La toma del ELN que le permitió a Mogotes realizar su primera asamblea municipal constituyente

Un ‘juicio revolucionario’, un alcalde corrupto y una población que tenía herencia de la insurrección de los comuneros convirtieron al municipio santandereano en un ejemplo de paz

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El 11 de diciembre de 1997, el frente Efraín Pabón Pabón del ELN se tomó el pueblo de Mogotes, Santander, para hacer un 'juicio revolucionario' contra el alcalde por corrupción.
FOTO: Infobae (Jesús Avilés)
El 11 de diciembre de 1997, el frente Efraín Pabón Pabón del ELN se tomó el pueblo de Mogotes, Santander, para hacer un 'juicio revolucionario' contra el alcalde por corrupción. FOTO: Infobae (Jesús Avilés)

Al pueblo de Mogotes hay que reconocerle y agradecerle por su valentía, gallardía y coraje para liderar, junto con el Socorro, la revuelta que sembró el germen de la independencia del entonces virreinato de Nueva Granada sobre la corona española. Las absurdas cargas tributarias ordenadas desde España para solventar el gran gasto que se les fue encima pues Inglaterra les había declarado la guerra. Alguien debía llevar esa carga y decidieron que los colonos debían pagar hasta por el simple hecho de vivir. Pero no aguantaron y el 13 de marzo de 1781 fue proclamada la revolución de los Comuneros que se expandió por otras poblaciones vecinas hasta llegar a Santafé, hoy Bogotá.

Ese mismo municipio, que está a un poco más de dos horas desde San Gil en una carretera que hasta hace menos de dos décadas era intransitable, fue tomado por el ELN el 11 de diciembre de 1997. Ese jueves, llegaron por la vereda Los cauchos y, ya instalados, se dividieron en dos comandos: el primero estaba a cargo de los combates y el segundo, de asegurar sitios clave, como Telecom, que quedaba frente a la plaza municipal. Cerca de 150 guerrilleros atacaron primero la subestación de policía que apenas contaba con seis uniformados, de los cuales tres murieron.

Llegaron buscando al alcalde, Dorian Giovanny Rodríguez, y a su padre, Luis Alberto Rodríguez, que en repetidas ocasiones ostentó dicho cargo. Conservadores ambos, el hijo fue secuestrado mientras que su padre, fiel a la ley popular del sálvese quien pueda, logró escapar. Pusieron la bandera del ELN en el hasta del edificio de la alcaldía. Se tomaron la casa cural y por los altoparlantes invitaron a la población a salir.

Cuando los que vivían en el casco urbano se acercaron a la plaza (más de la mitad de la población vivía en las veredas, dependiendo económicamente de la actividad agrícola), escucharon decir a los insurgentes que llegaron al pueblo para cumplir con un ‘juicio revolucionario’ debido a la corrupción que se gestaba, justamente, desde la alcaldía. Buscaron por todas las tiendas al padre del mandatario, desde la Caja Agraria, la Cooperativa de servicios públicos de Mogotes y las oficinas de Telecom. Se llevaron material de guerra del cuartel de Policía. Después llegó el Ejército en helicópteros.

Del ‘juicio revolucionario’ a la ejemplarizante Asamblea Municipal Constituyente

La crisis generada por esta toma y la corrupción conocida entre los mogotanos por boca de los elenos produjo cambios sustanciales: la designación de William Pabón como alcalde encargado y el 20 del mismo mes se llevó a cabo una marcha “por la vida y la paz de Mogotes”. El proceso de asamblea nunca dejó de tener tinte religioso, pues desde la primera convocatoria estuvo metida la diócesis de Socorro y San Gil. Su primera intervención fue una carta en la que, además de estar de acuerdo con pedir la liberación de Rodríguez, también rechazaron la impunidad que abundaba sobre la corrupción en la administración municipal.

“(...) con la misma claridad y energía denunciamos y rechazamos la corrupción y malos manejos de algunos de los que han dirigido políticamente al Municipio desde hace largos años y que han utilizado su poder y el mandato que les ha dado la gente para permanecer en el poder malbaratando los dineros y los recursos del pueblo”, se leyó en la misiva cuyos apartes reposan en archivos del Centro Nacional de Memoria Histórica.

El 2 de febrero de 1998 se llevó a cabo la primera asamblea con una nutrida participación de actores sociales: docentes, integrantes de comunidades religiosas, funcionarios municipales, integrantes de varias juntas de acción comunal y un grupo designado por el obispo Leonardo Gómez Serna. La guerrilla, de manera paralela, convocaba a campesinos en las veredas para escuchar sus problemas y plantear soluciones.

Tras los llamados, Dorian Rodríguez fue liberado el 3 de abril de 1998 y reasumió sus funciones, pero los integrantes de la Asamblea Municipal Constituyente de Mogotes (AMCM) exigieron su renuncia ante las alertas por corrupción. Al mismo tiempo, le pidieron a la Procuraduría una investigación por su gestión en el cargo y posteriormente, realizaron una consulta popular para definir su continuidad como mandatario. 4880 personas votaron y de ellas 4474 estuvieron a favor de la renuncia de Rodríguez.

La asamblea no solo recogió la experiencia de la toma guerrillera, sino que desempolvó la lucha comunera de 1781. Con todo y eso, el Ejército irrumpió en esta diciendo que estaba influenciada por el ELN. Familiares de constituyentes fueron retenidos por agentes de la fuerza pública que se hicieron pasar por guerrilleros. A comienzos de 1999, el ELN volvió a hacer batidas en veredas, a lo cual la población pidió respeto al proceso de pacificación y le pidieron al Ejército no intervenir.

Pero en abril del 2000, en pleno parque principal, hombres en moto abordaron al subintendente de la Policía, Juan Carlos Cáceres, le quitaron su arma de dotación y lo mataron a tiros. El 20 de agosto del mismo año, el ELN asesinó al principal objetivo de la toma de 1997: Luis Alberto Rodríguez Vargas. El Frente Efraín Pabón Pabón se atribuyó el crimen, argumentando que fue un acto de “justicia revolucionaria” pues según ellos, el exalcalde de Mogotes tenía nexos con paramilitares de San Gil.

El 21 de noviembre de 1999, Mogotes ganó su primer y, de momento, único Premio Nacional de Paz por tomar las riendas de su destino, haciéndole frente a la lucha insurgente sin disparar una sola bala.

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