunas expresiones de nervios, revoleó su raqueta a la tribuna (que por protocolo estaban sin público), a la que luego acabaría por destrozarla contra la red y la superficie de la cancha. El español terminó quedándose con la victoria y el bronce, en casi tres horas de partido. Pero los papelones del serbio no terminarían ahí, porque luego dejó plantada a su compatriota y compañera de dobles mixto, Nina Stojanovic, en el match por el bronce de esa especialidad, aduciendo dolores de hombro.

Djokovic arrojó la raqueta a la tribuna en los JJOO

La relación con su pareja Jelena Ristic tampoco quedó al margen de los conflictos públicos de Djokovic. El 24 de febrero de 2017, su esposa comenzó a realizar un Facebook Live de uno de los entrenamientos de su marido, pero los modos de Novak provocaron la reacción de su esposa, en vivo. “No me gusta cómo lo hacés, acerca más la cámara, así me sienten más íntimo, más amigable”, le dijo de una manera poco amable, de ahí la respuesta y el reproche de ella: “¿Adónde están tus modales? ¿Un gracias amor no es la forma correcta de decirlo?”.

El hecho de ser figura pública ha dejado a Djokovic expuesto hasta para los comentarios de relaciones y de pareja. No faltaron los rumores de rupturas y romances extramatrimoniales que llevaron hasta al mismísimo John McEnroe a decir sobre Novak que “puede terminar como Tiger Woods”. La publicación de fotos del serbio junto a la actriz danesa Deepika Padukone en el Daily Mail, sólo fue superada con la llegada de Tara, segunda hija de Jelena y Nole.

Las relaciones con sus entrenadores tampoco han quedado exentas de momentos calientes. El estadounidense Tod Martin había sido contratado para mejorar su servicio, pero al poco tiempo quedó descartado por no encontrar resultados.

Djokovic y su esposa Jelena (REUTERS/Marko Djurica)
Djokovic y su esposa Jelena (REUTERS/Marko Djurica)

Luego del impasse impuesto con su histórico entrenador Marjan Vajda, el N°1 buscó a otros entrenadores, pero no encontró lo que estaba buscando. Cuando el ex multi campeón de torneos de Grand Slam Boris Becker fue separado de su cargo, no se quedó callado y apuntó: “No dedicó todo el tiempo que debería para entrenar, en estos últimos meses, y él lo sabe. El éxito no llega jugando bien sólo un torneo o apretando un botón, se trabaja, porque los rivales también lo hacen”.

Andre Agassi tampoco duró mucho y dijo lo suyo, cuando fue separado junto con Radek Stepanek: “Traté de ayudar a Novak con las mejores intenciones, pero hubo demasiadas diferencias de criterio”.

Ni en una cancha de fútbol quedó exento de recibir algún tipo de reprobación. En su visita a la Argentina, en noviembre de 2013, ingresó con Nadal a la Bombonera y se ganó el abucheo de la hinchada de Boca. Es que el serbio, pocos días antes, había recibido un carnet de socio de San Lorenzo de Almagro, porque dijo que era su equipo favorito, debido al afecto que sentía por el Papa Francisco.

Pero no todo lo vergonzante debe quedar circunscripto a una cancha, Novak Djokovic se propuso atravesar esas líneas blancas que demarcan los límites de un court de tenis y se esforzó en proyectarlas delante de los micrófonos, como en septiembre de 2011, cuando Serbia recibió a la Argentina de Tito Vázquez, que incluía a Nalbandian y a Del Potro, por las semifinales de Copa Davis.

Novak había llegado dos días más tarde que el resto de sus compañeros a Belgrado, luego de haber obtenido el US Open en Nueva York. Alegando cansancio, evitó enfrentar a David Nalbandian el primer día y, en su lugar, jugó Viktor Troicki.

El 2-1 con el que Argentina llegó al domingo, obligó a la decisión de Djokovic de saltar a la cancha (en lugar de Troicki), para enfrentar a Del Potro. El tandilense se quedó con el primer set y, apenas iniciado el segundo, Novak se tiró al piso gritando de dolores en su espalda. Con gestos ampulosos quiso demostrar su afección, durante su abandono del partido. En conferencia de prensa, y para expresar su buen compañerismo, Djokovic dijo que había decidido jugar a pesar de su lesión, porque él, “al 60% soy más que Troicki al 100%”.

El tenista serbio mostró siempre su forma de ser en públic (EFE/JuanJo Martín)
El tenista serbio mostró siempre su forma de ser en públic (EFE/JuanJo Martín)

Una década después, y durante la última conferencia de prensa en el ATP Finals de Turin, en otra muestra similar delante de los micrófonos, respondió que no sabía si podría ganar la Copa Davis. “Este año he ganado tres Grand Slam y otros títulos, pero la Davis es un torneo en equipos, no juego yo solo, así que no depende de mí, por lo que no puedo asegurar si podré ganarla”.

Otro acontecimiento para destacar fue su comentario durante los JJOO de Tokio (antes del papelón de las raquetas) sobre el manejo de las presiones y la salud mental de los deportistas de alto rendimiento. En ese momento, la consulta de la prensa llegaba no sólo por la tenista japonesa Naomi Osaka, sino también por los recientes hechos y declaraciones que habían sacado de competencia a la gimnasta estadounidense Simone Biles.

“Sin presión no hay deporte profesional. Si tu objetivo es estar en la cima del juego, es mejor que comiences a aprender cómo lidiar con esos momentos, en la cancha pero también afuera de ella”, lanzó Djokovic al micrófono que tenía frente a él y resultó muy poco empático con aquellas estrellas del deporte que acababan de reconocer los problemas que padecían.

SEGUIR LEYENDO: