Armas de grupos criminales fueron fundidas para hacer viviendas de interés social

La iniciativa público-privada se adelanta desde 2018 y con este material ya se ha construido cuatro viviendas en Boyacá

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Las armas fueron fundidas en la acería Gerdau Diaco, en Boyacá. Colprensa.
Las armas fueron fundidas en la acería Gerdau Diaco, en Boyacá. Colprensa.

El jueves 11 de enero de 2023, en una acería del municipio de Tuta (Boyacá), tuvo lugar una fundición de 28.991 armas incautadas y decomisadas durante operaciones de las Fuerzas Militares de Colombia. El metal obtenido tras destruir este armamento será utilizado para la construcción de viviendas de interés social.

Según el almirante José Joaquín Amézquita García, jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares, esta fundición cierra “un proceso de incautación y destrucción de armas que estaban en manos de actores ilegales que traían intranquilidad a veredas, calles y ciudades de Colombia. Hoy, con este proceso de fundición, le podemos decir a los colombianos que hay casi 29 mil armas menos en circulación”.

El material incautado incluía pistolas, revólveres, fusiles, carabinas, ametralladoras, subametralladoras, morteros y lanzacohetes, que alguna vez pertenecieron a grupos armados organizados o a la delincuencia común.

La fundición se hizo en el marco del proyecto social Transformando armas en esperanza, una alianza entre la fuerza pública y la siderúrgica Gerdau Diaco que surgió en 2018. El producto final es una serie de varillas de acero.

“Ustedes saben que las varillas de acero se usan para la construcción, pero no para cualquier tipo de construcción: parte de estas varillas van a ir a proyectos de vivienda de interés social y eso es lo que le da un carácter virtuoso a todo este ejercicio de incautación, destrucción y un destino final y provechoso de este material bélico”, anotó el almirante.

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Hasta el momento, la empresa ha entregado cuatro viviendas de interés social construidas con las fundiciones de estos armamentos, todas ubicadas en Boyacá: tres en el municipio de Sotaquirá y una más en Belén.

Monumentos de armas fundidas

Eliminar estas armas es una obligación del Estado. Según el artículo 100 del Decreto 2535 de 1993, el comando general de las Fuerzas Militares autoriza la destrucción de armas y municiones decomisadas que estén inservibles, en desuso y no puedan ser reconvertidas o utilizadas por la fuerza pública. Desde su vigencia han sido destruidas 646.684 armas y su metal se ha utilizado para construir obras civiles, viviendas de interés social y monumentos de memoria histórica.

Por ejemplo, parte del acuerdo de paz con la guerrilla de las Farc implicaba que las armas entregadas por ellos se convertirían en tres monumentos para la no repetición. Uno de ellos es Fragmentos, hecho por la artista Doris Salcedo y en el que fueron empleadas 37 toneladas de armamento para construir 1.300 placas metálicas de color negro opaco y unos tres centímetros de grosor, con una superficie irregular. La pieza de arte contemporáneo es exhibida por el Museo Nacional, aunque actualmente no recibe visitantes por adecuaciones locativas.

El segundo monumento es Kusikawsay, que está exhibido en la sede de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York. Es una canoa indígena que sale del suelo como si fuera un proyectil, y fue elaborada por el artista colombo-chileno Mario Opazo a partir de otras siete toneladas de armamento. La tercera obra debería estar instalada en La Habana (Cuba), donde se llevaron a cabo los acuerdos, pero no se llevó allá por las tensiones diplomáticas creadas en el gobierno de Iván Duque.

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