SAC a Gustavo Petro: las necesidades del sector agropecuario no dan espera

La seguridad alimentaria, la dotación de bienes públicos con sólidos compromisos presupuestales y la política rural de largo plazo con enfoque regional son temas urgentes para el campo colombiano

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Jorge Enrique Bedoya, presidente de la SAC
Jorge Enrique Bedoya, presidente de la SAC

Varias organizaciones productivas del país han saludado y felicitado a Gustavo Petro y Francia Márquez por haber sido elegidos presidente y vicepresidenta de Colombia en la segunda vuelta de elecciones presidenciales llevadas a cabo el domingo 19 de junio.

Uno de los pronunciamientos más esperados era el de la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, gremio golpeado por los altos costos de los insumos y los tratados de libre comercio, TLC.

Por eso, mediante de un comunicado de prensa, el gremio saludó a Petro y Márquez y, enseguida, los invitó al diálogo para lograr el entendimiento y consenso con los sectores de la producción y a trabajar desde ya, de manera conjunta, en el diseño e implementación de las políticas públicas que necesita el campo colombiano.

“Para la SAC, y sus afiliados, la planeación de las acciones que deberá desarrollar el nuevo gobierno a partir del 7 de agosto no dan espera. En tal sentido pone a disposición del presidente electo y su equipo el documento ‘Tres recetas para desarrollar por fin el campo colombiano’, que fueron construidas en conjunto con los 22 gremios de la producción afiliados y que hacen parte del documento ‘El campo le habla al próximo Presidente’'’, expresó la SAC.

Las recetas de las que habla la SAC son las siguientes:

- Seguridad alimentaria: debe ser un pilar de la estrategia de seguridad nacional y debe contar con el apoyo del Estado para habilitar y garantizar la producción rentable de alimentos y su acceso por parte de la población más vulnerable.

- Dotación de bienes públicos con sólidos compromisos presupuestales: será uno de los mayores dinamizadores del sector agropecuario y del empleo rural. Debe ser un compromiso del próximo gobierno para sacar del atraso al campo colombiano.

- Política rural de largo plazo y su articulación con la institucionalidad agropecuaria: garantizará la estabilidad de las inversiones públicas y privadas y su impacto en el mejoramiento de las condiciones de vida de los 11 millones de colombianos que habitan las zonas rurales. Su enfoque debe ser tanto sectorial como regional.

Para la SAC y sus afiliados, quien sea elegido Presidente de la República y los integrantes del próximo Congreso, se deben dedicar a diseñar y ejecutar políticas públicas que respondan a las necesidades de un sector que es estratégico para la seguridad nacional y que le ha cumplido a Colombia, garantizando la seguridad alimentaria en el marco de la pandemia, manteniendo el empleo y aportando a la estabilidad social en las zonas rurales de nuestro país.

Ante esto, el presidente de la SAC, Jorge Enrique Bedoya, dijo que el gremio tiene la necesidad de discutir con el presidente electo las iniciativas que hacen parte de su programa de gobierno para garantizar que las mismas tengan efectos positivos en el sector agropecuario y los consumidores, en aras de reducir la inequidad, fomentar la generación de empleo formal y mitigar el impacto de la inflación, particularmente en los colombianos más vulnerables.

“Petro tiene la oportunidad de unir a Colombia, de acabar con la polarización y, por supuesto, de gobernar no solamente por los más de 11 millones de colombianos que votaron por él, sino para también los que no lo hicieron‘’, agregó Bedoya al aseverar que es el momento del campo y por eso puso a disposición de Petro el documento con las propuestas para sacar adelante a la ruralidad del país.

Lo que ha dicho Petro sobre el campo colombiano:

Para Gustavo Petro el sector agropecuario es uno de los más importantes para impulsar la economía del país. Por eso, en su programa de gobierno propuso acabar con los latifundios improductivos para que Colombia entre a una verdadera era de paz. Para conseguir esto lo buscará una ‘‘democratización’’ bajo tres condiciones: generar trabajo y riqueza, espacio y crédito y saber.

Para esto, propuso una reforma agraria y acuaria para transformar el campo en clave productiva y de justicia social y ambiental en la que se le garantizará el derecho a la tierra para las familias rurales, la formalización de la propiedad y se evitará la expansión indiscriminada de la frontera agraria y la colonización de baldíos.

Además, se utilizará como herramienta estratégica un catastro multipropósito en aquellas subregiones estratégicas de Colombia con una potencia agrícola con el fin de activar la producción de sus terrenos, pagar los impuestos correspondientes, o en última instancia, venderlos al Estado para que este a su vez lo entregue a las comunidades rurales.

Con el mismo se desincentivará el latifundio improductivo en tierras fértiles, a través de impuestos, para orientar la distribución equitativa de la tierra.

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