Tres grandes diseñadores de moda que inspiraron "El hilo invisible"

El arte de Cristóbal Balenciaga, Charles James y Hardy Amies están presentes en el film de Thomas Paul Anderson, que le valió a Mark Bridges el Oscar al mejor vestuario. Un recorrido por los 'couturiers' de antaño, con sus modismos y arbitrariedades

Compartir
Compartir articulo

El hilo invisible –Phantom Thread, en inglés- el film de Thomas Paul Anderson protagonizado por Daniel Day Lewis y cuyo vestuarista Mark Bridges obtuvo el último Premio  Oscar al Mejor Vestuario por sus recreaciones de los estilos de mediados de 1940 a 1950 en la escena de la alta costura europea, exalta la figura de los couturiers de antaño, con sus modismos y arbitrariedades.

El actor Daniel Day Lewis advirtió que para interpretar a Reynolds Woodcock, el diseñador de la ficticia Casa de Modas Woodcock, estudió la vida y obra del español Cristóbal Balenciaga durante dos años y que además aprendió a hacer la réplica de uno de sus diseños.

Balenciaga (1895-1972) fue el hijo de un pescador y de una costurera llamada Eisa, aprendió el oficio en la adolescencia y con el mecenazgo de la Marquesa de Casa Torre, una clienta de su madre pudo pagar sus estudios de sastrería.

Cristobal Balenciaga (1895-1972), couturier español, en 1927.
Cristobal Balenciaga (1895-1972), couturier español, en 1927.

A los 24 años abrió su primera tienda en San Sebastián y pronto sumó sucursales en Madrid y en Barcelona. Durante la Guerra Civil española cerró sus tiendas y se trasladó a París, donde abrió una casa de modas en la avenida Georges V con la particularidad de nunca exhibir diseños en sus vidrieras.

Sus técnicas para moldear tweeds, gabardinas y satenes fueron calificadas como el Milagro Balenciaga y le permitieron afirmar: "Una mujer no necesita ser bella ni perfecta para llevar mis vestidos, el vestido lo hará por ella". Sin embargo el listado de sus habituales clientas admite mujeres bellas y también millonarias- de las socialités Barbara Hutton, Gloria Guiness y Pauline de Rotschild a la Duquesa de Windsor y las actrices Marlene Dietrich e Ingrid Bergman. La condesa Mona von Bismarck tuvo tal devoción por sus diseños que cuando supo de la muerte de Balenciaga, se encerró tres días en su casa vestida con un traje del diseñador.

Ingrid Bergman en “Anastasia” y Marlene Dietrich en “Encuentro en París”, vistiendo en Balenciaga
Ingrid Bergman en “Anastasia” y Marlene Dietrich en “Encuentro en París”, vistiendo en Balenciaga

Sus aportes a la moda del siglo XX y XXI se hicieron eco del estilo español, de las capas cortas, influenciadas por las chaquetas de torero, a los volados y largas colas del estilo flamenco pero también ideó blusas sin cuello, los vestidos saco y los vestidos camiseros.

El homenaje de Woodcock y Thomas Anderson parece sumarse a la trilogía de celebraciones que se realizó en 2017, cuando se cumplió el centenario de la firma. Por entonces la fanfarria revisionista se trasladó tanto al Museo Bourdelle de París y a la muestra Balenciaga y las ropas negras, que rescató el negro como canvas para sus siluetas globo de 1950, las túnicas circa 1955 y el vestido sack de 1957 como al Victoria & Albert Museum de Londres; allí y bajo el nombre Shaping Fashion se hizo hincapié en los diseños de los últimos años de trabajo de Balenciaga- túnicas y abrigos cuyas morfologías resultan revolucionarias aún en el siglo veintiuno-.

El ágape se extendió a las salas del Museo Balenciaga situado en el País Vasco que sacó a relucir un centenar de trajes que Cristóbal diseño para la norteamericana Rachel Lambert Mellon, quien como documenta una fotografía de Henri Cartier Bresson, vistió blusas Balenciaga para trabajar en su jardín y también para diseñar una plantación de rosales de la Casa Blanca para obsequiar a sus amiga Jackie Kennedy.

Rachel Lambert Mellon, jardinera vestida de balenciaga (Henri Cartier Bresson)
Rachel Lambert Mellon, jardinera vestida de balenciaga (Henri Cartier Bresson)

El diseñador Charles James representa otra de las inspiraciones a la alta costura implícita en la trama. James nació en Inglaterra en 1906: estudió en la Harrow Boy's School, y allí estableció una amistad con el fotógrafo, escritor y vestuarista Cecil Beaton que se extendió durante toda su vida. En 1924 se marchó a Estados Unidos y lejos de seguir el mandato familiar que indicaba seguir estudios de Arquitectura, comenzó a diseñar sombreros.

De allí se trasladó a Nueva York, y cautivó con sus creaciones a la editora Diana Vreeland. En 1930, como Coco Chanel, pasó de los sombreros a la vestimenta. De inmediato devino modisto favorito de las mujeres de la alta sociedad de 1930 y 1940. Se refirió a sus diseños como esculturas y con ese criterio trazó el vestido paraguas, esculpido o sobre una estructura rígida de cinta grossgrain, el vestido Trébol de cuatro hojas provisto de ¡cuatro kilos de satén y terciopelo!

Charles James, por Cecil Beaton en 1936
Charles James, por Cecil Beaton en 1936

Si bien sus atuendos fueron elogiados por sus contemporáneos Christian Dior y Cristóbal Balenciaga (el primero destacó la "poesía de sus trajes", el segundo lo proclamó " el mejor modisto del mundo") los historiadores y los críticos de la moda no dieron preponderancia a su legado hasta 2014, el año en que Charles James fue homenajeado por el Costume Institute del Metropolitan Museum con la Muestra, Charles James Beyond Fashion.

La imagen que ofició de postal del estilo James y de la muestra fue una fotografía de Cecil Beaton, publicada a en la revista Vogue y que aludía a una sesión transcurrida en los interiores del anticuario de Nueva York French & Company. Allí, las modelos posaron con colosales vestidos de satén, terciopelo y tafeta en una paleta cromática que remixó el rosa claro con el marrón el naranja con el berenjena, remixes de azul y gris.

“Charles James’ Ball Gowns”, de Cecil Beaton, 1948
“Charles James’ Ball Gowns”, de Cecil Beaton, 1948

Su personalidad extravagante y ególatra se manifestó en la relación con sus clientas: en ocasiones cobraba dos veces por el mismo vestido, por regla general no entregaba los pedidos a tiempo – y tal como Reynolds Woodcock en el film- llegó a pedir a alguna clienta que le devolviera un traje. El listado de sus devotas admite a Babe Paley, Millicent Roger, quien ofició de mecenas y Mona von Bismarck- quien alternó sus trajes con los de Balenciaga-.

En 1954 se casó con Nancy Lee Gregory y luego de tener dos hijos, ideó una colección de ropa infantil que nunca prosperó. En 1961 se separó y en 1964 luego de la quiebra de su casa de modas se mudó a una habitación del Chelsea Hotel, donde vivió hasta 1978, cuando murió de neumonía. Si bien mantuvo relaciones en su mayoría con hombres-tuvo un romance con el diseñador Roy Halston-, en un documental que exhibió la muestra del Met, junto a decenas de dibujos eróticos de su creación, James advirtió: "No creo en la homosexualidad. Creo que hay gente sexual o no".

Hardy Amies
Hardy Amies

Una de las modistas que emergen en las escenas de costura de El hilo invisible se llama Joan Brown, tiene 71 años y en su juventud trabajó con el diseñador inglés Hardy Amies en su tienda de Saville Row, el barrio tradicional de sastrería de Londres que en 1960 comenzaron a frecuentar los mods en busca de trajes con jabot. Pero al atelier de sastrería Amies acudió la Princesa Isabel de Inglaterra, quien fue su clienta durante cuatro décadas y lo nombró su modisto oficial.En la actualidad Brown trabaja como voluntaria en el Departamento de Costura del Victoria&Albert Museum.

Hardy Amies, quien inicialmente diseñó ropa de hombre y luego democratizó la sastrería, desde su rol de modisto oficial de la Reina creó más de veinte trajes al año, en tonos sutiles y regidos por la máxima de estilo: "La ropa de día debe ser igual de adecuada para ir tanto a la estación de Salisbury como al bar del Ritz y desprender una elegancia que no asuste a los caballos". Así como supo adaptarse a la monarquía y los diversos escenarios también puedo reflejar la estética Space Age, más afín a las prédicas de los diseñadores André Courrèges ​ y Pierre Cardin, cuando en 1968, el director Stanley Kubrick le encargó el vestuario para su película 2001, una odisea del espacio.

Parte del trabajo de Sir Hardy Amies para “2001, una odisea en el espacio”
Parte del trabajo de Sir Hardy Amies para “2001, una odisea en el espacio”

Las sesiones de costura, el bullicio de las telas y la trastienda de las pruebas que transcurrieron en la filmación de El hilo invisible fueron documentados por la fotógrafa inglesa Laura Hynd por encargo de la coordinadora de vestuario del film y se compilaron en el libro The Women of Woodcock, publicado por August Editions y comercializado con la modalidad "pre order" desde la web de The Photographers Gallery.

“The Women of Woodcock”, de Laura Hynd
“The Women of Woodcock”, de Laura Hynd

La galería de imágenes que en sus páginas exhibe a Daniel Day Lewis con una corbata pajarita en color lila, las medias púrpura que asoman bajo su pantalón y el pelo cuidadosamente revuelto, junto a su musa y esposa, Alma, vestida con un traje aguamarina. En conjunto exalta la atmósfera imperante tanto en las casas de alta costura Cristóbal Balenciaga, Charles James o Hardy Amies.